Antes de hablar sobre cualquier tema relacionado con el mundo del jardín deberíamos de conocer  el contenido y la evolución de esta palabra    que se remonta al francés antiguo jart.  Un vocablo que designaba un huerto o un espacio diferenciado intencionadamente de un lugar de producción.

 El mismo vocablo  procede del fránquico gard que designaba un espacio cerrado o cercado y estos dos vocablos unidos son los que nos permiten sugerir que probablemente y en un principio el huerto era considerado un bien tan preciado que necesitaba de la protección  de una cerca o empalizada. 

Esta primitiva geometrización del espacio surge en un principio  de la propia observación corporal, y es que el hombre en actitud erecta determina una línea vertical  y otra horizontal si tiene sus brazos extendidos.

Esta intersección de rectas marca una cruz cuyo nexo común es el punto, que es representado geométricamente  por el circulo. Una figura geométrica cuyo principio y fin es inexistente. Una figura geométrica que en las culturas antiguas  se asocia a los dioses mas relevantes  cuya grandeza es ilimitada 

Este circulo es interpretado como el receptáculo de donde surgen las aguas primitivas, la fuente de la vida, aguas que transcurren  por los brazos  de la cruz transformándolos en canales o ríos.  Y son todas estas creencias las que añaden a este espacio artificial que es el huerto un carácter sagrado que lo convierte en un espacio, en donde se mezclan cultivos y cultos mágico-religiosos.  

Esta mezcla de sentidos y sensaciones es la que alimenta por igual el cuerpo y el espíritu del hombre  y cuando este intercambio se produce  al unísono es cuando empieza a perfilarse el jardín y queda establecido que su antecesor es el huerto.

Una vez establecidos los principios básicos del jardín pasaremos a comentar que informaciones pueden darnos datos, de cómo fueron los jardines egipcios  a lo largo de las dinastías.   

La costumbre de hacerse acompañar en su viaje al mas allá  de todas sus posesiones  hace que existan claros ejemplos de jardines o plantaciones aisladas representados en tumbas y templos, junto a objetos que pueden darnos gran información sobre sus elementos y características.  

Un ejemplo son las denominadas casas del alma, o maquetas arquitectónicas de barro, piedra etc. que reproducen con total exactitud la residencia de su propietario y que en el caso de Meketra (canciller  del faraón  Mentuhotep II) incorporaba su propio jardín, que contiene un estanque  rectangular  rodeado de siete sicomoros y un pabellón abierto al exterior en cuyo techo hay tres canales destinados a desaguar hacia el estanque la escasa agua de lluvia. 

Posteriormente y en época romana continúan empleándose técnicas para recoger el agua de lluvia y en el interior del patio peristilo de las viviendas nos encontramos con el Impluvium. 

Las pinturas halladas en las tumbas también serán otra fuente de información, de todas ellas, comentaremos el mural hallado en la tumba de Ineni en donde veremos reflejadas varias  de las características  y elementos que  forman parte del jardín egipcio. Aunque lo mas importante ahora es el inventario hallado  de todas sus plantaciones que eran entre otras las siguientes: 73 sicomoros, 31 árboles persea, 170 palmeras datileras, 120 palmeras Dum, 5 higueras, 2 árboles moringa, 12 viñas en emparrado, 5 granados, 16 algarrobos, 5 azufaifos, 1 palmera argum, 8 sauces, 10 taray, 5 especies de acacia y 2 mirtos. 

En otras pinturas es importante observar las escenas que transcurren en los espacios ajardinados, porque pueden darnos datos sobre  hipotéticas actividades que debían realizarse en estos inmensos espacios. 

Un ejemplo son  las pinturas de la tumba de Hatiay (Imperio Nuevo). Un personaje que se hizo representar sentado cómodamente mientras pescaba al borde de su estanque,  junto a su esposa  y  su lebrel.  

Otras escenas  nos muestran árboles repletos de frutos, a sus propietarios navegando en sus estanques, recolecciones de flores, elaboración de productos etc. ...un sin fin de imágenes que detallan las actividades que podían realizarse en estos jardines .

Pero también nos ofrecen imágenes  de ramos y coronas de flores tan detallados que podemos reconocer las especies utilizadas para su elaboración (Tumba de Najt, Imperio Nuevo). Unas  flores que por su frescor y tersura necesaria a la hora de elaborara ramos  y coronas seguramente crecieron  en jardines florales adyacentes a casas, templos y palacios. Y unas composiciones florales que hoy en día continuamos elaborando para los difuntos, depositándolas en sus tumbas el día de todos los santos y el día de su óbito. 

Las momias también forman parte de nuestro análisis inicial, ya que el polen de las flores depositado por los insectos en los restos vegetales  que rellenaban algunas de las cavidades torácicas, nos transmiten información sobre entornos vegetales  que pudieron formar parte  de posibles jardines dedicados, en este caso, a la obtención de esencias medicinales utilizadas durante los procesos de momificación. 

En cuanto a  los restos vegetales utilizados como materiales de relleno, muchos de ellos al pertenecer a especies no autóctonas, evidencian un importante  trafico comercial de maderas de árboles y arbustos  que no excluyen la posibilidad de que en algún momento se introdujeran ex profeso en sus jardines. 

Las excavaciones arqueológicas son las fuentes documentales mas verídicas, al ofrecernos evidencias de restos vegetales fosilizados, como por ejemplo: raíces de árboles que ornamentaron templos, palacios y tumbas  y que debido a su estratégica situación, en muchos casos pudieron ser el fiel reflejo de algunas deidades, como mas adelante veremos. 

Otro motivo de análisis exhaustivo serán los objetos hallados en el interior de las tumbas. Desde las coronas florales a partir de las cuales podemos deducir los meses del año en que se produjo el óbito, hasta todo tipo de rutas comerciales abiertas por los egipcios para la introducción de maderas nobles de árboles utilizados en piezas de mobiliario y que también pudieron importarse  vivos y en recipientes para realzar conjuntos arquitectónicos. Como por ejemplo el árbol del incienso o Boswellia thurifera  

La ultima fuente de información que citare serán los denominados papiros médicos, que describen enfermedades y remedios elaborados con toda clase  de elementos vegetales, como por ejemplo   cortezas, frutos y semillas de arboles. Unas descripciones que inconscientemente nos indican la existencia de espacios ajardinados que por su utilidad podríamos denominar como medicinales. 

Una tipología de jardín que perdurara a lo largo del tiempo y que en la Edad Media, podemos ver perfectamente  instaurados en los claustros de los monasterios. 

Al hablar de jardines también debemos de estudiar y aprender a relacionar la naturaleza asociada a la  agricultura    y al hombre, ya que de esta asociación  surge la sabiduría a partir de la cual se forjan y unen  varios de los elementos que luego pasan a formar parte fundamental de los jardines, como por ejemplo el agua, que lo hace a través de los sistemas de riego  y los árboles y plantas   que crecían espontáneamente y que pasan al jardín a través de su utilidad.

 

De todos es sabido  que para transportar el agua  destinada a sus estanques y el agua destinada al riego de sus plantaciones, los egipcios construyeron canales y zanjas a lo largo de todo el territorio. Esta agua era extraída a mano en grandes cuencos por obreros y posteriormente depositada al pie de cada plantación.

A partir del Imperio Nuevo y quizás procedente de Mesopotamia se introduce, el Shaduf, posteriormente  en la época    Ptolomaica la saquia o noria de tracción animal y el denominado tornillo de Arquímedes.

 

Pero ¿porqué es importante la agricultura a la hora  de establecer unas bases que nos permitan deducir como eran los jardines egipcios?. La agricultura es importante porque  la esencia de los jardines surge del estudio del espacio y combina los elementos que la naturaleza impone  con los que el hombre necesita  y es esta asociación la que dará  lugar a los denominados jardines productivos que incorporan especies vegetales destinadas a autoabastecer a sus propietarios.  

Por ello no seria de extrañar que en sus jardines se cultivaran entre otras especies: melones, sandias, rábanos, cebollas, ajos, apios, lentejas, garbanzos, guisantes etc. 

Agricultura, jardín y religión siempre estarán unidos  entre sí en la cultura Egipcia. Y la  religión será  la encargada de transformar en su conjunto este inmenso vergel que fue en su día Egipto en un jardín mitológico. Transformando estos inmensos espacios  agrícolas en jardines terrenales. Y es que tan solo a través de la muerte se establece un dialogo entre el difunto y el jardín a partir de la necesidad  de renacer en un mundo nuevo en el que se refleje su felicidad perdida. 

Este mundo construido mentalmente a imagen y semejanza del terrenal es donde deseaban residir eternamente al considerarlo en vida su particular visión del Paraíso, pues al producir y proporcionar globalmente todos los bienes materiales y espirituales imprescindibles en su día a día   no les era necesario buscar ni idear  un lugar mejor. 

Su Paraíso fueron los Campos de Iaru con sus canales, lagos e inmensos campos de cultivo en donde crecían todos los productos  que Egipto pudiera necesitar. Una reproducción exacta  de las imágenes refrescantes que ofrecían las tierras del Norte. 

En todas las culturas antiguas  al hablar de jardines es necesario hablar de dioses y mitos y es que en la antigüedad el reino  vegetal y el animal  fueron objeto de un culto particular.  El hombre al depender  exclusivamente para su nutrición y vestimenta  de toda clase de especies vegetales y animales crea un vinculo indisociable  entre ambos reinos. Y no es de extrañar  que el hombre para hallar una explicación a cuanto escapa a su conocimiento  y comprensión  atribuya primero a algún poder oculto y luego a diversas divinidades  las virtudes de los árboles y plantas. 

La importancia que adquiere el reino vegetal en Egipto puede verse reflejada de forma relevante en la aparición de la diosa árbol. Una imagen femenina  coronada en un principio por un sicomoro  y que en sus brazos portaba los alimentos y  la bebida al difunto. Con el tiempo  esta alegoría del jardín, pasa  a ser representada como una simbiosis entre el árbol y el cuerpo femenino  y sus ramas y troncos se fusionan  con brazos y pechos. Una imagen femenina y funeraria  que se asociara  con las diosas Nut, Hathor, Isis, Neftis, Neit, Maat y Amentit  diosas que  a veces con sus dones simbolizaran el reino vegetal  del que forma parte indiscutible el jardín. 

Y en muchas imágenes podemos observar junto a la diosa árbol, a los difuntos oliendo una flor de loto, y es que la belleza de la flor simbolizaba la plenitud de la vida y su aroma que debían de inhalar, el poder vital necesario para su regeneración espiritual y física.  

Es importante  saber de donde procede el carácter mágico, divino y celestial que adquieren  en muchos casos los árboles en Egipto, porque estos árboles entraran a formar parte de jardines específicos. Los árboles a través de sus raíces tronco y copa comunicaban los tres mundos  el inferior o infernal, el central o terrestre y el superior o celeste y su carácter mágico, divino y celestial proviene de su capacidad de regeneración anual. Los árboles caducos pierden sus hojas en otoño y las renuevan en primavera. Este ciclo vegetativo evocaba  continuamente la muerte y la resurrección, el triunfo de la vida sobre las fuerzas inertes del suelo y  su longevidad se asociaba con la eternidad y la inmortalidad y sus frutos con el alimento eterno.  

Como hemos podido observar los árboles eran fuente de vida, por ello y según los nomos muchas especies fueron consideradas sagradas y se asociaron a algunos dioses, surgiendo los denominados jardines sagrados. 

Esta conexión  entre dioses y naturaleza puede verse perfectamente expresada en la mitología egipcia  a través del dios Osiris  ya que en el se mezclan dos fenómenos el de la vida después de la muerte, pero también   el de las fuerzas del suelo que permiten a quien este enterrado renacer, trátese de semillas o de cadáveres. Una creencia que podemos ver  perfectamente representada  en los denominados Osiris vegetantes que al germinar  simbolizaban  el renacimiento del dios  y la fertilidad recuperada del país. 

Los Osiris vegetantes  eran unos marcos de madera  con un fondo de tela gruesa con la forma de este dios que se rellenaban de una mezcla  de trigo y arena. Durante unos días se regaban con regularidad y una vez que el cereal había germinado  se dejada secar y se envolvía el conjunto  en un lienzo.  De este modo se confiaba en estimular la resurrección del difunto  de la misma manera que lo hacia el grano. 

 La asociación que hay entre árboles y dioses, reino vegetal y religión procede de la observación y utilización de todos los recursos  y de las particularidades especificas de algunos de los árboles, arbustos y plantas que había en sus tierras. Un ejemplo fue el sauce un árbol que crece cerca del agua y que estuvo conectado con el mito osiriaco,  debido a la extraordinaria capacidad de revegetar  que tienen sus ramas al plantarse. Este carácter hidrófilo, de captación de agua, fue el que lo asoció  con la inundación  y por consecuencia con la idea de regeneración y continuidad a través de las aguas primigenias. 

A la diosa Hathor se la llamó soberana de la palmera datilera, y junto a la diosa Nut se las represento ofreciendo comida y bebida  desde lo alto de su copa. 

La copa de la palmera de forma esférica y radial  junto a la esbeltez de su tronco, también   fue considerada un lugar de manifestación del dios solar Re  

Las espesuras de papiros estuvieron relacionadas con la diosa Hathor al simbolizar el lugar de gestación de toda criatura en proceso de cambio y como símbolo del mundo y de la vida surgida de las aguas primordiales, se  representaron en los capiteles de las  columnas.  

El denominado Persea (Mimusops laurifolius)  fue también el representante terrenal del árbol de los cielos, ya que el cielo para ellos fue un enorme árbol que sombreaba la tierra  y las estrellas y los dioses eran los frutos y las hojas, Este árbol celestial desaparecía por la mañana  cuando el sol surgía de entre su follaje y reaparecía por la tarde para esconderlo entre sus ramas. De esta forma fue como los 365 días del año adquirieron el protagonismo de los árboles y dos simbolizaron sus momentos más cruciales el día y la noche. 

De entre los mitos hay uno que cuenta como una flor de loto nació de las aguas primigenias y de ella emergió un niño Nefertem. Este dios que iluminaba el mundo con su presencia fue identificado con el sol y ambos con el loto. 

Los egipcios  observaron y encontraron inexplicable y misterioso  el hecho que estas flores emergieran del agua al salir el sol   y se hundieran en ellas cuando este se ponía.   De esta  observación sacaron la conclusión de que existía un lazo profundo entre la estrella matutina y el loto y de aquí surge la costumbre de coronar con estas flores la estatua de Osiris cuya resurrección simbolizaba el sol del amanecer. 

La vid  fue todo un símbolo y en un mito se cuenta como Isis quedo encinta por probar la uva y dio lugar a Horus.  Y en otro mito se relata como Anubis recupera la caja que contenía el ojo de Horus arrancado por Set durante una  encarnizada lucha. Esta caja enterrada en una colina fue visitada por Isis y se transformo en una hermosa viña. Desde entonces el vino se asocio con las lágrimas vertidas por la diosa Isis y a la uva con la pupila del ojo de Horus. 

El dios Min simbolizó la unión entre el hombre y la mujer y su itifálica imagen se asoció con la lechuga salvaje. Una planta  de la que se extraía un jugo lechoso parecido al semen  cuyos poderes afrodisíacos según sus creencias aumentaban la potencia sexual.  Por ello fue el dios de la fertilidad  animal y su representación vegetal fue la lechuga, que aparece representada en algunos templos. 

Al dios Tot  se le relacionó con la palmera Dum, una especie  que crecía en zonas áridas  y que daba frutos dulces. Pero también se la asoció con Min, al personificar la fecundidad y su unión con las cosechas.  Una unión que surge al observar como esta palmera se propaga de forma natural, ya que un solo pie masculino es capaz de polinizar diez o mas pies femeninos, de los que obtener mas alimento.  Pero también  y desde el punto de vista reproductivo su fruto es asociado con los genitales masculinos y por lo tanto con la imagen de fecundidad y abundancia. 

Y entre otros muchos más  dioses a  Jeribakef  se lo asoció con el árbol moringa una especie que crecía en terrenos secos pero que era capaz de dar frutos  de los que se extraía un aceite incoloro de sabor dulce. Un aceite que tenia la capacidad de no volverse rancio. Un aceite que tuvo gran importancia durante los embalsamamientos ya que actuaba uniendo los miembros,  juntando los huesos  y ensamblando la carne de los difuntos, evitando  de forma simbólica su descomposición corporal y psíquica  

Después de esta ligera introducción que ya nos ha aportado numerosos datos  sobre los jardines intentaremos desglosar las características y los elementos que unidos dieron lugar  a específicos espacios ajardinados. 

En todas las culturas el jardín es  fruto del medio físico y la mente humana a través de estas particularidades  geográficas, unidas a ideologías específicas,  es la que proyecta y elabora el jardín. En Egipto estas características  son  la horizontalidad del terreno, la geometrizacion del espacio, la utilidad del conjunto y el orden y el ritmo en las plantaciones. 

La horizontalidad del jardín es fruto de la orografía del país ya que Egipto es una llanura que prácticamente carece de relieves.

La geometrización del espacio  podríamos considerarla  como una  consecuencia de la necesidad de trazar canales y estanques para contener las aguas de las crecidas del Nilo. Unos canales que subdividen constantemente los espacios en otros menores.  Y es esta geometrización la que hace que el jardín egipcio sea un espacio compartimentado que albergara distintos cultivos con   sus correspondientes estanques. 

La utilidad del conjunto es muy importante. Un jardín productivo es igualmente bello pero además proporciona alimento a sus propietarios. Los estanques en realidad son contenedores de agua  para el uso domestico, para el riego de las plantaciones, para la cría de peces y aves y para que en ellos crezcan plantas acuáticas  como lotos y papiros que también proporcionaban alimento. No olvidemos las albercas árabes que cumplen una función parecida. 

Y finalmente tenemos el orden y el ritmo de las plantaciones,  que se disponen en hileras rigurosamente ordenadas y en ellas se alternan combinaciones de árboles  de distinto tamaño. Esta ley de alternancias repercute en un aumento de la productividad  y se aprovecha mejor el espacio, el agua vertida y la luz, que penetra por distintos estratos disminuyendo su intensidad lo que favorece el crecimiento de especies más sensibles. Así podemos encontrar en algunos jardines un primer estrato de palmeras datileras, un segundo de higueras o palmeras Dum, un tercero de arbustos como por ejemplo  granados y el ultimo  con toda clase de vegetales. Una tipología de jardines que en la actualidad podemos ver frecuentemente en muchos países islámicos.  

Estas cuatro características que definen el jardín egipcio, son las que nos permitirán que los elementos que comentaremos a continuación, entren en armonía, creando jardines específicos según su proporción.  

El elemento mas importante de todos es el agua, que fue reverenciada como un elemento sagrado y tuvo una representación muy importante en la mitología  y por lo tanto, un uso sagrado  en templos y palacios 

Hapi fue su dios de las inundaciones al que agradecían la abundancia de sus cosechas. Pero el poder del agua también podemos verlo reflejado en las creencias mas antiguas, a través de Nun,  las aguas primigenias  de donde emergió  el primer trozo de materia sólida dando lugar al principio de la creación ya que en sus aguas  se encontraba el germen de la vida. 

Esta concepción es la que explica la presencia en todos los templos de un lago sagrado que alimentado por Nun se utilizaba para actos religiosos, como por ejemplo los paseos en barca de algunos dioses. Pero el agua sin perder este carácter religioso también pasa a ser un elemento decorativo en otro tipo de jardines por el que navegar, cazar y pescar. 

Los primeros elementos arquitectónicos que hubieron en los jardines,   fueron haces de juncos  atados por sus extremidades y revocados con barro que los hacia rígidos y estables y sus extremos superiores estaban decorados por penachos de flores. 

Y es este primitivo interés por la naturaleza que era la que les proporcionaba todos sus bienes materiales, el que hizo que a su arquitectura se incorporaran elementos vegetales que se transformaron en columnas que sostuvieron templetes, pajareras  capillas etc., con capiteles en forma de loto “lotiformes”, papiro, “papiriformes” o  de palmera “palmiformes”. 

Unas formas vegetales que también estuvieron asociados con dioses, recordemos que a  los lotos se les asocio con el dios Nefertem, los papiros con Hathor, la palmera datilera con Hathor y Nut y a través de sus formas circulares con  el dios sol Re. De todas maneras los elementos  arquitectónicos que hay están supeditados siempre al jardín  y no son protagonistas  con sus formas de estos espacios. En Egipto no existen los jardines arquitectónicos como  por ejemplo los jardines colgantes de Babilonia, construidos  por Nabucodonosor II para su esposa Semíramis que sentía añoranza de sus tierras montañosas. Unos jardines que fueron realizados sobre terrazas artificiales. 

Pero la incorporación del mundo vegetal a la arquitectura continua en posteriores culturas, hasta llegar a la actualidad y en la Roma clásica y de entre los órdenes Dórico, Jónico y Coríntio, el Corintio es una fiel reproducción de las hojas de la planta Acantus mollis. Y el último exponente de esta increíble fusión que ya surge en época  egipcia es el movimiento modernista y su máximo exponente Gaudi, un arquitecto que constantemente se inspiró en el reino vegetal para realizar complejas estructuras. 

Las especies vegetales son el tercer elemento del jardín.  El jardín egipcio es un jardín productivo, por ello encontraremos especies vegetales que por insignificantes que sean para nosotros aportaban a los egipcios diversos beneficios. 

Pero antes de empezar a describir algunas especies comentaremos cual era su técnica de plantación.

Debido a las condiciones de  aridez del terreno  que era básicamente arena, los árboles debían de plantarse en fosas mas o menos profundas según la   especie, el lugar y la capa freática del suelo. Estas fosas que podían llegar  a ser  de hasta 10 m, se llenaban con Limo que el Nilo dejaba durante las inundaciones, mezclándose algunas veces con arena para aligerar su textura. 

Sin embargo las plantas más pequeñas y debido a su debilidad, solían colocarse dentro de jarras o tinajas de barro  que se hundían en el terreno.   Esta técnica permitía  conservar durante más tiempo la humedad relativa de  las plantas. Con el tiempo y debido al empuje que ejercían las raíces, las plantas  rompían el receptáculo y arraigaban  directamente en el terreno. Y los trozos de barro seguían asegurando la humedad después del riego. Un riego que solía efectuarse en la base de los árboles que eran protegidos por muretes de tierra para retener las aguas.

En cuanto a las especies vegetales que había en sus jardines, los árboles frutales fueron  de gran importancia  y hay que destacar de entre muchos a la palmera datilera. Un árbol que poseía los pies en el agua y la cabeza en el fuego, ya que su copa soporta perfectamente la intensa luz solar y el calor tórrido proyectando a cambio una agradable semisombra. De la palmera datilera se decía que tenía una utilidad para cada día del año ya que proporcionaba materiales para la construcción, fibras vegetales para tejer, leña,  frutos  alcohol etc. 

En un tiempo a Egipto se la conoció como “tierra de sicomoros”,  un árbol parecido a la higuera de frutos comestibles, pero que había que rasgar para que maduraran en condiciones.

Otros frutales fueron la higuera común,  la palmera dum con frutos de dulce sabor a jengibre, los manzanos  considerados un lujo debido al árido clima, la ciruela egipcia o sebesten  con la que elaboraban dulces y que fermentaban para obtener licor,  el granado  que aparece  representado en  la sala de las fiestas jubilares del templo de Amon-re en Karnak, la vid que crecía en emparrado y que proporcionaba sombra  y vino de excelente calidad, el olivo del que obtenían aceite, la Balanites aegyptiaca, el ricino etc.  

Como veremos a continuación  estos frutales y árboles no fueron los únicos plantados en sus jardines. Y es que debido a la carencia de buenas maderas que había en  Egipto se estableció  desde un principio un activo comercio con Biblo, actual Líbano,  para importar madera de Cedro (Cedrus Libani), de otros países importaron  ciprés, boj, encinas, abetos, ébano, algarrobos, acacias, el árbol de la canela, el árbol del incienso y entre otros  el árbol de la mirra, procedente del país de Opone o Punt  y un sin fin de maderas que no excluyen la posibilidad de que fueran importados en  recipientes los árboles jóvenes para  su posterior aclimatación y plantación en algunos jardines. Algo que hacemos en la actualidad  continuamente en nuestras ciudades y jardines particulares, pero que ya se hacía miles de años atrás. 

Evidencias de estas plantaciones existen y la mas  documentada quizás sea la expedición que mando la reina Hatsepsut al país de Opone del que trajo numerosos árboles de mirra que ornamentaron su templo de los millones de años. 

De entre las especies vegetales que pudieron formar parte de sus jardines y de las que hay evidencias en textos, pinturas, relieves, imágenes gráficas o escritas y que nos ayudan a certificar su existencia nombraremos  el aloe vera,  La albahaca, La mejorana, El aciano, El cálamo aromático, El malvavisco, La aristolochia,  El ajenjo, La menta, El anís, La  pimienta, La asafétida, La regaliz, La ruda, El tomillo, El alazor o falso azafrán, El índigo, La Henna y de entre muchas más, vamos a nombrar una serie de plantas que por sus características crean una tipología única de jardín al que denominaremos como psicotrópico, ya que existen evidencias pictóricas que las sitúan en un mismo espacio. 

Un espacio en el que aparecen la Mandrágora, que contiene un alcaloide denominado atropina, la adormidera o papaver somniferum de la que se obtiene morfina o opio, los lotos  que poseen alcaloides que mezclados con alcohol son considerados como poderosos agentes alucinógenos y el aciano, utilizado en los sahumerios y de efectos diuréticos. De entre las que hay evidencias escritas pero no pictóricas nombraremos el Solanum nigrum variedad villosum de bayas tóxicas, el orobale o Wittania somnífera,  la Cannabis sativa o cáñamo y entre otros la lechuga  o Lactuca virosa de efectos ya comentados. Toda una serie de plantas  con principios activos tóxicos que en un principio eran utilizados para comunicarse con sus dioses a partir de trances místicos. Y es que cabe la posibilidad de que estos principios tóxicos también fueran utilizados para otros fines digamos mas crueles, con lo cual deberíamos de denominar a estos subjardines como huertos ponzoñosos. Y es que las leyendas hablan de famosos huertos venenosos como por ejemplo el de Mitrídates VI, rey del Ponto, o el de Atalo III, rey de Pérgamo, que practicaba con los condenados a muerte toda clase de brebajes. 

En el uso de plantas alucinógenas procedentes en su mayoría de la naturaleza y que posteriormente pasan a formar parte de jardines psicotrópicos esta seguramente la base de toda religión. Los ENTEÓGENOS, neologismo que significa (EN), dentro de mi, (TEO), dios y (GENO), deviene, son sustancias que diluyen  el yo, expanden la conciencia y la conectan con otra dimensión, sustancias que guían al individuo hacia otra realidad llena de espíritus y dioses. Y son estos individuos que actúan  de intermediarios entre ambos mundos los que al imponer sus creencias, crean la religión.  

Es por esto que el conocimiento de toda clase de plantas y sustancias derivadas de sus principios activos es tan importante en todas las culturas, al ser el elemento fundamental, de toda clase de ritos iniciáticos.  

La vegetación es refugio de fauna y la fauna en los jardines egipcios juega un papel muy importante. Las causas que han inducido al hombre a  albergar y a alimentar cerca de él a animales cautivos han sido  muy diversas, aunque la principal seguramente fue  el temor y el respeto  del hombre primitivo  hacia  ellos.

 

Un temor y un respeto que lentamente se convierte en veneración  y  que mas tarde pasa a ser objeto de culto, ya que consideraban a ciertos animales  poseedores de una fuerza entre  temible y beneficiosa  que actuaba como  puente entre el hombre y la divinidad.  Y es a través de esta filosofía como los animales llegaron a ser auténticas encarnaciones divinas, y por ello formaron parte indiscutible de los  jardines de templos y palacios.

 

Su importancia llegó a ser tal que  dieron lugar a la creación de espacios específicos, con hábitats específicos. Unos espacios que hoy día podríamos considerar como auténticos zoológicos sagrados ya que albergaron en ciertos momentos a una gran diversidad de especies asociadas a dioses como por ejemplo la gacela identificada con la diosa Isis, los babuinos con Tot, el cocodrilo con Sobek, el hipopótamo con Tueris, los gatos con la diosa Bastis, la garza identificada con el fénix de los griegos y asociada a Atum, Re y Osiris, los Ibis identificados con Tot, el pez elefante o Mormyrus kannume, adorado en Oxirrinco, la rana que era sagrada debido a la metamorfosis que experimenta  y entre otros muchos mas, el escarabajo pelotero asociado a Jepri.

 

En un principio  la fauna  existente en los jardines estuvo asociada a las necesidades domésticas y consistía en ocas, gansos, patos  y mucho mas tarde gallos y gallinas. Aunque la necesidad de retener a animales se amplia a  otras especies autóctonas y salvajes como por ejemplo leones, hienas, leopardos y guepardos.  

Esta  particular idea de retener animales salvajes se amplia durante la XVIII dinastía y se producen intercambios entre países que  quedan documentados en numerosos escritos o en imágenes gráficas en donde observamos a osos traídos desde  Siria, elefantes, jirafas etc. Toda una serie de animales albergados en espacios concretos para ser admirados, unos espacios que hoy en día podríamos considerar como los precursores  de nuestros actuales parques zoológicos, porqué en estos espacios se exponían diferentes especies de animales con notorias particularidades zoológicas y peculiares géneros de vida. 

 

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