lunes, marzo 19, 2007 :::
Fuente: El Pais Fecha:19-3-07 Autor: Rafael Fraguas
Fauna y flora frágiles en el Retiro Mientras los cormoranes regresan a comer carpines y los dardos duermen a los pavos reales, las obras amenazan a la vegetación
Los tres últimos pavos reales que exhibían su fascinante plumaje en los jardines de Cecilio Rodríguez han sido heridos con dardos adormecedores y apartados del parque del Retiro, donde formaban el último vestigio de una fauna regia allí suelta y campante desde el siglo XVII. Al menos una decena de aves congéneres suyas fueron meses atrás igualmente desplazadas a raíz de la expansión de los riesgos de la gripe aviar que afectó a numerosas ocas y patos. _ Según Carlos Luengo, especialista en fauna y agente de parques, hasta hace pocos años existió en el parque madrileño el oficio de patero, al que se encomendaba el cuidado de estas aves. Luengo ha participado esta semana en el Ateneo de Madrid en las XIV Jornadas Profesionales de Jardinería Municipal, organizadas por CC OO, dedicadas al presente, pasado y futuro del parque del Retiro. Según Luengo, la figura y el oficio del patero han desaparecido. La cultura que durante siglos ha ido atesorando el parque respecto del trato y cuidado de los animales que allí vivían, va desapareciendo de manera alarmante y cediéndose estos menesteres a subcontratas sin arraigo en los conocimientos anteriormente acuñados sobre su hábitat. También han desaparecido las ardillas, casi al completo, a consecuencia de dos hechos: la fumigación por cañones y el elevado número de ejemplares. Estos factores han llegado a romper el equilibrio ecológico. No obstante, según este experto, no todo son malas noticias. Los cormoranes, esas aves con fama de solitarias, laboriosas y altivas, han vuelto a frecuentar el Retiro, del cual se habían esfumado hace tres lustros. Su retorno obedece a la reaparición en el Estanque Grande de los carpines de pequeño tamaño, de los cuales los cormoranes se alimentan. Otro factor esperanzador lo componen los nichos ecológicos, horadados a conciencia sobre árboles secos convenientemente afianzados, que se ahuecan y permiten que en su interior se acomoden murciélagos, lagartijas y aves, como es el caso de las palomas zuritas, que tenían la costumbre de instalarse en los olmos, especie arbórea que quedó diezmada por la enfermedad de la grafiosis. Gracias a estos nichos y a los agujeros que presentan los plátanos de sombra, el Retiro retiene hoy unas 60 parejas de estas aves. De la riqueza vegetal del Retiro, Alfonso Expósito, miembro del equipo de poda de altura del parque madrileño y experto en botánica, señala que tiene 19.814 árboles, de 84 géneros y hasta 148 especies. "El futuro del Retiro como parque histórico exige respetar la cultura jardinera tradicional", subraya. Zanjados, compactado de suelos, riegos arbitrarios y obras por doquier, a cargo de gestores y contratas sin sensibilidad jardinera, están poniendo en serio riesgo la identidad del gran parque urbano de Madrid, a juicio de Luciano Labajos, jardinero municipal y educador ambiental. "Es absolutamente necesario un plan de uso y gestión, que hoy no existe, para regir el Retiro y los demás parques históricos de Madrid, que ya en el siglo XVII poseía más de un millar de huertos y jardines gracias a una cultura que hoy está en peligro". Entre la racionalidad de la jardinería francesa y el libérrimo paisajismo inglés, en Madrid, según Labajos, "prima hoy el cemento, la filosofía de la autovía: arbustos recortados e ingenieros y arquitectos manipuladores del paisaje".
Sin plan para el parque
Federico Sepúlveda es el responsable de Patrimonio Verde, departamento adscrito a la Concejalía de Medio Ambiente que rige el Retiro, un parque urbano con 118 hectáreas de extensión. Admite que no existe un plan de uso y gestión del parque. "Ya que la información existente sobre este jardín histórico es tan enorme y exhaustiva, que queremos hacerlo detenida y reflexivamente, con total precisión", agrega. Sepúlveda subraya que el procesamiento de la documentación existente es muy laborioso, "porque los usos sociales, culturales, la valoración del Retiro por los madrileños, se despliegan por numerosos ámbitos". Y añade: "No hemos destinado un presupuesto específico para hacer los estudios previos al plan, porque los hacemos con nuestros recursos propios". Todo ello, admite, habría demorado tres años y medio el plan, en cuya redacción el departamento que él encabeza, asegura Federico Sepúlveda, se halla involucrado, y con estudios ya asignados y distribuidos.Respecto de la proliferación de subcontratas en el parque madrileño y su eventual impacto sobre la cultura jardinera propia generada internamente a lo largo de la historia del Retiro, el responsable de Patrimonio Verde dice: "La plantilla del parque cuenta con una magnífica experiencia profesional, pero las obras que aplican las contratas son igualmente necesarias: el estado actual del parque lo muestra al público. No creo que una cosa tenga que eliminar a la otra". Sepúlveda da por zanjados los efectos del vendaval que la semana pasada abatió 36 grandes árboles y segó miles de ramas en el parque. "Afectó a todos los parques de la ciudad y fue un episodio puntual", explica.
::: Noticia generada a las 12:20 PM
domingo, marzo 18, 2007 :::
Fuente: El Pais Fecha: 17-3-07 Autor: Pedro Retamar
Primavera en los jardines de Madrid Espacios singulares con herencias renacentistas, francesas e inglesas
Estanques, fuentes, parterres ... Y mucho color. Estos días, en los ocho jardines históricos de la capital florecen los almendros, narcisos, tulipanes y pensamientos.
El jardín es el ámbito en el que la naturaleza aparece "sometida, ordenada, seleccionada, cerrada", escribe el ensayista y poeta Juan Eduardo Cirlot. "Por eso constituye un símbolo de la conciencia frente a la selva (inconsciente), como la isla ante el océano". El lugar donde el ser humano y el espacio arquitectónico mejor se armonizan, según el arquitecto Alvar Aalto, o, siguiendo al poeta Octavio Paz, el lugar donde se entra a otro espacio en el espacio y a otro tiempo en el tiempo. Los primeros colores que estos días lucen tulipanes, narcisos y pensamientos invitan a un viaje primaveral.
1 Los jardines del Buen Retiro Este parque, con sus más de 100 hectáreas, forma el paraíso verde de los madrileños desde que comenzara el proyecto Felipe IV, en el año 1630. El paso del tiempo ha ido transformando las hechuras de este veterano jardín con el avatar caprichoso de cada uno de los regentes que han protagonizado la Corte madrileña. Entre sus palacios, estanques, fuentes, paseos, parterres y estatuas se aprecian todas las influencias de la jardinería europea desde el Renacimiento hasta el Romanticismo. Tiene rincones excepcionales, como el Estanque Grande, el Palacio de Cristal y su lago, el Parterre y su majestuoso ciprés calvo, la Chopera, los jardines de Cecilio Rodríguez o la Rosaleda, que acaba de ser restaurada y luce para esta primavera decenas de variedades de rosas diferentes. A finales de abril empezarán a florecer los gigantescos castaños que pueblan el parque. Más allá del calendario natural, uno de los mayores atractivos es el ambiente que se vive los fines de semana, cuando el Retiro se anima con conciertos de la Banda Municipal, exposiciones, teatro de títeres, paseos en barca, artistas, cuentacuentos, mimos, vendedores ambulantes y paseantes, muchos paseantes.
2 El Capricho Situado en la Alameda de Osuna, este espacio ajardinado es famoso por la espectacular floración de los lilos que comienza a finales de marzo y dura hasta mediados de abril. Al mismo tiempo florecen también los árboles del amor, típicos de este jardín romántico lleno de encanto. Se comenzó a construir en los accesos al palacio de los duques de Osuna en 1787 y se fue ampliando poco a poco con diferentes elementos arquitectónicos y paisajísticos. Tiene unas 14 hectáreas, que han pasado de estar rodeadas de olivares y campos de cultivo a edificaciones y avenidas. Su aislamiento, en la periferia de la ciudad, y el permanecer abierto al público sólo los fines de semana y festivos lo han conservado como una excepcional isla ornitológica donde anidan gran cantidad de especies de aves.
3 Casa de Campo De cazadero real a parque público, ha visto correr el tiempo a las orillas del Manzanares desde que en 1556 Felipe II le comprara los terrenos a la familia de los Vargas, para unir el Palacio Real con la finca de El Pardo. Un bosque de encinares, pinares, fresnedas, choperas, retamares y escobonares de 1.700 hectáreas, convertido en mucho más que un parque, que se pinta en abril de amarillo y tonos rosáceos con la floración de las retamas y los madroños. Se puede dividir en dos zonas bien diferenciadas. Una, colindante con el paseo de Extremadura, donde se localiza el Recinto Ferial, el Parque de Atracciones, el Zoo, los Toriles de Batán y el Lago, que posee un elevado grado de humanización. El otro extremo tiene un carácter mucho más forestal, con un paisaje alomado entre pequeñas vallejadas arropadas de encinas y pinos, donde medran las aves propias del bosque mediterráneo. Son frecuentes los relinchos de los pitos reales, los arrullos de las tórtolas, el soniquete de las abubillas, el alboroto de los arrendajos, los trinos de jilgueros, pinzones, carboneros y ruiseñores, y, desde hace pocos años, la algarabía de las cotorras argentinas.
4 Jardín Botánico Fundado por Carlos III como parte de su proyecto de convertir el paseo del Prado en la Colina de las Ciencias, el Real Jardín Botánico de Madrid albergó desde sus primeros años las colecciones herbarias procedentes de las numerosas expediciones a los territorios coloniales: Perú y Chile, en 1777; Nueva Granada, en 1783; Filipinas, en 1786, y México, en 1787. Actualmente alberga un importante centro de investigación botánica que cuenta con biblioteca, archivo de botánica y jardinería, herbario y semillero, y realiza diversas actividades culturales. Su ordenación se sitúa en tres niveles: la Terraza de los Cuadros, la Terraza de las Escuelas y el Plano de la Flor, que albergan diferentes criterios de clasificación de la flora. Los paseos primaverales y otoñales por este recinto descubren uno de los lugares más exóticos y fascinantes de Madrid. Hasta la entrada del verano se suceden floraciones coloristas, con especies florales y arbóreas en las que destacan ahora las mimosas y azaleas.
5 Campo del Moro Su nombre le viene por ser el lugar de acampada de las tropas árabes que sitiaban la villa en el siglo XII. Situados a espaldas del Palacio Real, estos jardines se configuran en el XIX como patio palaciego de estilo romántico para enlazar con la vecina Casa de Campo. Aunque separados, los jardines de Sabatini, situados en el lateral del palacio, forman una misma unidad alrededor de la residencia real. Dentro del mismo recinto se encuentra el Museo de Carruajes, donde se exponen los coches y carruajes usados por los reyes desde Carlos IV.
6 Fuente del Berro Situado muy cerca del Pirulí (Torre España, sede de TVE) y acosado por la M-30, este pequeño parque romántico evoca sus orígenes como jardín privado de una quinta aristocrática del siglo XVIII. Su nombre hace alusión a una fuente que manaba en la huerta con unas aguas tan apreciadas que Felipe IV compró la finca para reservar los derechos del agua para la Casa Real. La fuente sigue existiendo, pero fuera del parque actual, en la calle de los Peñascales.
7 Parque del Oeste Se trata de un jardín puramente inglés, diseñado en 1906 por Cecilio Rodríguez, al que se le han añadido otras zonas verdes, como el parque de la Tinaja, la Rosaleda y el parque de la Montaña o Templo de Debod. En su zona norte existe una vallejada por donde discurre un arroyo artificial. La irregularidad del terreno en sus casi 100 hectáreas ofrece una singular fisonomía salpicada de plataformas, praderas, bosquetes y sinuosos caminos, que lo convierten en un atractivo lugar de descanso para los estudiantes de la cercana Universidad Complutense. La Rosaleda forma un espacio diferenciado de 1,7 hectáreas alfombrado de miles de rosales distribuidos en parterres. En este recinto se celebra cada año el Concurso Internacional de Rosas Nuevas de la Villa de Madrid, que atrae a participantes de todo el mundo.
8 La Quinta de los Molinos Esta peculiar finca, arbolada con diferentes especies de frondosas y coníferas a lo largo de sus caminos y paseos, tiene la particularidad de albergar ejemplares arbóreos poco frecuentes en los jardines, pero muy apreciados por la avifauna, como son olivos y almendros. En estas fechas del mes de marzo, la floración de los almendros convierte esta antigua huerta urbana en uno de los rincones más singulares de Madrid. Un palacio de inspiración vienesa construido entre los años veinte y treinta del siglo pasado por César Cort y Botí, un par de molinos de viento y algunos estanques y fuentes se reparten entre los calveros de esta pequeña selva artificial.
::: Noticia generada a las 1:25 PM

|