jueves, diciembre 31, 2009 :::
Fuente: El Pais
Fecha: 27-12-09
Autora: Rosa Rivas
Verde y vertical
La capital tiene tres muros vegetales: dos están en CaixaForum y la plaza de Soledad Torres Acosta y, el de la Torre de Cristal, se inaugurará en breve Madrid tiene dos grandes jardines verticales, firmados por el experto mundial Patrick Blanc. Uno fue el primero en España, instalado en 2007 en el centro cultural CaixaForum, en el paseo del Prado. El otro es el que, de momento, ha llegado más alto, al tope de la Torre de Cristal de la aseguradora Mutua Madrileña, uno de los cuatro edificios de oficinas que rascan el cielo de la Castellana y cuya inauguración se prevé a finales de año.
Además de la altura, la diferencia entre ambos jardines es que uno está a pie de calle, a la vista del público paseante o de quienes acuden a las actividades de la Fundación La Caixa, y el otro está en un piso 50 (a 250 metros del suelo) y tendrá un acceso privado. "El jardín es un elemento artístico y un pulmón vegetal para un edificio emblemático", indican en la Mutua. Un emblema del que no facilitan cifras de coste. El presupuesto del edificio, diseñado por el arquitecto César Pelli, es de 45 millones de euros.
El elevado pulmón vegetal tiene 24.000 especies (40 plantas por cada metro cuadrado) y consta de un tapiz de 600 metros cuadrados, flanqueado por dos alineaciones, a dos alturas, de 11 árboles de hoja caduca (robles). Luce ahora un aspecto otoñal. "Es la evolución natural de lo plantado", dicen sus cuidadores.
Los jardines verticales son bellos, pero es una belleza frágil que requiere atención especial y mimo. La altura incide aún más en la peculiaridad. En el caso del jardín vertical de la Torre de Cristal, el más alto de Europa (por el momento), hay corrientes de aire y una atmósfera (10 grados de diferencia entre la planta 50 y la planta baja) que hacen más difícil valorar si las especies van a estar adaptadas o no.
Ese estudio de adaptación ha superado el año con un "balance positivo", aseguran en Mutua. De las 24.000 plantas se han repuesto "sólo 400" y dos especies de fucsias no se han aclimatado, confirman los jardineros. La ciudad está a 600 metros sobre el nivel del mar, pero este jardín "está a la misma altura que San Lorenzo del Escorial (a 1.000 metros), sólo que sin montañas alrededor. El entorno es urbano", precisa Álvaro Aparicio, responsable de Agroforest. Con una plantilla de 30 personas, se ha especializado en jardinería vertical. Es el estudio de paisajismo responsable de los jardines verticales de CaixaForum y Torre de Cristal.
Hay un tercer muro verde en la plaza de Soledad Torres Acosta, junto a Gran Vía. Recoleto, como una isla vegetal en una esquina de una plaza con dureza de materiales y situaciones, este jardín vertical está un tanto damnificado, con calvas de sequedad entre el verdor. Las empresas Agroforest y Semar ejecutaron en 2007 el diseño que Ben Bushe y Brut Deluxe Arquitectos proyectaron para el Ayuntamiento de Madrid. El mantenimiento corre en la actualidad a cargo de los servicios municipales de jardinería. "Estos jardines son complicados. Requieren tiempo para que se adapten", indican en Patrimonio Verde. Las arquetas a pie de muro fueron vandalizadas, confirman, pero al parecer "no hubo daños excesivos en la red de riego". Las plantas prendidas a este muro (algunas "autóctonas de la sierra") sobreviven con poca tierra y nacen en grietas de roca. "Pero las revisamos cada dos o tres días", explican.
Pese a lo agitado del trasiego urbano y los humos de los coches que pasan veloces a su lado, el muro vegetal del CaixaForum luce espléndido. La primera obra en España de Patrick Blanc es el mayor jardín vertical implantado sobre una fachada sin huecos. Ocupa 460 metros cuadrados de superficie vegetal (como una pista de tenis) y alberga 15.000 plantas de 250 especies que dibujan un gran tapiz. El coste total de la intervención arquitectónica de la antigua central eléctrica del Mediodía, en la que se incluye la construcción del jardín vertical, ascendió a 60 millones de euros.
"Este jardín requiere prácticamente los mismos cuidados que cualquier otro. Únicamente necesita la luz solar y un sistema interno por goteo en el que junto al agua se le suministran a las plantas nutrientes". Hubo un susto al principio. En junio de 2007, las 15.000 plantas de especies diferentes estaban verdes. Un mes después el bosque frondoso lucía como si fuera maleza. Las propias obras de construcción del CaixaForum le afectaron, pero lo que apuntaba como infancia difícil tuvo una madurez lustrosa.
"La adaptación al paisaje urbano a lo largo de estos más de dos años ha sido más que satisfactorias. Se ha convertido en un icono de la ciudad", afirma un portavoz de la Fundación La Caixa.
En los calurosos veranos de Madrid hay que refrescar las plantas más de cinco veces al día. El riego es automatizado y para el especial jardín del rascacielos Agroforest ha incorporado un sistema sobre los criterios de Blanc y que aprovecha el agua del drenaje. El líquido del riego se escurre por el muro (que tiene un fieltro donde se anclan las plantas) y baja por un canalón; luego se recupera en un depósito, se filtra y se reutiliza para regar.
Los jardines verdes tienen un aporte ecológico, dicen sus defensores. De hecho, en una ciudad tan contaminada como México DF se ha planteado instalarlos en distintos barrios para reducir la polución.
"Depuran las aguas grises, mejoran la estética de la fachada, ofrecen un diseño versátil u refrigeran el interior del edificio", pone de relieve Vivers Ter. Esta empresa catalana, dirigida por Álex Puig, lleva a cabo proyectos de paisajismo con implicaciones medioambientales y ha patentado un sistema para muros y paredes verdes, FlexiverdeBabylon, junto a una empresa italiana (Poliflor) y otra madrileña (Top Grass).
Lo verde tiene bondades, pero también su precio, y no es bajo. Aunque depende de las dimensiones del muro. Suele haber 40 plantas por metro cuadrado, lo que supone unos 80 euros por metro (una planta vale un mínimo de 2 euros). "El mantenimiento de un jardín vertical es más barato de lo que parece. Lo que es más caro es la instalación", explica el experto de Agroforest.
Los jardines verticales son "obras complejas" que requieren personal subidos a plataformas o suspendidos en arneses para colocar las plantas y realizar los arreglos. En el caso del jardín de la Torre de Cristal, hay dos visitas de control semanales. El arbolado requiere una poda y una revisión en primavera y otoño, además de un tratamiento fitosanitario (contra plagas y pulgones) en esas mismas fechas. El tapiz vegetal precisa tres actuaciones al año de podas y recortes, trabajo que se realiza con grúas. Reponer plantas es algo normal.
"Las plantas son seres vivos, hay plantas que se mueren porque sí", precisan en Agroforest. El propio autor de los jardines, Patrick Blanc, recomienda dejar los esqueletos de las plantas para sostener a las que van brotando.
::: Noticia generada a las 8:54 PM
jueves, diciembre 03, 2009 :::
Fuente:
ABC
Fecha: 28-11-2009
Autor: EFE
El Ayuntamiento aprueba un plan para renovar el Jardín Botánico
Madrid, 28 nov (EFE).- Adecuar las instalaciones científicas del Real Jardín Botánico de Madrid a las demandas del siglo XXI es el objetivo principal del Plan Especial al que el Gobierno de la ciudad de Madrid ha dado el visto bueno.
La intención es dotar a las más de ocho hectáreas de uno de los equipamientos histórico-culturales del eje Prado-Recoletos de un nuevo instrumento urbanístico que permitirá recuperar determinadas zonas, mejorar las instalaciones y la accesibilidad y crear, entre otras mejoras, un jardín de invierno.
También el documento urbanístico actualiza la catalogación de elementos vegetales, escultóricos y arquitectónicos, y mejora la accesibilidad general del recinto.
Además, va a contar con mayor superficie, dedicada a exposiciones e investigación, y va a recuperar zonas de jardín en parte deterioradas o sin uso. Estas áreas, situadas fuera de la traza histórica, se ordenan con el máximo respeto a la misma.
El Plan Especial dota al Real Jardín Botánico de Madrid de un instrumento urbanístico que sirve para lograr la conservación de su traza histórica y de los bienes ya protegidos incluidos en el conjunto, al tiempo que define la ordenación de las actuaciones encaminadas a la mejora y puesta en valor del recinto.
Pero las mejoras no acaban aquí. También se posibilita la ampliación de la superficie construida, dentro del 10 por ciento permitido por el Plan General para edificios dotacionales.
Con la aprobación del Plan se podrá abordar la renovación y mejora del edificio actualmente dedicado a investigación, situado en el sector junto a la calle de Alfonso XII, con entrada desde la Cuesta de Moyano, ampliándose con nuevos laboratorios y una nueva y moderna sala de estudio.
También se ampliarán el herbario, el archivo histórico y la biblioteca. Esta ampliación supondrá la creación de una superficie de 657 metros cuadrados.
Además, el documento urbanístico permite la reordenación de la zona denominada 'El Jardinillo', situada muy cerca de la entrada principal, y actualmente dedicada a labores de mantenimiento.
Allí se creará un área de servicio para atender adecuadamente al casi medio millón de visitantes que se acercan cada año al Jardín Botánico, incorporando una edificación de una planta sobre rasante destinada a aula de interpretación, tienda, cafetería y servicios, así como un nuevo invernadero. Esto supondrá una superficie de 435 metros cuadrados de nueva creación.
En el sector sureste del jardín, situado junto a la Cuesta de Moyano, actualmente sin uso ni tratamiento específico y no perteneciente a la original traza del conjunto, se va a crear un jardín de invierno.
Se trata de un invernadero de singular diseño, destinado a la investigación donde multiplicar todas aquellas plantas endémicas y en peligro de extinción que se conservan en el banco de germoplasma o que se reciben en intercambio de otros bancos nacionales o extranjeros.
Este invernadero contará con una superficie de 220 metros cuadrados.
Para mejorar la conservación del recinto, el Plan Especial asigna protección a elementos no catalogados actualmente, como el invernadero de las Palmas o de Graels (construido en 1857), al que se le asigna un nivel 2 Grado Estructural.
También se catalogan como elementos singulares el depósito de agua superior (estanque alto) y los restos de la antigua noria, además del emparrado del paseo de Clemente del siglo XVIII (de unos 150 metros de longitud), al que se le asigna nivel 1 histórico-artístico.
Por otra parte, el documento amplía el catálogo de árboles singulares extendiéndolo a 29 ejemplares más, considerados de interés por los expertos.
El Real Jardín Botánico cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural. El edificio del Pabellón de Villanueva es el único que figura en el Catálogo de Edificios Protegidos del PGOUM 1997 como nivel 1 Grado Singular. EFE
::: Noticia generada a las 8:40 PM
Fuente.
El Imparcial Fecha: 30-11-09
Autor: Lucía Serredi
TRIBUNA
Graves restauraciones de fantasía en Boadilla del Monte
En los años 70, un grupo de profesionales relacionados con el paisajismo, la universidad, la arquitectura, el movimiento vecinal y sobre todo la asociación de defensa del patrimonio ADELPHA, iniciamos una rigurosa y apasionada lucha para que los jardines históricos fueran considerados parte integrante y singular del patrimonio, y se restauraran siguiendo las mismas pautas marcadas internacionalmente para los monumentos arquitectónicos. A partir de ese momento los jardines fueron objetos de estudios, análisis y diagnósticos, normas y metodologías: momento esperanzador después de tantas destrucciones, aproximaciones empíricas y -en el mejor de los casos del más absoluto abandono. Las administraciones empezaron a reaccionar y se impidieron entonces proyectos disparatados como los previstos, entre otros muchos, para El Capricho de la Alameda de Osuna o el Jardín Botánico de Madrid.
Han pasado más de tres décadas y en estos últimos años se han organizado multitud de congresos y masters, sin embargo la concreción de esta nueva disciplina -la restauración de la jardinería histórica- no ha supuesto, salvo excepciones, mejores resultados. Todo lo contrario: la anti-cultura de masa y del espectáculo, el divismo de los profesionales, la exaltación de una modernidad fuera de contexto, han traído una muy peligrosa subjetividad unida a una ignorante impunidad. Se confunde restauración con creación, el tan denostado riprístino está al orden del día, si no hay referencias históricas concretas se buscan diseños similares en estilo: todo un cúmulo de falsos-históricos y falsos-estéticos -como diría el maestro Cesare Brandi- auspiciados en muchas ocasiones por los intereses propagandísticos y mercantilistas de los ayuntamientos. Efectivamente, cuántos pueblos lucen ya en sus plazas mayores, antaño austeras y simplemente terrizas, trazados formales, ejes imposibles, juegos de materiales multicolores, mobiliario de marca: nada más artificial, ridículo, desolador, por alejarse de la tradición viva y del paisaje circundante.
El caso de Boadilla del Monte es mucho más grave ya que no se trata de un simple pueblo rural, sino que aquí el arquitecto Ventura Rodríguez, en la segunda mitad del siglo XVIII, despliega todo un programa de “asentamiento señorial” que -como apunta José Luis Souto, así como otros historiadores- se asemeja a un “Real Sitio a escala reducida”: un importante palacio presidiendo jardines aterrazados que repiten el esquema de tantas villas medíceas renacentistas y que conservan toda su estructura fuerte, un valioso aunque olvidado estanque con noria en el bosque cercano, una plaza formando exedra en la fachada noroeste del palacio rematada por una monumental fuente y depósito de aguas, un originalísimo e ignorado edificio circular destinado a gallinero, puentes de granito en los accesos al pueblo; todo ello unido a una iglesia de origen mudéjar y a un convento del siglo XVII.
Precisamente el elemento central de este programa barroco-clasicista de Ventura Rodríguez, es decir la plaza entre el palacio y la fuente, ha sido objeto de una rehabilitación, recién inaugurada, que, para el ya citado Brandi, pertenecería al llamado “restauro di fantasia”, “la más grave herejía dentro de la restauración”: la que pretende entrar en el mismísimo proceso de creación de la obra de arte original. Allí en efecto, se ha inventado ex novo un trazado pseudodieciochesco, nunca existido por supuesto en la mente de Ventura Rodríguez, con la intención de dar más lustre a un enclave perteneciente a la más pura ilustración. Con ello se ha roto por primera vez el diálogo palacio-fuente, se ha borrado la elegancia humilde de esta plaza, se ha querido crear - muy equivocadamente- una interrelación visual entre el palacio y el convento, elementos que nunca han tenido que ver ni histórica ni estilísticamente. Mejor hubiera sido que el Ayuntamiento de Boadilla aprovechara esta remodelación para, entre otras cosas, suprimir las dos escaleras adosadas a la fuente -fruto de una intrépida actuación de hace unos años- y para eliminar así mismo el cinematográfico color rojo que el director Milos Forman regaló a la fachada del palacio. Para completar esta rehabilitación y en contraste con el falso lujo y el burdo triunfalismo del trazado de la plaza, se ha recurrido a una jardinería supuestamente “autóctona”, “sostenible”, “respetuosa con el medio ambiente”, de lavandas y romeros: nada más alejado de monumentos neoclásicos o barrocos, pero sí recurrente en chalés y obras públicas marginales.
En otras ocasiones, al ver este tipo de restauración tan desafortunada, hemos superado nuestras furias profesionales con el consuelo de una pronta reversibilidad de la obra a los pocos años, sin embargo en Boadilla del Monte la restauración de fantasía de la exedra se ha sumado a una generalizada desnaturalización de todo el núcleo histórico del pueblo: la privatización de la Plazuela del Depósito por parte del hotel del Convento donde además sobra diseño y faltan árboles, el revival integral de la Casa de Capellanes, el entorno de la iglesia de San Cristóbal, antes reservado, ahora abierto a través de escalinatas y cancelas a una calle recién peatonalizada que viene a ser un facsímil de todas las calles de todos los pueblos cercanos recién modernizados.
Pero nuestra preocupación no termina aquí sino que va mucho más allá, efectivamente nos preguntamos: con tanto diletantismo, tanta fantasía, tanto afán pretencioso, ¿cuál va a ser el futuro del palacio del Infante Don Luis y de sus jardines? Vista la maqueta presentada por la Fundación Autor de la SGAE, adjudicataria del uso del palacio por 75 años, tal vez debería tranquilizarme ya que, salvo las grandes obras de ampliación que
se proyectan debajo del parterre, se han adoptado varias actuaciones extraídas de mi propuesta de restauración de los jardines, publicada en el 2001 (“Jardines del palacio de Boadilla del Monte — Estudio histórico y propuesta de restauración” de Serredi y Souto): los mismos “pabellones acristalados” adosados a la tapia, los mismos “jardines de sombra” en los laterales del palacio, y -lo más inequívoco e ilustrativo- un “teatro di verzura”, elemento recurrente en toda la jardinería histórica italiana, pero prácticamente desconocido e inexistente en la española. La ampliación prevista para las galerías de la segunda terraza va a impedir que en el parterre -elemento identificativo de todo el conjunto de Ventura Rodríguez- haya cipreses ni otros árboles, tampoco pérgola vegetal formando cúpula sobre la fuente central. Sin embargo sí habrá “elementos traslúcidos”, “óculos cenitales”, “cajas metálicas prismáticas”, “cilindros de vidrio opalescentes”, “láminas de agua que actuarán como lucernarios sobre la cafetería”…
En realidad a todo esto no podemos llamarlo únicamente “restauración de fantasía”: si se llega a concretar un proyecto de estas características, ello supondría la destrucción de un jardín del siglo XVIII, único en España, que conserva íntegramente toda su arquitectura, así como su diálogo palladiano con el entorno.
Lucía Serredi
Paisajista, ha restaurado el Jardín del Rey en Aranjuez , así como los jardines de los museos Cerralbo, Sorolla y América, de Madrid
::: Noticia generada a las 8:14 PM