Entre los muchos mitos sin sentido que nuestra sociedad construye podemos incluir el de esta mujer llamada en el mundo artístico MATA HARI. Nos parece fuera de lugar el crear aureas sobre personas individuales tras algo tan catastrófico como fue la Primera Guerra Mundial que regó de sangre toda Europa. En efecto, en un periodo de cuatro años, cuatro meses y catorce días quedaron en el camino ocho millones quinientas treinta y ocho mil trescientas quince personas, la mayoría actores involuntarios del gran teatro decadente del llamado mundo civilizado, a razón de más de cinco mil trescientas cincuenta personas diarias.

       De nombre Margarita van Zelle nace esta mujer un siete de agosto de mil ochocientos setenta y seis en Holanda, hija de un industrial fabricante de sombreros, que no debería ser muy bueno ya que cuando Margarita tenía trece años quiebra, hecho este a tener en cuenta en una sociedad donde todo hombre que se precie debía ir cubierto. Como ocurre, casi siempre en estos casos, la ruina no siempre viene sola y sus padres deciden separarse y a los dos años muere su madre, hechos estos que desde mi punto de vista marcan para siempre a esta mujer.

     A los diecinueve años conoce a su primer marido, veinte años mayor que ella, por medio de un periódico en el que él solicita esposa. Rudolf Macleod, que así se llamaba el flamante esposo, oficial del ejército holandés es destinado al poco tiempo de casarse, y ya con una hija del matrimonio, a las Indias Orientales, donde ella toma por primera, y creemos que por última vez, contacto con la cultura de ese continente.

     De su estancia en las Indias Orientales sólo se sabe que tuvo otro hijo que murió de forma un tanto extraña, posiblemente envenenado, hecho este que no hemos podido constatar.

     A su vuelta a Holanda el matrimonio Macleod se deshace como consecuencia del alcoholismo que padece el marido y abandona a su hija para marchar a París donde tras ciertos fracasos se inserta en una sociedad snobista haciéndose pasar por  oriental, y es aquí donde comienza verdaderamente su historia y el mito por el que todos la conocemos.

     Mujer sin pudor para aquella época pronto consigue introducirse en todos los ámbitos artísticos de una Europa que agoniza ahogada en cambios sociales consecuencia de la industrialización.

     Sus espectáculos de baile son aclamados por todos, siendo la musa de la oligarquía, hecho este que supo explotar a su conveniencia y del que sacó provecho.    

     Fue amante de personas importantes en la época y estuvieron presentes en su cama hombres que fueron enemigos y que intentaron utilizarla en provecho de su país.

     Al declararse la Gran Guerra los países neutrales eran el gran nido del espionaje y España, por su imparcialidad, era el lugar donde se urdían casi todas las acciones de la inteligencia y fue precisamente en este país donde se fraguó el desenlace que todos conocemos.

     Antes debemos recapitular hasta llegar a su detención y posterior fusilamiento.

     Al comienzo de las hostilidades nuestra protagonista tenía treinta y ocho años, edad ya avanzada para el espectáculo, era el comienzo del declive de su estrella pero todavía rutilante aunque sólo fuera por su pasado de esplendor. Estaba justo en la edad en la que una actriz que vivía de su físico podía ser utilizada aprovechando ese vacío que deja el pasar de ser una 'diosa' a alguien en el olvido.

     Enamorada de un oficial ruso mucho más joven que ella, como queriendo mantener esa juventud que perdía, fue captada por el servicio de espionaje alemán, fue entonces cuando se entrevistó con el miembro del servicio de espionaje y contraespionaje francés, comandante Ladoux, en agosto de 1.916 para proponerle que podría obtener secretos del alto mando alemán a favor de Francia. Ladoux, hombre inteligente, desconfió de ella desde el primer momento pero siguió el juego que le proponía. El plan era entrar en Alemania pasando por España en un doble juego.

     El 9 de octubre llega a Madrid y se hospeda en el hotel Palace, allí se pone en contacto con el coronel francés, agregado militar de la embajada, Danvignes al que intenta seducir. También se pone en contacto con el Mayor Von Kalle de la embajada alemana y es entonces cuando empieza a intrigar con sus informe a ambos contendientes. Algo que ella no sabía, ni los alemanes, es que el gobierno de Francia conocía las claves para descifrar los mensajes alemanes y en ellos se hablaba de que un espía cuyo nombre en clave era H. 21 irá en breve a París. El servicio de contraespinaje sospechaba que H. 21 no era otra que Mata Hari, sólo quedaba esperar.

     El primero que da la pista es el Senador catalán Emilio Junoy, amigo de la bailarina, que sabía por ella que estaba esperando una carta para ir a París para vender su apartamento y pasar unos días con su novio. Desde este momento la historia se complica y se nos hace confusa, sabemos que el senador Junoy estaba enamorado de ella y que le propone irse a Barcelona a vivir con el según sus memorias, para lo cual transcribimos una cita: "Mata Hari estaba decidida a venir conmigo. Un día le dije: Hoy me marcho; ¿viene Vd.?. Eran las doce la la mañana. Mata Hari me contestó: Estoy esperando un telegrama de París; según lo que me diga, iré o no iré con Vd.. A la hora del almuerzo le diré a Vd. sí o no"

     A las dos de esa tarde Mata Hari recibió un telegrama firmado por su novio en el que le decía que saliese de inmediato para París, como es de suponer ese telegrama era falso y la esperaban en la frontera para hacerla prisionera.

     Hasta aquí todo parece tener una lógica, ¿pero Mata Hari fue descubierta por el descifrado de los mensajes?, suponemos que no, es difícil asociar un número clave con una persona, sobre todo porque España en aquella época era un nido de espías, entonces entramos en otra suposición que si puede tener la pieza que concluya este rompecabezas.

     Se comentó tras su ajusticiamiento que el escritor y marido de Raquel Meller, Enrique Gómez Carrillo, se hizo amigo de la bailarina, Mata Hari, de acuerdo con el ya mencionado, y casi olvidado, Ladoux, ya sea por simpatía francófona o por motivos sentimentales, e incluso se especuló que fue la misma Raquel Meller la que en un arranque de celos la denunció.

     Lo cierto es que esta mujer fue victima de su tiempo y de las ambiciones humanas. Cuentan los que la vieron antes de su ajusticiamiento que había envejecido hasta parecer una mujer mucho mayor de lo que era.

     Fue fusilada en otoño del año 1.917, en concreto el 15 de octubre, solicitando que no le vendaran los ojos, como anécdota diremos que del pelotón compuesto por 12 expertos tiradores sólo 4 acertaron en el blanco y una sola bala le atravesó el corazón.

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