Recortes de prensa y noticias de jardines  

Jardines de Barcelona


Portada de Ciberjob Historico de noticias de los Jardines de Barcelona Para escribirnos

viernes, diciembre 19, 2003 :::
 
Fuente: La Vanguardia
Fecha:18-12-03
Autora: Rosa Piñol


La estirpe de los Rubió revive con una monografía y una exposición

La completa monografía “Els Rubió. Una nissaga d'intel·lectuals” precede en unos meses la exposición que sobre esta familia de creadores se presentará en el Museu d'Història de Catalunya


Barcelona. – El diseño del gran metro de Barcelona, el proyecto del ferrocarril aéreo del Tibidabo, o la planificación de los jardines de Francesc Macià o del Turó Park son sólo algunos ejemplos emblemáticos de la amplia y variada aportación de la familia Rubió a Barcelona. En concreto, son creaciones debidas respectivamente a Santiago Rubió i Tudurí, Marian Rubió i Bellvé y Nicolau Maria Rubió i Tudurí. La huella dejada por esta familia de intelectuales en distintos campos de actuación es ahora abordada por primera vez de forma conjunta en el libro “Els Rubió. Una nissaga d'intel·lectuals”, presentado ayer en el Museu d'Història de Catalunya, como avance de una gran exposición que, sobre el mismo tema, acogerá dicho centro en febrero.

Tanto esta obra como el libro “Jardins de Déu. Menorca” (una poliédrica visión de la isla con la que tan vinculada estuvo la familia Rubió) han sido coeditados por Angle Editorial y la Fundació Nicolau Maria i Montserrat Rubió, que preside Margarita Rubió de Rispal.

Jaume Sobrequés, director del Museu d'Història, recordó que en la primera mitad del siglo XX la actividad personal y profesional de la estirpe Rubió (arquitectos, políticos, escritores, ingenieros, militares, médicos...) impregna numerosos aspectos de la cultura, el urbanismo o la política catalanas. Relacionados con la Lliga Regionalista, y con los movimientos modernista y noucentista, los Rubió aparecen vinculados –como resume el historiador en el prólogo del volumen sobre la saga– a las obras de la Exposición de 1929, al Cercle Artístic de Sant Lluc, a la casa Golferichs o los hoteles de la plaza Espanya, la creación de la Escola de Jardineria de Barcelona o al impulso del Regional Planning, un plan de distribución de zonas de Catalunya.

En la presentación de las obras, el historiador Ferran Armengol subrayó el innovador diseño, por parte de Santiago Rubió, de la línea de metro que nacía en Lesseps, que, al bifurcarse en dos ramales, incluyó el primer “salto de carnero” (vías que se cruzan a distinto nivel) construido en el país. El economista Francesc Roca recordó la curiosa propuesta de Marian y Nicolau Maria Rubió –formulada en un libro de 1932– de crear unos Estados Unidos de Europa a partir de los 21 estados pequeños, con aviación, moneda y legislación comunes




::: Noticia generada a las 1:36 PM


miércoles, diciembre 17, 2003 :::
 
Fuente: El País
Fecha: 13-12-03
Autor: josé Luis de Juan


Ravello, antesala del infinito
Villas y jardines en el retiro italiano de Gore Vidal

Pocos lugares del litoral italiano al sur de Nápoles pueden compararse con el fulgor marítimo de Amalfi y el reclamo fílmico, dolce vita, de Antri, y, sin embargo, el corazón del viajero quedará prendado por una población alejada de la costa, encaramada a una montaña, un lugar de retiro y contemplación y a la vez plagado de concentrado hedonismo. La carretera que lleva a Ravello se ciñe a los vaivenes del valle del Dragone, entre olivares y vides. Aquí se refugiaron un puñado de nobles rebeldes de la República de Amalfi en los primeros años del segundo milenio. Favorecida por el comercio con Sicilia y el Oriente, la ciudad se convirtió en una de las más prósperas de la costa amalfitana. Se dotó de una catedral con hermosa puerta de bronce y columnas en espiral revestidas de mosaico, además de unas cuantas iglesias repartidas por la ladera: Santa María Gradillo, San Giovani al Toro, San Michele Arcangelo. Tras el periodo normando, Ravello empezó a decaer, una decadencia sutil y preciosa que me atrae quizá no al instante, al poner los pies en la plaza del Duomo, sino más bien pasado un rato, a medida que vago por calles estrechas y silenciosas, y sobre todo cuando entro en Villa Rufolo y me asomo al jardín.

Es otoño, y más allá de la estridencia de rosas, hortensias y camelias, sobrepasados los setos de boj, los cipreses y los pinos, brilla el mar Tirreno con miles de escamas. En ningún otro lugar el Mediterráneo parece tan inagotable, un pecho sin límites que abraza la tierra y rodea en calma perfecta cornisas altísimas, playas y cabos que se alejan en verde y ocre en dirección a Salerno. El escritor Gore Vidal, que posee aquí una villa desde hace cuatro décadas, considera que el paisaje que se divisa desde Villa Rufolo o, mejor aún, desde el llamado Belvedere del Infinito de Villa Cimbrone, es el más bello del mundo. Quizá sea cierto, es una cuestión de gustos. El gusto de Vidal lo comparten gentes tan diversas como Rafael Alberti, André Gide y D. H. Lawrence, entre los escritores, así como Grieg, Toscanini y Wagner entre los músicos; no en vano Ravello es llamada la ciudad de la música. ¿Qué hubiera sido del jardín encantado de Klingsor si Wagner no lo hubiera encontrado aquí, en Ravello, una noche de mayo de 1880? La atmósfera del lugar cautivó a todos ellos. El inmoralista de Gide tiene episodios que transcurren en Ravello, Alberti le dedicó más de un poema y Grieg le debe parte de Peer Gynt.

Villa Rondinaia
En las callejuelas escalonadas, sorprendentemente vedadas a las temibles motocicletas que infestan la costa, me topo con mulas acarreando material de construcción en alforjas metálicas y también con numerosos turistas americanos, la mayoría de los cuales desconoce que la cancela verde de Villa Rondinaia cierra el paso al mundo lúcido y satírico de su heterodoxo compatriota. Gore Vidal se encuentra aquí en su elemento: mito e historia, clasicismo y carpe diem se dan cita en estos parajes. Nadie responde al timbre. El escritor está ausente, todavía no ha llegado de California. Sin duda espera que los primeros vendavales del invierno barran a los últimos turistas y entonces Ravello se repliegue en sí misma para escuchar ya sin interferencias la voz de Homero y el canto de las sirenas.

La villa de Gore Vidal se levanta no lejos del convento de San Francesco y a los pies de Santa Chiara. Siguiendo la via que pasa por el monasterio de las clarisas, llego a la villa Cimbrone. Aquí hallamos un poco de todo: voluptuosos jardines plagados de fuentes y esculturas; un claustro que debió de impresionar a Escher, dibujante de las arquitecturas imposibles y ravelliano de adopción; una cripta y hasta una cueva de Eva y un templo de Baco. Pero lo más espectacular es la terraza colgante. Los bustos de la baranda están de espaldas al grandioso paisaje, como si no pudieran soportar tanta ingravidez, tanta perspectiva. Hacia dentro, Ravello se desparrama en una lenta cascada de casas blancas y capillas cilíndricas como las de la iglesia Anunziatta. El estilo siciliano con toques árabes predomina tanto en los edificios eclesiásticos como en los civiles, lo que da a Ravello un aire mestizo, hasta el punto de que cualquiera que haya nacido a orillas del Mediterráneo se siente en casa.

'Limoncello'
De vuelta a la plaza de Vescovado tomo asiento en uno de los bares que miran hacia la fachada del Duomo. Los americanos discuten precios de la colorida cerámica, en la que predomina un amarillo chillón, o compran postales y botellas de limoncello, el licor local, o se disponen a entrar en Villa Rufolo, atraídos por el rumor de música (¿Parsifal?) que se filtra entre el frescor de los muros de piedra. En un rincón, a los pies de la escalinata del templo, dos hombres juegan a las cartas frente a los posos de sus cafés. Aquí y allá, algunos ravellianos entretienen la mañana conversando. Y en la esquina de la Via San Francesco, un albañil, móvil en mano, da explicaciones en una lengua irreconocible mientras sus dos borricos aguardan, pacientes. Estampas de Ravello, un mundo aparte, antesala del infinito. Me entran ganas de recorrer a pie los alrededores. Scala, pueblo asentado al otro lado del valle, casi a tiro de piedra, tiene la ventaja de permitir contemplar el perfil de su famoso vecino desde un punto más bajo. Hacia el sur están las poblaciones costeras de Maoiri y Minori, en la ruta de Paestum. Y todo lo demás es un alejarse de Ravello por caminos que llevan al mar.

GUÍA PRÁCTICA


Cómo llegar

- Ravello se encuentra a unos 70 kilómetros en coche desde Nápoles. La distancia desde Roma es de unos 280 kilómetros.

- Alitalia (902 100 323) vuela a Nápoles. Desde España hay que hacer escala en Milán o Roma. Por ejemplo, desde Madrid, a partir del 6 de enero, ida y vuelta desde 219 euros más tasas (con compra anticipada de 21 días).

Información

- Oficina de turismo de Ravello (0039 089 857 096).

- www.comune.ravello.sa.it.

- www.ravellotime.it.

-- www.ravello.it.

- www.enit.it.





::: Noticia generada a las 7:24 PM


 
Fuente: El País
Fecha:30-11-03
Autor: C.S. Barcelona


El premio de paisajismo europeo recae en una montaña y en un jardín
El jurado galardona 'ex aequo' los trabajos de Catherine Mosbach y de Paolo Bürgi

Dos intervenciones muy diferentes comparten la tercera edición del Premio Europeo de Paisaje Rosa Barba. Una, la firmada por el arquitecto suizo Paolo L. Bürgi, busca enfatizar el impresionante paisaje alpino de la montaña de Cardada, cerca de Locarno. La otra, de la arquitecta francesa Catherine Mosbach, transforma una zona intermedia entre la zona vieja y nueva de Burdeos en un nuevo jardín botánico.
El Premio Rosa Barba, dotado con 15.000 euros y organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña (COAC), reconoce los mejores trabajos de paisajismo realizados en los últimos cuatro años y se entregó el pasado viernes en el marco de la tercera Bienal Europea del Paisaje, que ayer finalizó en Barcelona. Entre los ponentes de este encuentro figuraban, precisamente, los dos arquitectos ganadores.

El proyecto de Bürgi consiste en cuatro intervenciones en la montaña suiza de Cardada, un enclave turístico en el que ha situado una plaza en la zona de entrada del funicular, un espectacular observatorio geológico situado a 1.670 metros de altura, un camino y un corredor metálico que desemboca en una plataforma mirador. "Mi objetivo es buscar una percepción más profunda del paisaje para refinar la sensibilidad humana hacia las cualidades de la naturaleza y sus invisibles dimensiones", indicó. "El proyecto analiza cómo la fascinación por la climatología puede conducir a un mayor respeto por el medio ambiente".

El Jardín Botánico de Burdeos, de Mosbach, está situado en una estrecha parcela de 600 metros que separa la vieja ciudad del nuevo barrio de la Bastide. A partir de una "voluntad escenográfica", el jardín está dividido en espacios modulares que incluyen plantas exóticas, jardines que recuperan los distintos tipos de paisajes de la región, un jardín acuático y espacios comunitarios.





::: Noticia generada a las 7:15 PM




Powered by Blogger