Primer viaje en estado de magma primordial al país de los vampiros anoréxicos
Casimiro de Catiplynia [@] [www]

Este es el relato de mi primer viaje en estado de magma primordial, en busca de los vampiros anoréxicos en el que Yo, Casimiro de Cataplynia, hasta ahora un hombre corriente, me había embarcado navegando por el espacio en busca de los vampiros anoréxicos para intentar sanarles, en un complejo y ambicioso acto humanitario con deseos de gloria y prestigio.

Recorrí un farfullón de kilómetros, para atender un sorprendente caso de anorexia que afectaba a los vampiros de una lejana constelación, pasando Andrómeda, a la derecha.
Es de sobra conocido que estos desplazamientos siderales se hacen en forma de "magma primordial", es decir como manifestación insustancial de la sustancia, aunque algunos creen que es la sustanciación de la mismísima insustancialidad.
La transportación molecular en estado de magma primordial, produce en el viajero la sensación de ir sentado en un butacón de primera clase ligeramente ingrávido tras los primeros sorbos de un whisky en una aerolínea selecta.

Para los que no hayan tenido la experiencia, les diré que es como estar encerrados en un armario sin ventanas durante años.
Es cierto que los armarios no tienen ventanas y parece ocioso mentarlo, salvo por la intención de remarcar este aspecto, que por otra parte parece ocioso precisamente porque es mentado.
Es decir que por si mismo, este dato no es ocioso.

Si los vampiros sufren anorexia dejan de morder y beberse la sangre de las gentes. Entonces, ¿están enfermos? ¿o es que han sanado de otra enfermedad mas grave, el vampirismo?.

Casimiro de Transilvania, mi abuelo, fue un próspero criador de cerdos, a quien debe la humanidad la primera descripción de los vampiros anoréxicos y las razonadas consideraciones que dejo escritas y ahora transcribo:

" Al dejar de beber sangre aquejados de esta extraña manía", decía mi abuelo, "enflaquecen mas de lo que su propia constitución ya de por si cadavérica, meritorio marchamo de su condición diabólica les exige, llegando a trastocarse en un autentico desmedro de su potencial vampiresco y reproductivo."

Y concluye: "Así del cuidadoso mantenimiento que hagan de esta enfermedad los psicoterapeutas que los atiendan puede resultar de un gran beneficio a la humanidad llegando a procurar la extinción o moderación de los Dráculas."
Sorprendente reflexión, adelantada a su tiempo, en la cual se considera la salud del individuo y las imbricaciones con el entorno en el cual se halla inserto.

Durante toda mi vida he luchado denodadamente contra el eccema, la ironía, el escepticismo, la cirrosis y la melancolía. Solo Dios de los Ateos ha sabido escuchar pacientemente mis interminables diatribas contra la existencia. Nunca me ha respondido nada, pero en su silencio se esboza el tenue gesto de una meditabunda comprensión que se diluye en el incierto espacio de la reciprocidad.
Lo llevé en mi viaje como compañero de aventuras, por esa ambigua potestad de los dioses de infundir claridad o confusión simplemente con la mirada esperando resolver los grandes enigmas de la existencia y por si se estropeaba el rayo transportador de magma primordial ya que en la soledad de los rincones del universo no sería fácil encontrar ayuda.

Inicie el viaje atenazado por innumerables preguntas sin respuestas que hervían dentro de mi cabeza.
¿Quienes somos?, ¿Hacia donde vamos?. ¿Subirá el precio de la gasolina?. ¿Hay vida en Marte?. ¿Sabrán los marcianos que hay vida en la tierra y prefieren ignorarnos?. ¿Que fue primero, el huevo o la gallina? ¿Y en todo caso, si hubo alguien allí para poder contarlo, desea hacerlo?. ¿Si giras a la derecha, te acercas o te alejas de la izquierda?. ¿Las respuestas ponen fin a las preguntas, o por el contrario son las preguntas la finalidad ultima de las respuestas?. ¿Y por lo tanto es necesario buscar las preguntas de las respuestas huérfanas que naufragan en el olvido, la putrefacción y la indiferencia?. ¿La anorexia de los vampiros es una enfermedad en si misma, o tan solo un epifenómeno de otra patología subyacente?.

Repantingado en mi asiento virtual, recordaba al doctor Iatrogenio Coco, quien solía recetar un brebaje para la memoria que se debía tomar veinte minutos antes de las comidas, tratamiento que pocos pacientes seguían, porque solo se acordaban cuando ya estaban comiendo. Mi sabio abuelo, fiel sirviente, secretario, chofer y guardaespaldas del doctor Iatrogenio Coco, les solía decir que comieran veinte minutos después de tomarse el brebaje, en una profunda reflexión acerca del tiempo y sus ondulaciones en la mente de los hombres, pero de mi abuelo hablaré otro día. El doctor Iatrogenio Coco, había inventado unas cuchillas que insertadas dentro del cráneo realizaban una completa y limpia lobotomía mientras el paciente caminaba por la calle.
La enorme mortalidad de este invento se atribuía a que el doctor Iatrogenio Coco, atendía siempre pacientes desahuciados, muy graves a los que ya quedaban pocos días de vida o lo que es lo mismo, muy pocos pasos que dar por las calles.
Uno de los grandes anhelos del doctor Iatrogenio Coco era operar un paciente sano, pero chocó con la habitual resistencia de la gente al desarrollo y aplicación de la ciencia. Además ningún paciente sano se dejaba operar, en una doble reafirmacion de su estado de salud. (No solo se creían sanos sino que además rechazaban cualquier tratamiento).

No se si recordáis el caso del pintor que enloqueció y comenzó a falsificar sus propios cuadros con tanta habilidad que era imposible distinguir los falsos de los verdaderos.
Tal vez esta extraña enajenación, tenga en la falsificación de uno mismo la mas subrepticia y solapada de todas las locuras, irreductible a los tratamientos del mismísimo Dr. Iatrogenio Coco.

Tal vez temeroso de cometer los mismos errores del doctor Iatrogenio Coco e inmerso en profundas dudas sopesaba la posibilidad de que la anorexia de los vampiros no fuera otra cosa que la manifestación de un desequilibrio, de un exceso o de un déficit.

¿Incluso porque no podría ser una manifestación paradójica de un exceso que aparenta un déficit?.
¿O que fuera una de esas enfermedades raras que solo curan con tratamientos paradójicos, es decir tratándolas como si fueran lo contrario de lo que son?.

¿Y sobre todo que hacía Yo, embarcado en tamaña empresa ajena a mi oficio de consultor de discrepancias siderales?.
Bueno, tal vez se tratase de una discrepancia sideral, y en ese caso solo tenía que dar una opinión y volverme a cataplynia sin mas.
Porque en el fondo, ¿qué problema no es sino una discrepancia?.

Mi abuelo se enfadaba mucho cuando le confundían con un mendigo, recogiendo papeles con un bastón al que le había puesto un clavo en la punta.
Mi abuelo no era un vagabundo, mi abuelo recogía poemas del suelo.
- No sabes que cantidad de poemas arroja la gente en la ciudad. Me decía mientras alisaba y ordenaba los papeles que había pinchado con su bastón, para no tener que agacharse.
Todos estos poemas anónimos, recogidos uno a uno en los parques, en las calles, en los patios de las casas, de las grandes ciudades como si fueran las escamas de un enorme animal, son posiblemente la mas importante obra poética de mi abuelo.
Mi abuelo fue un gran poeta, aunque solo se hubiera limitado a presenciar el "echo poético".
Sin embargo nadie duda que participo activamente en el "pincho poético".
Tarde o temprano el pincho recoge papeles de mi abuelo será reconocido como uno de los mas importantes métodos de la literatura y las publicaciones científicas en general, tanto por su validez intrínseca como por la frecuencia con que se usa.

Rememorando a mi abuelo, durante el viaje en estado de magma primordial hacia el planeta de los vampiros anoréxicos, trataba de comprender porqué veleidades el destino me había elegido para esta tarea.
Sin embargo yo solo había tenido durante toda mi vida, preocupaciones normales de gente normal. El precio de los tomates, poner el despertador para ir al trabajo, los ojos de la chica morena del piso de arriba, Todas cosas corrientes de gente corriente.
He sido expulsado de las mas prestigiosas universidades del mundo. La verdad es que mi curriculum no lo tiene cualquiera. Y la experiencia que esto conlleva, tampoco.

Primero tendría que determinar si los vampiros anoréxicos estaban sanos o debían ser considerados como enfermos. Si estaban enfermos, en un segundo escalón debería proponer un tratamiento y en tercer lugar sanarlos, última finalidad que según mi abuelo se alcanzaba muchas veces con independencia de las dos primeras.
Todo esto implica un cierto riesgo de fracasar, lo cual, si ocurría seria atribuido de inmediato a mi dudoso historial académico.
También podría limitarme a exponer un análisis general del problema, a modo de diagnóstico y excusándome con una agenda repleta de obligaciones marcharme a toda prisa con un gesto extravagante saltando por la ventana.
Comenzaría mi informe diciendo: -"Señores, permitidme abundar en el hecho diagnostico...."

Cuando Tamara Adela me abandono, la casa se quedó fría y vacía. Creo que ella quería abandonarme a mi, pero sobre todo quería abandonar la casa.
Según ella ya nos habíamos abandonado el uno al otro hace ya mucho tiempo.
Solía decir: - No me comprendes!. Lo que yo realmente no comprendía era que dijera eso.
Cuando se marchaba me dijo desde la puerta, que me dejaba porque me quería mucho.
Le pregunté desde la ventana, porque no se había marchado antes cuando nos queríamos mas.
Y sobre todo que haría cuando ya no nos quisiéramos nada, (por que temía que en buena lógica volviera entonces). Pero no me oyó. Nunca me oía.
Se llevo la colección de "post it", con las notas que nos dejábamos pegadas en la nevera durante tantos años, algo que ningún escritor dejaría de notar sin un cierta sensación de halago.

Y ahora me encontraba completamente libre, viajando hacia los vampiros anoréxicos, buscando un planeta pequeño y desconocido.
¿Si estaban enfermos, serian conscientes de su enfermedad?. ¿Querrían ser curados o sanados?.
Podría ocurrir que sintiéndose enfermos, no quisieran ser sanados y mucho menos si se sentían sanos tal como les ocurría a los pacientes del Dr. Iatrogenio Coco.

Sin embargo esta larga aventura no tuvo el final deseado. Después de un largo viaje no encontramos ningún vampiro anoréxico porque no era el planeta que nos habían dicho o se dieron a la fuga al saber que íbamos a curarles.

Cuantos pacientes rehusan someterse a las mas iluminadas terapias, porque no acuden cuando se les cita; se curan solos antes de empezar el tratamiento; incluso mueren antes de intentarlo o bien huyen, se cambian de nombre y numero de la seguridad social para que no les encuentren.

También puede ocurrir que al pasar andromeda debíamos girar a la izquierda, pero como en el espacio no hay arriba ni abajo tampoco hay exactamente una derecha y una izquierda única. Es decir cada uno tiene su propia derecha y su propia izquierda y nosotros giramos hacia nuestra izquierda, una de las infinitas izquierdas a las que se podía ir y no era en este caso la correcta.

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