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Jardines de Madrid


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sábado, septiembre 11, 2004 :::
 
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Fuente: El País
Fecha: 4-9-04
Autor: R. Fraguas

PARQUES DE MADRID Quinta de los Molinos

Un jardín mediterráneo y olímpico
Esta zona verde de paisaje levantino albergará la Oficina de Madrid 2012

Madrid
Uno de los parques más desconocidos de Madrid, que no el más pequeño con sus 21 hectáreas de extensión, es el denominado Quinta de los Molinos, al noreste de la ciudad, entre el polígono industrial de Julián Camarillo y algunas áreas residenciales cercanas a la autopista de Barajas. Se despliega a lo largo de una superficie situada entre la prolongación de la calle de Alcalá y la de Juan Ignacio Luca de Tena, y las de Miami y Doctor Zamenhoff, vía ésta dedicada al inventor del lenguaje esperanto. Se trata de un parque histórico edificado sobre unos solares del conde de Torre Arias que, en 1920, regaló al arquitecto alicantino César Cort Botí.

La nostalgia por su terruño llevó al propietario levantino a intentar reproducir en la periferia capitalina y sobre una superficie de 28,6 hectáreas, un escenario similar al de su tierra. Para ello, dispuso la distribución del parque al anhelado modo de bancales, en esta ocasión no escalonados, con el almendro como árbol dominante y distribuido en nueve cuadrantes donde los árboles de la flor rosada quedaron alineados en filas de hasta veinte unidades.

Los cuadrantes ocupan ambos márgenes en torno a un camino adoquinado que cruza en diagonal el parque, flanqueado por arbustos de espliego y otras perfumadas especies, jalonados además por plátanos de sombra, en una primera fila, pinos después y una sinfonía de mimosas y otros arbustos tapizantes de gran belleza. Para atenerse al paisaje alicantino, el parque cuenta también con olivos y no resulta difícil durante el paseo topar con el plateado tronco de un álamo blanco surcado por trazos de enamorados.

La marcha puede iniciarse desde la entrada por Alcalá, saludada a izquierda y derecha del paseante por hileras de almendros. Su contemplación permite evocar los suaves bancales que descienden desde el litoral hasta el mar inmenso en Alicante. A lo largo del paseo cabe contemplar algunas cuevas de piedra cuya entrada aparece camuflada por brillante hiedra. Dos molinos, con los cuales se extraía agua de manantiales del subsuelo, se alzan en distintos puntos del parque. Los arroyos Trancos y de la Quinta surcan el parque, donde existen varias albercas y un estanque de 2.000 metros cuadrados de superficie, hoy llenos de agua necesitada de renovación.

Toda la jardinería ha sido cuidadosamente innovada por un equipo de hasta 14 jardineros y podadores adscritos al departamento municipal de Parques y Jardines, que hace años puso su más celosa atención y sus recursos en recuperar para Madrid este bello parque, que alberga también en su interior un palacete racionalista, erigido en torno a 1925 y con rasgos estilísticos del movimiento arquitectónico denominado Secesión Vienesa, encabezado entonces por el arquitecto austríaco Hoffman. El pabellón, de tres pisos y cinco alturas, con una linterna central que lo corona, ha sido restaurado por la empresa Ortiz, con un presupuesto de 1.801.821 euros, y se halla a punto de recibir un importante cometido: la Oficina Olímpica de Madrid 2012.

César Cort Botí mantuvo la propiedad del parque hasta su muerte, en 1978. Cuatro años después, sus familiares lo cedieron al Ayuntamiento. De sus 28,6 hectáreas de superficie, 21 serían destinadas a parque y el resto, a viviendas residenciales. Durante años, la Quinta de los Molinos albergó un taller de jardinería instalado sobre la llamada Casa del Reloj. Se trata de una construcción de dimensiones reducidas, techada con tejas y de muros en color rosado. Dentro, hasta cuarenta jóvenes de edades comprendidas entre 16 y 24 años, participan en un proyecto de formación ocupacional y aprenden albañilería, solado, alicatado, electricidad y otras disciplinas relacionadas con la construcción. Sus enseñanzas las aplican a la propia reconstrucción de la casa, por donde desfilan alegremente tocados con cascos. El proyecto es fruto de un convenio entre Parques y Jardines y la Consejería de Trabajo y ha sido dotado con un presupuesto de 810.288 euros


Decenas de vecinos del barrio transitan por las ensenadas de este parque y se recrean en la contemplación de sus setos y zonas ajardinadas, con flores de tonos intensamente coloreados. El paseo proporciona al visitante la sorpesa de saberse en medio de una suerte de ínsula mediterránea, sin que la mirada descubra apenas edificación distinta de las que el parque albergó desde hace 80 años.

Uno de los tesoros que esconde el parque es una construcción en forma de U, en ladrillo y piedra, que rematada por un pequeño pabellón rosado, con cinco huecos, en su extremo. Se encuentra situada cerca de lo que se denomina palacete y más próxima todavía de uno de los dos molinos que jalonan el parque.

Envuelta por una grada de poca altura, su superficie de 65 pasos por 30 está cubierta por césped, que crece profusamente sobre un terreno de la que fuera una de las primeras pistas de tenis de Madrid, tras una que albergó el palacio Real. Unos señalan que fue construida por el conde de Torre Arias, primer propietario de la finca y otros aseguran que data de la época en que la finca fue cedida a César Cort, en torno a 1920. Se trata de una construcción también racionalista, insólita en Madrid, pintada hoy en rosa suave y blanco,alrededor de la cual cabe imaginar los ritos del entonces incipiente deporte del tenis, traído a España por ingleses instalados en las minas de Río Tinto, en Huelva.

En cuanto al palacete, en el caso de que Madrid sea designada en Singapur, en julio de 2005, sede olímpica para 2012, albergará la oficina coordinadora de los Juegos en sustitución de un chalé de Aravaca donde hoy se aloja.




::: Noticia generada a las 4:24 PM


 
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Fuente: El País
Fecha: 1-9-04
Autor: R.F.

Un palacete albergará la oficina olímpica
La futura sede está dentro del parque de la Quinta de los Molinos

Madrid
Si prospera la candidatura olímpica de Madrid para 2012, la futura oficina olímpica quedará instalada, por decisión del alcalde, en un palacete racionalista dentro del jardín municipal de la Quinta de los Molinos, entre la autopista de Barajas y la estación de Suanzes. El edificio acaba de ser restaurado y sustituirá a la actual sede de Madrid 2012, un chalé de Aravaca al que la llevó el ex concejal Ignacio del Río.

El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón ya tiene alternativa para la oficina olímpica, de obtener Madrid en Singapur, el 6 de julio de 2005, la encomienda de los juegos para 2012: el palacio del parque de la Quinta de los Molinos, cuyo acceso principal se encuentra en el confín de la calle de Alcalá, a la altura de la estación de metro de Suanzes, según fuentes municipales.

El palacete sustituiría a la sede actual de la oficina de Madrid 2012 -por decisión del alcalde, hoy perteneciente a una fundación pública - que el ex concejal de Urbanismo Ignacio del Río llevó a Casa Sobrino, un lujoso chalé de Aravaca, obra del arquitecto Javier Carvajal, de dos plantas, adquirido por dos millones de euros en 2001 y adaptado con 961.619 euros más, que funciona desde mayo de 2003 y alberga a 20 personas.

La futura sede es un edificio de tres plantas y cinco alturas, de amplia superficie y muros rosáceos, con la espalda a la calle de Juan Ignacio Luca de Tena, rematado por una linterna; es de estilo racionalista, inspirado en la escuela de Secesión de Viena, que tuvo su esplendor en el Austria de entreguerras.

El edificio ha sido elegido por su ubicación, a dos kilómetros del estadio de La Peineta, la principal sede deportiva olímpica; en su contorno se hallan varios medios de comunicación; está igualmente cerca de la autopista A-II, Madrid-Barcelona y el aeropuerto madrileño. Aparentemente, cuenta con buenas condiciones de seguridad y logísticas. El edificio acaba de ser restaurado por la empresa Ortiz, con el impulso del Ayuntamiento de Madrid, con un presupuesto de 1.081.822 euros.

Además, se halla dentro de un jardín de 21,6 hectáreas, atendido por un equipo de 14 jardineros. El parque posee nueve bancales con miles de almendros, dispuestos en tresbolillo, olivos, álamos y árboles de gran porte, así como un estanque de 2.000 metros cuadrados, dos arroyos, manantiales y grutas.

El jardín fue propiedad del conde de Torrearias, que en el año 1920 lo regaló al arquitecto alicantino César Cort Botí, profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura y concejal del Ayuntamiento. Construyó en él un jardín de tipo mediterráneo, donde predomina la vegetación levantina. A la muerte de Cort, en 1978, el parque quedó semibandonado. En 1982, sus herederos lo cedieron al Ayuntamiento de Madrid, a cambio de que siete de las 28,6 hectáreas con que contaba fueran destinadas a uso residencial.


::: Noticia generada a las 4:16 PM


sábado, septiembre 04, 2004 :::
 
Fuente: Madriddiario.es
Fecha:27-8-04
Autora: Ana Narbon



El jardín colgante
En el casco histórico de Madrid se eleva el Jardín del Príncipe Anglona, un espacio romántico herencia de las casas de los nobles del siglo XVIII

El distrito Centro esconde en lo alto de una de sus calles un jardín colgante. Se trata del jardín del Palacio de Anglona, uno de los pocos ejemplos que ha llegado hasta nuestros días de las casas de los nobles de la Corte madrileña de finales del siglo XVIII. Esta zona verde se diferencia de todas las demás que existen en la capital porque los árboles que la conforman configuran un conjunto de gran colorido y frondosidad, generando una sombra espesa y recreando en su interior un jardín romántico. Un sitio que desde que se abrió al público, hace dos años, se ha convertido en lugar de paseo, reflexión y descanso y, quizás, en testigo de declaraciones de amor

Entre la calle Segovia, Costanilla de San Pedro, la calle Príncipe de Anglona, la plaza de la Paja y Costanilla de San Andrés, formando una unidad arquitectónica con la Casa-Palacio de Anglona y configurando la manzana número 132 de Madrid, se eleva el jardín más romántico de Madrid, no sólo por su situación geográfica sino también por los árboles que configuran su interior. Todo ello hace que el visitante se sienta atraído por este espacio único en Madrid, por ser uno de los pocos lugares que conservan la esencia de las casas de los nobles de la Corte madrileña de finales del siglo XVIII. Cuando el visitante pasa el umbral de la única puerta de acceso a los 500 metros cuadrados de superficie que conforman este jardín, parece que el mundo se detiene debido a la tranquilidad que inspira este lugar.

Solamente el canto de los ruiseñores y el leve movimiento de las hojas confirman al espectador que lo que está viendo no es una imagen pictórica sino una realidad que se puede y se debe disfrutar. De hecho, mientras se pasea por este jardín o simplemente el visitante se sienta a contemplar este mágico lugar, la idea de que ha sido testigo de declaraciones de amor por parte de parejas de enamorados resurge de forma inesperada por el ambiente novelero que se respira en su interior. El Jardín del Príncipe Anglona, neoclásico con elementos de tradición española de jardín andaluz, posee una ordenación en perspectiva apoyada en la vegetación y el agua, elementos autónomos dentro del conjunto.

Sus dos caminos de ladrillos aparejados a sardinel y el bordillo de granito se cruzan perpendicularmente dando lugar a cuatro cuadrantes, potenciados por el dibujo de los setos inferiores de boj evocando el trazado de su primer diseñador, Chalmandrier. Además, una fuente de granito focaliza el espacio y dos pérgolas tapizadas de rosales, así como un cenador, se presentan como elementos singulares del mismo. Completan el recorrido los caminos laterales y una glorieta semicircular que, junto a los árboles del jardín, configuran un conjunto de gran colorido y frondosidad. Entre las especies que predominan en el Jardín del Príncipe Anglona se encuentra un plátano -platanus orientalis- de gran tamaño, al igual que una acacia del Japón -sophora japónica- y una mahonia -mahonia aquiflolium- que parecen proteger con sus ramas este bello jardín.

Sin embargo, no son los únicos ejemplares que pueden contemplarse en este espacio, ya que los bojes forman setos a lo largo de los caminos reforzando el trazado a nivel arbustivo junto a los bérberis, madroños, laureles o lilos. Asimismo, también tienen cabida los frutales -frecuentes en los jardines de la época-, tales como granados, kaki y almendros, entre otros.


Historia del jardín

Las primeras noticias relacionadas con el Palacio de Anglona remontan al siglo XVI. Se trataba de un grupo de pequeñas construcciones agrupadas alrededor de un patio central que ocupaban la misma superficie y marcaban las mismas alineaciones exteriores de la casa, tal y como se ve hoy en día. En esa época no existía aún el anejo del jardín, perteneciendo toda la manzana a Don Álvaro de Benavides y Don Diego de Vargas. Sin embargo, hacia 1750, en la Planimetría General de la Villa se registra por primera vez la existencia de esta zona verde como parcela sin edificar, por lo que se le denominó como 'sitio sin labrar'.

No fue hasta 1761 cuando Chalmandrier diseñó su estructura original. De esta forma, el jardín tuvo su origen vinculado a la Casa-Palacio, que a lo largo de su historia tuvo ilustres propietarios como el XI Conde de Benavente, Antonio Pimentel y Herrera Ponce de León, que obtuvo la propiedad por matrimonio con Isabel Francisca de Benavides, hija de los Marqueses de Javalquinto y Villareal.
Ya en 1802 se realizó en el palacio una gran trasnformación con motivo de la adecuación de éste para ser residencia, tras su boda, del XI Marqués de Peñafiel, primogénito de la Casa de Osuna, con María Francisca Beaufort y Toledo. Esta obra le daría su imagen definitiva, que perdura hasta la actualidad. Posteriormente, el Marqués fue nombrado X Duque de Osuna, por lo que abandonó la casa, que pasó a su hermano Pedro de Alcántara Téllez Girón, Príncipe de Anglona y Marqués de Javalquinto, Teniente General de los Reales Ejércitos. En 1872, el Marqués de la Romana compra la casa al heredero del Príncipe de Anglona.

Ya en lo referente al jardín, tal y como se encuentra actualmente, fue un encargo de los Marqueses de la Romana en 1920 al pintor y diseñador de jardines J. De Winthuysen. De 1940 a 1978, la Casa Palacio es alquilada por el Ayuntamiento de Madrid y se convierte en dependencia de la 'Sección de Estadística y Empadronamiento'.

Finalmente, en 1978 pasó a ser de titularidad municipal.


::: Noticia generada a las 4:18 PM




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