jueves, junio 30, 2005 :::
Fuente: El Semanal digital Fecha: 13-3-05 Autora: Sonia Gómez
LA MEMORIA DEL BIEN Del Jardín de los Justos al Bosque de los Ausentes
El viernes se creó en Madrid el Bosque de los Ausentes en homenaje a las víctimas del 11-M. Hace 42 años en Jerusalén se creó el Jardín de los Justos. Ambos "conjuran el olvido".
13 de marzo. El pasado viernes se inauguró en Madrid, en el parque de El Buen Retiro, el llamado Bosque de los Ausentes, en el que se plantaron 192 árboles, uno por cada víctima de los atentados ocurridos en la ciudad el 11 de marzo de 2004. Un bosque que se convierte en un monumento vivo, nacido para "conjurar el olvido", según lo ha definido el alcalde, Alberto Ruíz-Gallardón.
Y este bosque y su emotivo mensaje de conjurar al olvido trae inevitablemente a la memoria otro bosque creado en Jerusalén en 1962 por un superviviente del Holocausto nazi, uno de los "salvados" por el famoso empresario austríaco Oskar Schindler (el de la Lista de Schindler), Moshe Berjski, quien "temiendo la ingratitud de los supervivientes y la levedad de la memoria" dedicó su vida a lograr el reconocimiento de quienes habían arriesgado sus vidas para salvar las de otros, y para ello también tuvo la idea de sembrar un jardín.
Un jardín en el que se plantase un árbol con el nombre de cada una de las personas que, de una manera u otra, ayudaron a los judíos durante el Holocausto, un jardín llamado El Jardín de los Justos y en el que se rescata del anonimato a miles de héroes, poniéndoles nombre, apellidos y rostro.
Bejski ha dedicado y aún dedica su vida a buscar a esos justos por toda Europa, y gracias a "su" jardín el pueblo judío puede no sólo recordar el horror del Holocausto, sino también, y sobre todo, recuperar lo que el propio Bejski denomina "la memoria del bien".
En el Jardín de los Justos tienen plantado un árbol un policía de fronteras suizo que "hizo la vista gorda" y con ello salvó a miles de judíos, algo que le costó su trabajo y el escarnio de su pueblo; el relojero que acogió en su casa a un judío en Polonia aún sabiendo que de ser descubierto sería ejecutado, o el oficial nazi que horrorizado por las atrocidades de sus compañeros se dedicó a enterrar cargamentos enteros de gas letal en vez de llevarlo a los campos de concentración, tal y como era su cometido… y cientos de historias más, igual de conmovedoras.
Los árboles de Madrid también tienen nombre y apellido, también tienen rostro, también rescatan del anonimato a 192 hombres y mujeres que fueron asesinados por el horror de un terrorismo infame… emigrantes que no tuvieron la oportunidad de cumplir sus sueños, padres a los que lloran sus hijos, hijos a los que lloran sus padres... En definitiva, 192 historias que deben permanecer en nuestra memoria.
Tanto el Jardín de los Justos como el Bosque de los Ausentes tienen la finalidad de "conjurar el olvido", de luchar contra "la fragilidad de la memoria". Vaya pues desde estas páginas otra voz de recuerdo y homenaje, como si de un árbol plantado en cualquiera de ellos se tratase, en cualquier otro jardín o bosque que finalmente hable "del bien".
::: Noticia generada a las 9:03 PM

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