CRÍTICA

    He tenido la suerte de desarrollar mi vida muy próxima al arte, he conocido a muchos pintores y todos hablaban de D. Miguel Pérez Aguilera con reverencia, de hecho tres artistas que han expuesto en nuestra Revista, Antonio Angulo, Isabel Francés y Emilio Díaz Cantelar, han sido alumnos suyos y fue el último de los enunciados anteriormente el que me habló de hacerle una exposición aquí. Desde ese momento quise mantenerme al margen de toda influencia que había tenido hasta ese momento, quise olvidar las referencias de mi padre, licenciado en Bellas Artes, de todas las exposiciones que había visto, de la espiral que hasta ese momento me habían llevado hacia este artista y procurar mantenerme imparcial. No lo conocía en persona, por lo menos conscientemente, ya que es vecino mío, vive a unos escasos 200 mts. de mi piso y lo había visto, tanto a él como a su mujer, muchas veces.

    Es importante lo que cuento ya que no se podría entender lo que digo sin este preámbulo. La concepción que tenía antes de hablar con él era de que me iba a encontrar ante 'una serie de figuras, petimetres, pequeñas figuras, pero muy figuras, figurones enormes' como el define a la sociedad sevillana de sus comienzos en esta capital o ante una persona que por su edad se cree de vuelta de todo y nada estaba más lejos de lo imaginado. D. Miguel, porque se merece por derecho propio ese 'don', es un hombre joven, más joven que muchas personas que conozco de mi entorno y que no llegan a los 30 años, es sencillo, agradable, muy agradable en el trato, es la persona con imán que nos hace sentir pequeños por la grandeza que tiene dentro y el profesor idílico al hablar, la persona que hace enmudecer al resto porque lleva un gran bagaje que mostrar, cuando leí la síntesis de sus entrevistas y conversaciones, de la cual creo que haré muchas referencias en esta crítica, no pude menos que sonreír al leer 'una chepa grandísima, con la acumulada por unas circunstancias familiares y de todo tipo' al asimilarla con la mochila invisible que todos los humanos llevamos por las experiencias adquiridas en la vida, hay quien la lleva casi vacía y quien, como en este caso, la lleva a reventar.

    Ahora no me avergüenza reconocer que cuando estuve en su estudio me sentí como profanadora de un templo y que las manos y las piernas me temblaron por la emoción, lo digo al leer 'lo primero que hice al llegar a la Escuela de Bellas Artes fue arrodillarme, soy muy apasionado y encontrarme ante aquel edificio me emocionó', es lo mismo que sentí al verme rodeado de tantos cuadros que había visto en exposiciones, a tantas conversaciones sobre esta persona cuando aún no la conocía personalmente.

    En Internet es difícil conocer a un artista en profundidad ya que por el medio que nos movemos es imposible poner un cuadro en grande, al tamaño ideal para ver sus pinceladas, la pureza de los colores, por eso me he permitido el dividir su cuadro Fortuna, de gran formato en la realidad, en nueve trozos para que pueda ser observado en detalle, presione con el botón izquierdo de su ratón sobre el recuadro que desee ver a un tamaño aceptable para apreciar la pureza de las pinceladas.

   Es difícil criticar a alguien que ya es inmortal, a quien ya pertenece a otro mundo muy lejano al de las personas vulgares, es como  'pavonearse' y no me veo capacitada, es como hacer en estos momentos una crítica de Van Gogh por alguien tan desconocida como yo, me veo ridícula.

    He buscado paralelismos en su pintura y es difícil encontrarla, en realidad  jamás creí en nombres para definir un estilo, expresionismo es una palabra como otra cualquiera, en realidad debería haber puesto Aguilerismo ya que sólo D. Miguel pinta como él lo hace, no imita, genera un estilo distinto, propio, sin influencias o con millones de ellas, en realidad no somos los humanos como un caleidoscopio de nuestro entorno?.

PARALELISMOS.-

    Ernesto Guillermo Nay y Asger Jorn por ser expresionistas y por aplicar de forma tan pura los colores son los que más pueden asemejarse con D. Miguel, el primero de ellos alemán, 1.902-?, seguidor de Pablo Klee y perteneciente al grupo Bauhaus y que vemos una muestra de su pintura llamada Florecimiento y Asger Jorn, 1.914-?,   integrante del grupo Cobra pese a ser un abstracto tiene una gran carga expresionista en su pintura y un paralelismo en las manchas y el color.

    La luz que sabe plasmar D. Miguel no está en los pintores que hemos presentado pero si la esencia del sentido de un lenguaje pictórico que descubre el objeto, la naturaleza, en su mágico y fabuloso hacerse más que en su aspecto realizado.

    Hemos encontrado otro paralelismo curioso, esta vez en el dibujo de un cuadro, en realidad son varios los pintados bajo el mismo tema, Condicionado, Intento de cuadriculación,..., donde hemos hecho una traslación de otro de José Albers titulado Estudio y que sólo tiene lo anecdótico de la casualidad pero que merece la pena ver.

SU PINTURA.-

   Dejemos a D. Miguel hablar, gran conversador, sobre su pintura: ' A pesar de la idea de no figuración el cuadro se deja llevar, a veces muchas contexturas son casi figurativas.

Hay una ordenación muy pulcra en el sentido del volumen, tampoco he renunciado ni a la luz ni a la forma. La figuración está en mi, no la escondo, y en el contexto de pincelada suelta se puede apreciar una forma, un retrato, pero retrato-retrato no, porque incluye cierta capacidad de aproximación al retrato. Mi pintura viene evolucionada desde la no figuración, no quiero hablar de abstracción, evito la reproducción inmediata de un objeto y llego a una abstracción que puede ser una noche bellísima con luna al fondo o la pared de enfrente llena de luz o un Monet o Watteau o la naturaleza en esa disposición que viene dándose periódicamente cada instante que cambia totalmente los colores o tu propia imaginación que también hace ordenar una serie de tonos sobre una superficie. En Homenaje a Picasso hay una referencia a la botella de anís cubista. En Sinfonía 40 hay poco relacionado con Mozart, sólo que lo oigo durante varios días y me propongo que de la observación se deduzca que aquello es Mozart, quizás hay algo que no nos explicamos, pero está allí porque ha venido de manera fortuita y cada pincelada se ha imbuido de notas musicales.

    En Homenaje a Lumiere hay una especie de superficie que cae, son como flechas, a la derecha otras formas centrales con significación como de película o movimiento y una forma central. En el de Chistian Barnard hay una palpitación, unas entonaciones que están muy cerca de ese proceso de cambiar la vida de un hombre, cambiarle el corazón, y existen rojos, naranjas, negros y algunas disposiciones podríamos decir religiosas, una especie de cruz no muy señalada, casi un puzzle, una división en cuatro partes.

   Curiosamente y cuando ya tenía en mente hacer su presentación en Internet estuve una tarde viendo una exposición suya en una sala de arte detenidamente, al observar sus cuadros se veían formas de retrato, en concreto, el primero que me di cuenta, era un cuadro donde predominaba una tonalidad roja y había una mujer como tendida en una posición de laxitud, he de confesar que este descubrimiento me impresionó hasta tal punto que volví a repetir mi visita para cerciorarme y descubrir nuevas cosas, más tarde cuando estuve en su estudio D. Miguel me habló de los retratos que se esconden en sus cuadros, del simbolismo de su pintura, me limité a oírlo, no quería hablarle de mi descubrimiento por miedo a parecer presuntuosa o errar,... cuando salí de allí estaba aún más convencida de que este era mi pintor, el que sabía transmitir sin palabras algo tan dificil como un sentimiento, una sensibilidad exquisita, la oportunidad de mi vida e irrepetible de conocer a un ser distinto y que sabe, como en su conversación, ser el maestro en el arte y en los sentimientos.

Con todo mi reconocimiento a D. Miguel Pérez Aguilera y a mi amigo y profesor del colegio Emilio Díaz Cantelar que me lo presentó.

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