La herencia de la Sra. Lowars
Jordi Tobella [@] [www]

- Claro, cariño. Seguro que podemos pasar un buen fin de semana en ella. No te dejes impresionar por su aspecto. Estas cosas chocan siempre, a primera vista.

Él no las tenia todas consigo pero quedarse en la puerta y volver sobre sus pasos hasta Nueva Niza, cogiendo una habitación en un hotel no entraba en sus planes económicos y menos con la compañía despilfarradora de Grace. Así que se armó de valor y empujó la puerta de la casa decidido a entrar. Pero esta no se movió ni un ápice. Permaneció cerrada a cal y canto. Más sorpresas, pensó Jaques.

- Esta atrancada. Ayúdame a empujar, Grace.- y los dos empujaron la maciza puerta. Pero ésta no se movió. Después de algunos esfuerzos y de búsqueda infructuosa del lector de pulgar, Jaques observó una prominiscencia de metal que salía de un agujero de la puerta. Le pareció lo suficientemente extraña como para empezar a manipularla y al poco se dio cuenta de que ésta giraba. Siguió girándola hasta dar la vuelta completa y se oyó como un ruido de mecanismos. La puerta se entreabrió ella sola, para extrañeza de Jaques y su amiga.

- Parece que mi pariente era rara en muchos sentidos. ¿No crees, Grace?.

Grace no contestó y se limitó a resguardarse a su espalda mientras entraban en la casa. La entrada conducía a una amplia sala, con varias puertas de parecida manufactura que la exterior y al fondo partía una escalera hacía el piso superior.

- Ordenador. - Dijo Jaques y esperó unos segundos.- Parece que no reconoce mi voz el ordenador casero.- ¡ Luces.! Pero la oscuridad seguía siendo notoria. -Ventanas.- Y Jaques esperó el cumplimiento de la orden pero nada indicaba que se fueran a abrir. - Debe haber algún problema con el generador de energía. ¿ Que tal si lo buscamos.?- A Grace no le hacía mucha gracia moverse por el interior de la casa casi a oscuras así que optó por quedarse donde estaba.

- Ve tú. Ya me avisaras cuando lo hagas funcionar. Jaques que se esperaba esa respuesta empezó a mirar por las habitaciones anexas a la sala. Por suerte estas puertas se abrían sin mecanismos extraños. En la primera habitación no había mucho que ver. Una pequeña mesita redonda tapada con lo que parecía un mantel antiguo y algunos cuadros antiguos en las paredes. Intentó apartar las cortinas para abrir la ventana pero desistió cuando la nube de polvo que desprendieron éstas al moverse le hizo estornudar. Pasó a otro habitación y ésta le pareció mucho más interesante, teniendo en cuenta que buscaba el generador de la casa. Las paredes estaban cubiertas de baldosas blancas que alternaban motivos florales a intervalos regulares. Jaques no podía definir cual era la utilidad de la habitación observando los enseres. Una pared estaba enteramente cubierta de un mostrador con diferentes aparatos empotrados y alternados, cubriendo la superficie restante con una piedra que a él le daba la impresión que era mármol. Al curiosear por los aparatos observó que uno de ellos tenia el nombre de Liebher y recordó los datos leídos con anterioridad. - Claro. esto es el famoso frigorífico. Así que en esta habitación tía Clarens hacía sus pinitos de Biología.- Jaques comprendió su desconocimiento de los aparatos al relacionar las supuestas aficiones de su tía con el aspecto de la habitación.

- Bueno, es el sitio ideal para encontrar un generador. - se dijo a sí mismo. Pero por mucho que busco no encontró nada que se le pareciera remotamente.

Al final decidió ir mirando aparato por aparato, a ver si daba con el. Pero por mucho que miró no lo encontró. En ese momento entraba Grace en la habitación.

- ¿ Que es todo esto, Jaques ?. - le dijo mirando alrededor. - Es donde mi pariente practicaba su hobby o su trabajo. No lo sé. Pero ahí hay un frigorífico así que supongo que en ese aparato guardaría muestras de su trabajo. El otro equipamiento no lo se definir. Aun que yo de Biología, no tengo ni idea.

- ¿ Qué es un frigorífico, Jaques?.

- Es un aparato que enfría las cosas que pones dentro. Muestras de productos y experimentos. Lo recuerdo porque en mis tiempos de estudiante, una de las asignaturas optatorias que cogí en el Instituto era Historia de la Ciencia.

- Que tontería. ¿ Y para que querrían enfriar algo con una maquina tan grande?. ¿Porque no lo colocaban en un estático?.

- Bueno. Solo te sabría decir que no tenían campos estáticos.

Grace hizo un esfuerzo en imaginarse una vida sin campos estáticos pero se olvidó pronto del tema. Jaques quería tomarle el pelo. ¿ Como iban a vivir sin estáticos?. Imposible. Jaques observó de nuevo el frigorífico y vio una especie de asa adosada a la puerta y decidió tirar de ella. La puerta se abrió y se encendió una luz en el interior. El sobresalto de la luz no fue nada comparado con lo que encontraron dentro. En una de las estanterías interiores del frigorífico, lo que parecía un cadáver de un pequeño animal rezumaba gusanos por todas partes. La impresión fue tan fuerte que Grace tardó unos segundos en recordar el reflejo del vómito. Jaques no corrió mejor suerte. Se apartaron bruscamente del aparato y comenzaron a volcar el contenido del desayuno por el inmaculado suelo de la extraña habitación. Tardaron unos minutos en reponerse. Cuando lo hicieron, Jaques cerró de un golpe la puerta del frigorífico.

- Que asco. ¿ Jaques?. ¿ Que era eso?. - pero él no podía contestarle ya que estaba tan sorprendido como ella. Fuera lo que fuera, llevaba mucho tiempo ahí.

- Jaques, necesito agua. Tengo la boca....

Jaques búscame el reproductor. !Ahora.¡ Él también necesitaba limpiarse la boca y de paso beber, para quitarse el amargante gusto de la vomitona. Pero el reproductor de alimentos no estaba a la vista. Y se preguntaba donde estaría. Pero sin generador no serviría de nada. De pronto recordó la luz del frigorífico. - La energía de la casa esta conectada, Grace. La luz de ese aparato no ha salido de la nada. No entiendo porque no se encienden las luces.

- !!Luces¡¡- gritó con todas sus fuerzas la chica, pero la semi-oscuridad seguía reinando en la casa.

- Debe haber un fallo en el ordenador.- dijo Jaques- Eso explicaría la omisión de nuestras ordenes y la presencia de ese animal en el aparato.- y recordó que no era un sólo animal el que pululaba por el interior del frigorífico. Y volvió a vomitar.

-Busca el reproductor, por favor. - y en la voz de Grace se notaba un tono de súplica nunca oído por él. Pero no fue capaz de ironizar sobre la situación, ni siquiera mentalmente..

Un mero repaso a los aparatos de la habitación le indicó que el reproductor tampoco estaba ahí. Así que empezó un recorrido por la vivienda buscando desesperadamente algo que se parecía a un reproductor. Multitud de habitaciones, la mayoría de ellas con una anticuada cama ocupándolas como mueble primordial. Después de buscar y buscar por el piso superior e inferior, Jaques decidió bajar al sótano, que por suerte estaba iluminado por unos tragaluces que daban al exterior y la luz del sol se filtraba sin problemas por ellos. Nada más bajar enseguida se percató de unas lucecitas que brillaban en una de las paredes.

- Por fin. El generador.- Lo examinó por encima pero no conseguía identificar el tipo y modelo. En esos momentos Grace empezó a bajar la escalera, envalentonada por la presencia de Jaques.

- Grace. Ven aquí. He encontrado el generador.

- Pues qué bien. Se supone que debías buscar el reproductor. ¿No?.

- Algo es algo, dijo un calvo.- Jaques se fijó en una máquina empotrada al lado del generador y en la etiqueta metálica que mostraba.

- Mira esto, querida. " Reproductor molecular General Electric ". No me suena el modelo. No he visto nunca uno igual.

- Eso no tiene pinta de ser un reproductor, Jaques.

- Pues eso pone.- Él se fijó en una plaquita anexa a la principal y la recitó en voz alta. - "Ajustado por G. Matin el 3/12/67. Homologación ISOPL 3500. Producto: Propano"

- Jaques, estamos en el 34. El aparato no puede ser del siglo pasado.

- Si, cariño. Tiene casi setenta años el aparato.- Parecía como si una pequeña luz destellara en su superficie y pasó la mano apartando el polvo acumulado y en efecto, una tenue luz parpadeaba aleatoriamente. Jaques dedujo que el aparato estaba funcionando.

- Jaques, quiero agua.- y el apremio de su voz era imperioso.

-Cariño, si eres capaz de sacar una sola gota de este trasto, te regalaré un anillo con incrustaciones de brillantes naturales.

- Tú me prometiste un fin de semana agradable y de momento todo es un desastre. Más te vale que me encuentres un poco de agua en la maldita casa de tu tía si es que quieres volver a verme.

- Bueno, volvamos al piso superior. Quizá allí encontremos el reproductor de alimentos. Aquí abajo no parece el sitio apropiado para un aparato así.

Jaques y su acompañante salieron del sótano y volvieron a la anterior habitación evitando cruzar su vista con la presencia del frigorífico y sus habitantes ocasionales. Volvió a repasar los aparatos de la habitación, buscando alguno que a pesar de no parecerlo pudiera ser un reproductor. El aparato que ocupaba el centro del mostrador y sobre el que parecía recaer toda la importancia de la distribución tenía algunos grandes botones en la parte frontal y unas extrañas protuberancias metálicas, de forma redonda en la parte superior. Jaques optó por manipular los botones a ver que pasaba pero no ocurrió nada. Debía estar estropeado, se dijo a si mismo, o bien no le llegaba energía. El aparato permanecía mudo así que siguió con el repaso. Ahí mismo había un hilera de cajones y los abrió. Uno de ellos estaba destinado a guardar cubiertos. Al menos eso lo conocía. ¿ Pero que hacían los cubiertos guardados en el laboratorio o lo que fuera esa dependencia. Otro cajón esta repleto de pequeños instrumentos que no fue capaz de catalogar. El cajón inferior estaba lleno de trapos y harapos sin ninguna utilidad aparente.

- ¿ Qué es ese olor, Jaques.?- le dijo Grace frunciendo la nariz. Él cayó en la cuenta de un olor dulzón el cual no había olido todavía.

-No lo sé, cariño. No se de donde sale. Mentalmente rechazó la idea de que el olor fuera debido al cadáver del frigorífico.

No era un olor agresivo aunque si era penetrante. La chica se inclinó sobre el aparato de botones grandes, observándolo. Vio un pequeño botón de color rojo en la parte superior y lo pulsó. Al instante una llama azulada e irregular le alcanzó la cara y el pelo, quemándoselo. Grace cayó hacía atrás, aturdida. La llama no llego a quemar su piel pero sus pestañas, cejas y el flequillo habían notado el efecto de la llama. Cuando se recupero de la sorpresa, empezó a gritar mostrando un histerismo que Jaques no era capaz de amortiguar. Más de cinco minutos estuvo Jaques intentando calmarla.

- ¿ Qué ha sido eso, Jaques?.- dijo, con voz trémula, cuando fue capaz de articular alguna palabra.

- No tengo ni idea, cariño. Pero no vuelvas a manipular ningún aparato. ¿ Vale?.

- Por mucho que se esforzaba, Jaques no podía imaginar porque había salido esa llama del aparato ni como lo había hecho Grace para provocarla y ella no estaba para hacerle preguntas.

- Jaques, quiero irme de aquí. Ahora.- él no fue capaz de negarse aunque ello implicara pasar la noche en un hotel, a los precios de Nueva Niza.

- Claro, cariño. Ahora llamó a un taxi.- Jaques usó el comunicador portátil de su reloj para hacer venir a un taxi. Mañana, podría venir él solo para acabar de repasar la casa y hacer sus cálculos sobre la posible venta. Era evidente que la casa no estaba en condiciones de ser habitada.

- Me pregunto si realmente tía Clarens vivía aquí o si solo formaba parte de su patrimonio.- se dijo a si mismo. Al poco llegó el taxi y los dos se desplazaron a un hotel del centro. Cuando se levantaron por la mañana, Grace se calzó un gorrito de última moda para tapar el percance de su pelo y decidió ir a tomar el sol a la playa mientras Jaques daba una última ojeada a la finca. Cuando llegó a ella, la imagen que se le mostraba era como la del día anterior aunque sus pensamientos respecto a como aprovecharla habían cambiado y ello le confería un visión diferente del aspecto de la finca. Jaques recorrió todo el perímetro de la casa, rodeándola por el descuidado jardín. De hecho, tenia varias posibilidades de aprovechamiento esta casa. Desde rehabilitarla para venderla o bien usarla para montar cualquier negocio de cara al turismo acomodado de Nueva Niza aunque eso requeriría una inversión que él no podía sostener, o bien venderla tal cual, con un precio más bajo, a cualquier excéntrico rico. También estaba la posibilidad de desguazarla y vender la madera que la formaba. Jaques pensó que sacaría mucho más dinero de esta manera. Tendría que ponerse en serio a calcular cuantos metros cúbicos de madera antigua podían salir ahí y de que tipos. Bueno, eso lo haría otro día, con más tiempo. Ahora entraría en la casa para repasarla de arriba a abajo. Hoy venía preparado con una excelente linterna para poder escudriñar todos los rincones de la casa. A lo mejor, incluso encontraría algo de valor que se les hubiera pasado por alto. Jaques entró en la casa y encendió la linterna. - Vaya. Huele mucho más que ayer.- pensó al notar ese olor dulzón que él y Grace notaron el día anterior. Incluso se percató de un cierto mareo al respirar esa atmósfera cargante.

El haz luminoso enfocó hacía la escalera y pensó que el día anterior no había repasado el piso superior demasiado, así que se decidió a subir. Ya arriba, empezó la búsqueda por la habitación que tenía más a mano. Esta era un dormitorio, con cortinas y cuadros en las paredes y la vieja cama que ya vio antes. Abrió los cajones de la cómoda, pero en su interior solo parecía haber ropas de diversos tipos. Y en el armario ropero no encontró nada que pudiera ser interesante desde su punto de vista. Jaques pensó en que sería mejor volver a la casa con un técnico en sistemas domésticos y arreglar el ordenador casero para poder encender la iluminación de la casa.

- Sí. Eso será lo mejor. Con esta linterna no puedo hacerme una idea general del contenido. Y un especialista en arte, no me ira mal tampoco.- se dijo a si mismo, observando los cuadros de la habitación. Jaques bajó al piso inferior y se dirigió al supuesto laboratorio. Meditaba sobre como podía sacar el cadáver de aquel animal y sus anfitriones del frigorífico sin vomitar su desayuno. En un cierto momento, el haz de luz de la linterna enfocó una cosa blanca que había pegada en la pared del laboratorio. Parecía un conmutador, aunque a Jaques le extrañó lo pequeño que era y su situación alejado del tinglado de aparatos de la habitación y pegado a la puerta. Sin pensarlo dos veces, lo activó. Unas antiguas bombillas adosadas al techo empezaron a brillar, pero Jaques no tuvo tiempo de sorprenderse ya que al momento, una chispa provocada por los contactos de los antiguos portalámparas encendió la bolsa de gas que se había empezado a acumular en el edificio cuando, el día anterior, él manipuló los mandos del extraño aparato llamado "cocina" y la explosión consiguiente destruyó la casa y todo su contenido.

*******

Quizás si Jaques no hubiera tenido tantas prisas por salir de fin de semana hubiera recibido el paquete que le preparó tía Clarens antes de morir. Quizás así, hubiera leído las notas que cuidadosamente le preparó su tía con respecto al uso de la casa, de sus electrodomésticos y funcionamiento. Ella sabía que un hombre normal de este siglo no conocería los aparatos que ella usaba en su rutina diaria. En parte, porque cuarenta años atrás, cuando murió su marido dejándole una pequeña fortuna, se la gastó casi toda en moldear una casa según sus gustos. Y sus gustos eran muy antiguos. Ella quería vivir como vivían antes las personas, sin tantos ordenadores ni automatismos. Su idea de libertad pasaba por renunciar al control de las máquinas sobre cualquier aspecto de su vida. Por todos esos motivos, se rodeaba de antigüedades y vivía apegada al pasado. Por eso, fue muy cuidadosa explicándole, en las notas, la utilidad y uso de todos los electrodomésticos y sistemas de la casa. Porque sabía que eran desconocidos en este siglo. Ahora, entre las llamas y las ruinas de la casa, se podía intuir el zumbido del comunicador de Jaques, con la carcasa de plástico medio fundida y pegada a la piel de la muñeca de su cadáver. Seguramente era Grace, que quería darle prisa, puesto que la hora de comer se acercaba. Y que si no estaba en el hotel a la hora, se iría a comer sola sin esperarlo. Aunque probablemente encontraría un acompañante fácilmente. Pero también podría estar llamándole el pasante de la oficina notarial, que quería comunicarle la insistencia que tuvo la finada en que él se leyera las notas manuscritas que le preparó la Sra. Lowars.

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