Al revés
Pedro Glup [@] [www]

Su sangre salpicó sábanas, paredes y el sillón verde.
Bang, bang.
Jamás había visto una pistola tan cerca, tan negra.
El amante estaba inclinado sobre la cama, con un calcetín en la mano.
De pronto se abrió la puerta y entró un hombre vestido de uniforme.
Y ella – no, no te he hablado de nadie, solo nos hemos amado.
No me habías hablado de ningún Juan – dijo con voz queda.
El comenzó a vestirse y su mirada quedó desnuda.
A las siete de la mañana, ella dijo – apresúrate, pronto volverá Juan.
Se amaron sin prisa, con hambre, sin pudor, inauguraron la vida.
Él la siguió por una escalera negra y triste, larga, hacia el cielo.
Juntaron unas palabras, apenas dos dedos, miedo, deseo.
Ella le miró desde detrás de una mesa y el mundo amanecía.

 

 

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