viernes, abril 30, 2004 :::
Fuente: Las Provincias
Fecha: 30-4-04
Autor: Paco Moreno
La media de jardines del nuevo Plan General será la mitad que en las ciudades europeas
Los nuevos barrios en Francia e Inglaterra llegan a 15 metros cuadrados por habitante
El profesor José Francisco Ballester Olmos, experto en paisajismo y jardines, pidió ayer una ordenanza de árboles monumentales al hilo de la revisión del Plan General para proteger ejemplares centenarios. Acerca de la media de zonas verdes por vecinos que se pretende, dijo que todavía se estará a la mitad de los nuevos barrios europeos.
Valencia
La anunciada homologación del Plan General de Ordenación Urbana y el aumento de las zonas verdes, donde se quiere llegar a los siete metros de media por habitante, movió ayer al profesor de la Politécnica José Francisco Ballester Olmos, autor de varios libros y estudios sobre los jardines de la ciudad, a comparar esta cifra con los nuevos barrios que se están construyendo en las zonas de expansión de otras ciudades europeas, como Francia e Inglaterra.
Dijo que los siete metros cuadrados todavía “estarán muy lejos de tasas europeas, donde se llega a quince metros cuadrados por habitante”. Mencionó que el punto de partida de Valencia debe ser de diez metros cuadrados. Ahora se está en 4,6 metros cuadrados de jardines.
El equipo de gobierno ya ha encargado los trabajos previos para la homologación. El más importante y que todavía no ha sido adjudicado es un informe de impacto ambiental, que dirá el suelo protegido que puede convertirse en urbanizable, para construir viviendas, servicios públicos y nuevos parques.
Ballester Olmos comentó que una asignatura pendiente es la elaboración de una ordenanza de árboles monumentales, para proteger de una vez estos ejemplares, únicos en muchos casos, que perviven en la ciudad.
En la actualidad y según el profesor, el mantenimiento de este arbolado depende de la voluntad del Ayuntamiento. Un informe técnico, por ejemplo, determina “si un árbol monumental debe trasplantarse o talarse, cuando debía estar regido por una norma superior, como puede ser unas ordenanzas”.
Matizó que las estadísticas pueden esconder una “mala distribución de las zonas verdes. No tienen nada que ver los veinte metros por habitante que hay en Pla del Real con el uno y pico de Torrefiel”.
Por esto, reclamó que se pongan en marcha “medidas correctoras al homologar el Plan General; la tasa no lo dice todo y además de los grandes jardines hay que favorecer la construcción de pequeños parques en los barrios de la ciudad”.
::: Noticia generada a las 10:44 PM
domingo, abril 25, 2004 :::
Fuente: El País
Fecha: 25-4-04
Autor: Alfredo Argilés
El botánico
Comunidad Valenciana
El siglo XIX impulsó el conocimiento de la naturaleza, pero a la vez que promovió exploradores y aventureros decidió acercar para los menos arriesgados o con menores posibilidades económicas un muestrario de la misma a sus pies, potenciando los parques zoológicos que existían desde la antigüedad.
Ahora, la sociedad bienpensante ha sido obligada por todos los ecologismos y las etologías a tomar conciencia de los derechos de los animales, lo cual ha dado como resultado la crítica a los parques zoológicos, por lo que significan de condena para sus habitantes al desvincularlos de su entorno y compañía, condenándolos a vivir en un foso lejano a la naturaleza que los vio nacer.
A la vez que al zoológico habilitó a su amigo natural, que es el parque botánico, en el se reúnen todas las virtudes que para el estudioso tuvieron los zoos, unido a que su geografía destila un silencio que enmudece a las fieras, y con el impagable añadido de que las plantas se encuentran cómodamente instaladas -entre las de su familia, si los directores del parque tienen frescos los conocimientos que al respecto debieron adquirir en sus lugares de formación- y alimentadas, por lo que no hay ecologista capaz de amargarnos el paseo que entre ellas desarrollamos con malévolos apuntes sobre la desgracia de haber nacido Phoenix dactylifera y residir en l'Hort de Tramoieres en vez de en un exótico oasis tunecino.
De entre estos parques mantiene una singular virtud -pese a algunos intentos de desestabilización ocurridos en los últimos años- el de Valencia, que nacido como jardín de plantas medicinales en 1567, se ha mantenido, agrandado y cualificado en estos siglos, convirtiéndose en modélico en algunas secciones. Los árboles, bicentenarios muchos de ellos, y las palmeras, con una de las mejores colecciones de Europa, nos esperan arropadas por la arquitectura modernista de su estufa tropical o del umbráculo de Arturo Mélida.
Asombra a la vista de las maravillas allí contenidas, de la paz que se respira y de lo cómodo de su ubicación en la ciudad, la ínfima cantidad de visitantes que lo recorren todos los días.
Sin duda se debe a que ante la imposibilidad de mantener a las fieras dentro de los parques zoológicos -por el que dirán de la protectora de animales- los responsables culturales han pensado que era mejor potenciar otro tipo de parque, donde protagonistas y visitantes tuviesen acomodo y satisfacción, y decidieron financiar los llamados temáticos. Ya que está demostrado que es mas coherente imitar los giros que hacía el tigre en su cubil con una noria mecánica que no paseando alrededor del invernadero del botánico.
::: Noticia generada a las 2:04 PM
