domingo, julio 03, 2005 :::
Fuente: El País Fecha: 3-7-05 Autor: R. Fraguas
Un palacio romántico para el siglo XXI El Ministerio de Asuntos Exteriores reforma una joya arquitectónica como sede de recepciones para invitados
El centro de Madrid va a recuperar la belleza y la utilidad de uno de sus edificios de mayor sabor histórico. Se trata del palacio de Viana, emblema de la arquitectura romántica madrileña, que Patrimonio del Estado reforma en una actuación de gran envergadura para modernizarlo como sede institucional del Ministerio de Asuntos Exteriores. Se encuentra situado en la calle del Duque de Rivas con vuelta a Concepción Jerónima, entre las plazas de las Provincias y Tirso de Molina.
En los próximos 18 meses, este palacete con tres portalones de acceso a su zaguán, más tres plantas desplegadas en dos edificios coronados por torreones y jardín inglés con árboles centenarios, quedará listo para celebrar de nuevo recepciones oficiales a visitantes de otros Estados y actos protocolarios. Pero lo hará en condiciones adaptadas a las necesidades del siglo XXI: con nuevas instalaciones de aclimatación, redes informáticas y sistemas innovados de seguridad y comunicaciones. Su fachada, de 52 metros, en la calle del Duque de Rivas, así como sus 5.390 metros cuadrados de superficie interior, serán rehabilitados.
La realización de las obras recién comenzadas corresponden a Dragados, que las ha encomendado a los arquitectos Fernando Espinosa de los Monteros y Ramón Arana, del estudio Grupo EME.
Las actuaciones acometidas persiguen la puesta en valor de la traza original -fue edificado en 1499- y de la ornamentación de este conjunto de un par de edificios interconectados por dos patios columnados, de galerías acristaladas y emplomadas. En las últimas seis décadas, el palacio de Viana sirvió de escenario anfitrión de numerosas personalidades de la diplomacia extranjera, como el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger o el general Vernon Walters y, en ocasiones, fue residencia de distintos ministros de Asuntos Exteriores, que o bien residieron o bien celebraron en sus suntuosas estancias recepciones y actos protocolarios.
El palacio de Viana, que debe su nombre el primer marqués de este título, Teobaldo de Saavedra, ha sido reformado ya en distintas ocasiones. La última de ellas, tras ser adquirido en 1955 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, si bien ya estaba arrendado por este departamento ministerial desde 1939.
Anteriormente, en 1920, el arquitecto Vicente Roca lo modificó, añadiéndole un ala interior junto al jardín, tras haber sido dotado en 1843 de su principal personalidad arquitectónica y ornamental, de cuño romántico, por el cordobés Ángel Saavedra y Ramírez de Baquedano, duque de Rivas, el principal dramaturgo del romanticismo español. El duque era descendiente del artillero Francisco Ramírez de Madrid, cuya viuda, Beatriz Galindo, La Latina, consejera áulica de la reina Isabel de Castilla, mandó erigir el palacio en la misma manzana del convento de la Concepción Jerónima, sobre cuyo huerto y dependencias anejas fue ganando terreno a raíz de la demolición del cenobio en 1890.
Una de las actuaciones más innovadoras entre las emprendidas abarcará a su jardín, que alberga castaños de Indias y plátanos de hasta 25 metros de altura. Sobre su perímetro será levantado un jardín vertical sobre una gran celosía con forjados también en madera, que le permitirán cumplir funciones de mantenimiento y vigilancia, ya que quedará blindado respecto de los edificios contiguos. El diseño paisajístico es obra de Carmen Añón y Mónica Luengo.
Otro de los objetivos es realzar la decoración del palacete, que incluye suelos taraceados de maderas nobles, paramentos cubiertos de tapices flamencos del siglo XVI -y otros cuyos cartones fueron dibujados por Francisco de Goya dos siglos después-, así como por techos estucados también en el siglo XVIII.
"El reacomodo de instalaciones y estancias lo hacemos con un escrupuloso respeto a su traza original, para conservar su sabor histórico", explica el arquitecto Espinosa. Cocinas, dependencias auxiliares y servicios del semisótano del palacete serán profundamente reformados. La planta baja acogerá nuevas instalaciones para actividades culturales y de prensa, con salas multiuso. La planta primera albergará en sus lujosos salones comedor de gala, sala de música y baile y otras dependencias suntuarias.
Un pabellón nuevo, en la parte posterior, junto al jardín, acogerá la vivienda del ministro, salas polivalentes y servicios generales. La tercera planta será destinada a actividades administrativas y de despacho.
Una de las piezas de mayor singularidad es una diminuta capilla neogótica con vitrales. Otra de ellas es una escalera ornada con tracerías platerescas, que vincula la planta baja y la primera; los espejos de su rellano le dotan de profundidad y realzan su belleza.
Fuente: El Pais Fecha: 14-5-05
Jardines en la intimidad de Madrid Pequeños espacios verdes cargados de historia en medio del asfalto
Sorprenden y oxigenan el trazado de la ciudad desde sus escondites en patios de manzana, conventos de clausura, palacetes ocupados por hoteles, casas-museo y restaurantes de diseño. Ninguna ciudad renuncia a sus pequeños jardines, pero los oculta, por si acaso, a la mirada codiciosa de los intrusos. Convertidos en recintos secretos, nos cautivan porque están hechos a escala humana. Madrid cuenta con una larga lista de jardines. Para comenzar esta historia hay que retroceder al famoso plano de Teixeira, que nos muestra cómo era la villa y corte en 1656 y donde las que hoy llamaríamos zonas verdes ocupaban casi una tercera parte. Son huertos con frutales y hierbas, de austeridad monacal, y pequeños jardines cerrados de planta en crucero con una fuente central. La mayoría pertenece a palacios o a los 57 conventos que había por entonces en la capital. Entre ellos, las Descalzas Reales, fundado en 1559; el monasterio de la Encarnación, de 1616, y el de las Agustinas Recoletas de Santa Isabel la Real (1610). La ciudad ha ido ganando terreno a estos huertos, que, aunque son mucho más pequeños, se siguen cultivando. Lo mismo que el de la casa que Lope de Vega compró en 1610, ahora museo. Gracias a una restauración iniciada en 1934 por Pedro Muguruza y al mimo con que la Real Academia conserva el edificio, su huertecillo (más breve que cometa, en palabras de Lope) ha sido recreado con bastante fidelidad. Capítulo aparte merece el jardín de Anglona. La paisajista toscana Lucía Serredi, que en 1984 inició un proyecto de restauración luego interrumpido, lo ha definido como un jardín colgante, sostenido por sólidos muros de ladrillo y granito, que se eleva como un belvedere entre la plaza de la Paja y la calle de Segovia. Esta joya del siglo XVIII cuenta con unos 800 metros cuadrados y trazado neoclásico, estructurado a partir de un parterre en crucero dibujado con setos bajos de boj. La fuente de taza baja en mármol blanco sin pulir, que ocupaba el centro, ha sido desplazada y sustituida por otra alta de piedra lustrosa. Hay que lamentar la desaparición de otros elementos singulares, como la barandilla de cierre y dos estupendos ejemplares del árbol del papel (Broussonetia papyrifera). En cambio, se han mantenido el trazado y el solado original de los caminos realizado en ladrillo colocado a sardinel. El edificio de la Real Fábrica de Tapices, declarado patrimonio histórico-industrial por el Gobierno de la República, encierra otro estupendo jardín donde todavía pueden verse el lavadero y los caballetes donde se secaban las alfombras. Conserva además buenos árboles, parte del encachado del suelo y los bordillos originales de teja. Un espacio valioso, aunque muy degradado, que merecería la pena recuperar.
El barrio de Salamanca
En 1864 empezó a edificarse lo que hoy es barrio de Salamanca. Las primeras manzanas de la calle de Serrano conservan todavía el jardín interior que exigía el Plan del Ensanche. Son espacios insólitos, luminosos en invierno y umbríos en verano, ya que mantienen la plantación típica de la época, en la que predominaban los árboles de hoja caduca. Uno de ellos se puede contemplar desde el comedor de Thaï Gardens. Y es que el jardín vuelve a ser considerado un valor añadido en ciertos establecimientos como los restaurantes Iroco, donde la paisajista Caroline Wiggin incluyó una serie de pequeños estanques; Nodo, con diseño de Jesús Ibáñez; El Jardín de Orfila, o La Favorita, con sus veladas de ópera. Al jardín del Ritz, un clásico en el paseo del Prado desde 1910, han ido uniéndose otros, como el del hotel Santo Mauro, remodelado también por Ibáñez, o el de La Quinta de los Cedros. El recinto de la Residencia de Estudiantes pide a gritos un proyecto unitario para este emblemático jardín que ha sabido mantener intactos sus cuatro elementos más singulares: el canalillo que atraviesa la parte baja, el banco de granito realizado por el paisajista Javier de Winthuysen, el jardín de los Poetas diseñado por Juan Ramón Jiménez, y la caseta de portería obra de Antonio Flórez. Otro de los jardines favoritos de Juan Ramón Jiménez era el del sanatorio de Nuestra Señora del Rosario, donde estuvo internado de joven y que años más tarde volvía a contemplar a diario desde las ventanas de su casa en la calle de Padilla: "... no sabrás lo que es olvido, jardín de mi corazón". El nombre de Lucía Serredi aparece de nuevo en tres proyectos relevantes. El jardín del Museo Cerralbo, remodelado en un estilo romántico, contenido pero muy sugerente. La restauración del de Sorolla, urbano y mediterráneo. El pintor lo diseñó como una sucesión de escenografías encadenadas, con juegos de agua, estatuas y azulejos que anticipan el resurgir del estilo hispano-musulmán. La tercera y más personal es el claustro colonial del Museo de América, donde a partir de una fuente central de inspiración renacentista proyectada por el arquitecto Luis Moya hacia 1942, Serredi desarrolla una versión actualizada del trazado en crucero. Siguiendo la ruta cruzamos hasta el Museo del Traje, rodeado de un importante jardín paisajista con el sello inconfundible de Leandro Silva, que lo proyectó en 1971. Al otro lado de la ciudad, en el barrio de la Guindalera, se encuentra el palacete de La Trinidad, sede del Instituto Cervantes. La pieza más curiosa del jardín, necesitado de algunos retoques, es un banco revestido de azulejos con escenas del Quijote. Unas calles más abajo, la Escuela Julián Besteiro llama la atención por la forma impecable con que conserva sus dos jardines. En el patio interior aparece la serena quietud del trazado en crucero y cuatro grandes magnolios regalo de Eva Perón.
Fuente: Madriddiario.es Fecha: 9-3-05 Autora: Cristina Expósito
Se han invertido 326.000 en la renovación del jardín El parque de Eva Duarte estrena remodelación
Madrid
El parque de Eva Duarte, más conocido como 'Eva Perón' luce una nueva cara. Las paredes de ladrillo muy deterioradas y cubiertas de graffitis, se han sustituido por nuevos muros, asímismo la cerrajería, los bordillos y los bancos de piedra también han sido renovados. Las zonas verdes además están mejor distribuidas en la actualidad y han sido dotadas de riego automático. Se han invertido tres meses y más de 326.000 euros en su remodelación. El coordinador general de Medio Ambiente y Servicios a la Ciudad, Ignacio López-Galiacho ha visitado el parque, compañado del concejal del distrito de Salamanca, Iñigo Enriquez de Luna.
Con un sol espléndido y temperatura primaveral se han abierto las puertas del renovado parque de Eva Duarte, situado en la plaza de Manuel Becerra. Tres meses de trabajo, en los que el jardín ha permanecido abierto, han conseguido dar al emblemático parque para el distrito una cara renovada. Ignacio López-Galiacho, coordiandro general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, ha pedido a los madrileños, tras la visita, que colaboren con la conservación de las zonas verdes y las respeten para mejorar la convivencia de todos. "El Ayuntamiento está para invertir y este año se destinarán 8 millones de euros distribuidos en 43 actuaciones en parques de Madrid, pero el problema es el mantenimento y la conservación, que depende de todos", ha asegurado López-Galiacho. Las obras de restauración del parque Eva Duarte han supuesto una inversión de 326.600 euros, que se han empleado en la remodelación de muros, solados, escalinatas, cerramientos y jardinería de la entrada al parque Eva Duarte, en el distrito de Salamanca. Dada la degradación de esta entrada ha sido necesario demoler los elementos estructurales en mal estado, desmontar y restaurar la cerrajería, levantar bordillos y solados, reconstruir los muros de ladrillo visto, los bancos de piedra y la caseta. Asimismo, se han redistribuido las zonas verdes a las que se ha dotado de riego automatizado. Algunos vecinos de la zona se han acercado a las autoridades municipales para expresarles las carencias del distrito. La madre de dos niños pequeños, asegura que las zonas infantiles necesitan más arena y más conservación y las personas de más edad piden cuartos de baño públicos. Sin embargo, uno de los principales problemas indentificados por los responsables de Medio Ambiente y el concejal-presidente del distrito es el de los perros que invaden las zonas verdes. "Es necesario más respeto por parte de los dueños de los animales, aunque también se están endureciendo las ordenanzas", explica el coordinador de general de Medio Ambiente. Los trabajos realizados en el parque Eva Duarte se inscriben dentro del compromiso municipal de situar una zona verde a menos de diez minutos del domicilio de todos los ciudadanos madrileños. Para ello se realizarán este año 43 actuaciones de mejora en los parques y jardines municipales de los 21 distritos de la ciudad. Por una parte, se están creando nuevas zonas verdes en diversos espacios actualmente en desuso, que se ajardinan y urbanizan y a los que se dota de infraestructuras, mobiliario urbano, iluminación y juegos infantiles de acuerdo con las características de la zona. Por otra parte, se están acometiendo la mejora y remodelación de diversos espacios ajardinados que presentan deficiencias como era el caso del parque Eva Duarte
::: Noticia generada a las 8:57 PM

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