¡Un millón!
Eva Lewitus [@] [www]
Con un gran GRACIAS con cariños a Roz.

No sé como la noticia ha podido propalarse tan rápidamente. Apenas unos días después de mis cumpleaños, recibí llamadas de todos mis amigos: ¡Eva te felicito! Y ahora, ¿qué vas hacer? ¿Un viaje alrededor del mundo? ¿No me podrías ´prestar' mil dólares para una inversión segura? Ay, mi carro es tan viejo, ¿no me quisieras apoyar en la compra de uno nuevo? Urgentemente necesito renovar mi casa, ahora que puedes, ¿no podrías colaborar?

Mi hijo me había invitado para visitarlos en su bella casa junto al lago, cerca de Boston. La motivación: mi cumpleaños.

En el pequeño pueblo de Hudson, el día 22 de Octubre se había vendido el boleto ganador de la lotería. Yo no creo en esta clase de suertes, y cuando mi hijo me regaló una 'suerte' envuelto en papel de regalo cumpleañero, me había sonreído, le había dado las gracias y había dejado sobre y contenido en la mesa de cocina donde estaba preparando un enorme mousse de lúcuma como postre para la noche, para la fiesta cumpleañera.

La lotería, con sede en Miami, es una que abarca todos los estados de USA. La noticia que se había vendido el boleto ganador de un millón de dólares, en Hudson, en el kiosco donde mi hijo siempre trataba su suerte, y justo el día de mi cumpleaños, se había escuchado por radio y por televisión y pasó de boca en boca de todos los invitados a la fiesta. Felizmente no cruzó los continentes y no llegó al Perú. Creo que me habrían llamado con cobro revertido pidiéndome el perdón de préstamos, la inversión en negocios sospechosos, donaciones dudosas,... cualquier cosa.

Cuando mi hijo organiza una fiesta, es una fiestaza. ¿Se imaginan la cantidad de invitados que habían venido?
Eva, tienes que haber ganado. Tu cupón se vendió en Hudson, la dirección es del Kiosco del Peruano que vende periódicos, revistas y boletos de la lotería. La fecha coincide. ¿Dónde está tu comprobante?
¿Dónde estará? Me recuerdo que lo había dejado en su sobre, en la mesa grande en la cocina, una cocina de sueños.
Buscamos en toda la cocina, aunque sabíamos que allí no podía estar más.
La basura pasa una vez por semana y en el garaje ya había seis bolsas enormes, herméticamente cerradas  de desperdicios diarios acumulados.
Por un millón de dolares, cualquiera busca y rebusca en seis bolsas de basura, ¿verdad?
Nos pusimos guantes de jebe y después de un rato máscaras de médico.
Felizmente no había escasez ni de uno ni del otro (mi hijo es médico).
¿Cuánto porcentaje recibirá él que encuentra el sobre? me preguntaron.  Con esta inmundicia  tendrás que pagarnos por lo menos diez por cientos.
¿Me lo creerán? En la sexta bolsa encontré el sobre, envuelto en su papel de regalo plastificado.
´¡No vale!´ se quejaron mis nietos. ´Mira, todos te hemos ayudado; hemos sufrido con esta mugre, nos tienes que dar parte del botín.' Prometí a todos parte del millón. ¡Un millón! Una cifra que sólo conozco con relación a nuestros queridos políticos peruanos.
El comprobante estaba entero, sin una mancha. ¡Qué viva la afluencia de los USA y sus lujosos envases laminados!
Podrías tomar el avión a Miami, cobrar el millón directamente allí, aparecer en todos los televisores, llegar a ser actriz de TV y ... yo te acompaño, me ofreció una de mis nietas.
Miré incrédula al cupón de la lotería. El comprobante terminaba con un 9, en vez de una 6.

 

 

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