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sábado, junio 26, 2004 :::
 
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Fuente: El Pais
Fecha: 21-6-04
Autor: MCD



Cavanilles en el siglo XXI
Botánicos e historiadores de la ciencia imaginan qué haría hoy su ilustre colega y reflexionan sobre su legado


Valencia
Viajemos en la máquina del tiempo con el botánico valenciano Antoni Josep Cavanilles. Con el visionario, el científico riguroso. El ilustrado que hace 200 años describió la flora ibérica y la flora exótica trasladada desde las colonias de ultramar. Traigámosle de las luces de la Ilustración y la Revolución Francesa a la España de la precariedad en investigación y desarrollo. De la descripción botánica según Linneo, a las modernas técnicas de la biología molecular y los marcadores de ADN. ¿Qué proyectos de investigación se llevaría entre manos? ¿Qué lugar ocuparía en el panorama de la botánica valenciana actual?

Puestos a imaginar, Antoni Aguilella, director del Jardín Botánico de la Universitat de València, opina que "Cavanilles no se hubiera ido a vivir a París, sino a Estados Unidos; hablaría y escribiría en inglés, y no en latín; y en esa mezcla entre científico y cortesano que fue, seguro que, con una formación científica seria, se hubiera dedicado a la política científica".

José Pío Beltrán, investigador botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), considera que "la moderna descripción de la flora del Reino de Valencia de Cavanilles podría traducirse en el siglo XXI en el ambicioso proyecto de Flora Ibérica, un compendio que describe la compleja flora de nuestra Península con técnicas actuales. Podría trabajar, por ejemplo, en endemismos y en biología de la conservación".

Por su parte, Manuel Costa, botánico y vicerrector de política científica de la Universitat de València, califica a Cavanilles de personaje "abierto y progresista, un hombre avanzado en su tiempo, de gran carisma. Le gustaba el poder y su obsesión era controlar la botánica. Desgraciadamente, murió pronto, y no pudo controlar todo lo que él hubiera querido. Actualmente, sería un líder y un dinamizador de grupos botánicos". Según Costa, como científico, Cavanilles incorporó métodos nuevos, como el de Linneo, y estaba obsesionado en dos cosas: conocer la biodiversidad en plantas - por eso describió tantas-, y explicar dónde vivían y en qué condiciones. "Eso era válido entonces y lo es ahora. En el año 2004 se habría dedicado a la filobiogeografía, que estudia las relaciones de parentesco de las plantas en su distribución, con las técnicas más novedosas para ello: la biología molecular y las secuencias de ADN", añade. ¿Cuál es el estado de salud del legado de Antoni Josep Cavanilles? "Sin duda, la botánica valenciana está a muy alto nivel", asegura el profesor Costa.

En el Laboratorio de Biología Molecular del Instituto Cavanilles de la Universitat de València -centro de investigación que reparte sus instalaciones entre el Jardín Botánico, los edificios de Paterna y la Facultad de Biológicas en el Campus de Burjassot-, el grupo del profesor Josep Rosselló, que físicamente se ubica en en el Jardín Botánico, aplica la técnica de marcadores de ADN para identificar especies botánicas. Una de sus áreas de estudio es la flora de las islas continentales, que son aquellas que estuvieron conectadas en el pasado al continente. El ADN permite conocer el potencial evolutivo de una población de cara, entre otras cosas, a su conservación. Permite hacer estudios filogenéticos y de evolución, y conocer la diversidad genética de la flora conservada tanto en la naturaleza como en los jardines botánicos. "El hecho de que una planta esté en un jardín botánico no significa que podamos reintroducirla en la naturaleza, pues a veces lo impide la consanguinidad y la escasa diversidad genética", explica Rosselló.

Además de esta investigación de carácter básico, con las técnicas de ADN estos "nuevos cavanilles" son capaces de identificar fraudes alimentarios y de medicamentos -que no sólo merman la calidad, sino que también pueden ocasionar problemas de alergias, entre otros-, donde hasta ahora sólo había métodos químicos que precisan una mayor cantidad de muestra y de tiempo, y están sujetos a error.

El profesor Roselló considera que las técnicas más novedosas son también las más resolutivas. "Integran la genética con la descripción. Somos algo más que jardineros. Creemos que el botánico debe ser un científico integral. La botánica debe estar abierta a conceptos y métodos de otras disciplinas, y una tener trascendencia social", afirma.

Con los métodos desarrollados y patentados en colaboración con la Universidad de las Islas Baleares y el CSIC, y con tan solo 10 miligramos de muestra y unas cinco horas, se puede identificar el ADN al referirlo a una base de datos que nos dice a qué especie pertenece. Entre otras cosas, son capaces de saber si el estabilizante de nuestra mermelada favorita procede, como declara la etiqueta, del algarrobo - en concreto de su semilla, el garrofín-, o bien si nos están dando gato por liebre utilizando un estabilizante mucho más barato pero menos efectivo, procedente del guar de la India.

El servicio de análisis externo del grupo de Rosselló también es capaz de detectar fraudes en aceites, trabajo que desarrollan con el Instituto de la Grasa del CSIC en Sevilla. Fraudes como el consistente en hacer pasar el aceite de avellano por el de oliva, ambos con perfiles de ácidos grasos muy semejantes.

Del mismo modo, la Universitat de València y la Universidad Cardenal Herrera-CEU trabajan conjuntamente en el Servicio Nacional de Certificación de Plantas Medicinales, Tóxicas y Venenosas para la identificación de plantas medicinales, un área en la que existe muy poco control. "Hay un listado de plantas de uso restringido, pero las instituciones no encuentran laboratorios para identificarlas. En los medicamente supuestamente "naturales" es muy fácil sustituir de forma fraudulenta unas especies por otras que pueden tener un efecto pernicioso", explica Rosselló. Del mismo modo, estos métodos permiten certificar en poco tiempo el pedigrí de una especie animal o identificar plantas amenazadas. Con métodos convencionales, las especies madereras sujetas a regulación que llegan a los puertos pueden tardar varios meses en certificarse.

"Nuestra filosofía no es vender lo que nosotros queremos investigar, sino ir al cliente y solucionar un problema que nos propone", afirma Rosselló. Sin embargo, de momento no hay un uso generalizado del servicio que suponen estas novedosas técnicas. "Los cauces de transferencia de la investigación implican para el científico una labor añadida a la propiamente investigadora, docente y administrativa, que ya desempeñamos, y que no encuentran en la universidad todo el apoyo requerido. Para conseguir que la investigación tenga un reflejo en la sociedad, hace falta una mayor capacidad de difusión y propaganda por parte de todos los estamentos involucrados", añade.



::: Noticia generada a las 10:34 AM


martes, junio 15, 2004 :::
 
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Fuente: La Libre.be
Fecha: 15-6-04
Autor: Roger Pierre Turine


Art of the Garden

Relayant l'Année du jardinage, la Tate Britain évalue l'image du jardin à travers deux siècles de peinture anglaise...

Si l'espace du jardin est une source d'inspiration pour les artistes - l'art inspirant à son tour jardiniers et paysagistes -, les artistes britanniques ont cultivé un intérêt particulier et original face à ces morceaux de nature plus ou moins sauvages, plus ou moins travaillés par la main de l'homme.»


Fort d'un tel constat, les organisateurs de cet ensemble, fleuri à défaut d'être toujours délicatement odorant, ont saisi la balle au bond, le bicentenaire de la Royal Horticultural Society et l'Année du jardinage en Grande-Bretagne, leur offrant une superbe opportunité de faire de leur musée une sorte de vaste jardin fleuri de belles images en couleurs.

Brossant deux siècles de peinture accordée à la thématique, l'exposition vise aussi large que son accrochage est hétéroclite et, bien évidemment, très anglais; les peintres d'outre-Manche n'ayant pas leur égal pour des audaces chromatiques et plastiques qui, parfois, nous paraissent franchement hors de saison, plutôt kitsch.

De John Constable et William Turner à Lucian Freud, Ian Hamilton Finlay ou Gary Hume, l'éventail était certes susceptible de dérouter l'entendement. Le jardin est envisagé dans son acceptation la plus large, divers thèmes en balisant le parcours de façon plus ou moins symbolique.

Le jardin en tant que création artistique en soi n'est pas davantage omis. La première salle du parcours est peut-être la plus dense car elle témoigne d'antinomies récurrentes. On y trouve deux beaux Constable de 1815, réalistes et atmosphériques. Plus aérien, un Turner de 1826 y contraste utilement avec la toile autrement réaliste «Bethnal Green Allotment» peinte par Charles Ginner en 1943 et si James Mcintosh Patrick y va d'un «City Garden» de 1940 très lumineux avec ses linges blancs, Stephen Gore nous y plante avec «The Fig Tree» de 1912, un paysage presque fauve et vibrant, alors que le «A Corner of Merton, 16 August 1940» de Harry Bush témoigne d'un jardin désagrégé par un bombardement allemand.

Intéressante aussi, la salle aux photos en noir et blanc, disposées un peu comme des livres ouverts sur le monde, de Ian Hamilton Finlay, que conforte une musique contemporaine pour flûte. Ailleurs encore, une toile célèbre de John Singer Sargent, «Carnation, Lily, Lily, Rose» (1885-86), sorte d'hymne à la lumière et à l'éveil à la vie, surprend à défaut d'enthousiasmer. Voici des fruits, des fleurs, des jardins...









::: Noticia generada a las 10:28 PM


 
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Fuente: La Libre.be
Fecha: 15-6-04
Autor: Roger Pierre Turine


Art of the Garden

Relayant l'Année du jardinage, la Tate Britain évalue l'image du jardin à travers deux siècles de peinture anglaise...

Si l'espace du jardin est une source d'inspiration pour les artistes - l'art inspirant à son tour jardiniers et paysagistes -, les artistes britanniques ont cultivé un intérêt particulier et original face à ces morceaux de nature plus ou moins sauvages, plus ou moins travaillés par la main de l'homme.»


Fort d'un tel constat, les organisateurs de cet ensemble, fleuri à défaut d'être toujours délicatement odorant, ont saisi la balle au bond, le bicentenaire de la Royal Horticultural Society et l'Année du jardinage en Grande-Bretagne, leur offrant une superbe opportunité de faire de leur musée une sorte de vaste jardin fleuri de belles images en couleurs.

Brossant deux siècles de peinture accordée à la thématique, l'exposition vise aussi large que son accrochage est hétéroclite et, bien évidemment, très anglais; les peintres d'outre-Manche n'ayant pas leur égal pour des audaces chromatiques et plastiques qui, parfois, nous paraissent franchement hors de saison, plutôt kitsch.

De John Constable et William Turner à Lucian Freud, Ian Hamilton Finlay ou Gary Hume, l'éventail était certes susceptible de dérouter l'entendement. Le jardin est envisagé dans son acceptation la plus large, divers thèmes en balisant le parcours de façon plus ou moins symbolique.

Le jardin en tant que création artistique en soi n'est pas davantage omis. La première salle du parcours est peut-être la plus dense car elle témoigne d'antinomies récurrentes. On y trouve deux beaux Constable de 1815, réalistes et atmosphériques. Plus aérien, un Turner de 1826 y contraste utilement avec la toile autrement réaliste «Bethnal Green Allotment» peinte par Charles Ginner en 1943 et si James Mcintosh Patrick y va d'un «City Garden» de 1940 très lumineux avec ses linges blancs, Stephen Gore nous y plante avec «The Fig Tree» de 1912, un paysage presque fauve et vibrant, alors que le «A Corner of Merton, 16 August 1940» de Harry Bush témoigne d'un jardin désagrégé par un bombardement allemand.

Intéressante aussi, la salle aux photos en noir et blanc, disposées un peu comme des livres ouverts sur le monde, de Ian Hamilton Finlay, que conforte une musique contemporaine pour flûte. Ailleurs encore, une toile célèbre de John Singer Sargent, «Carnation, Lily, Lily, Rose» (1885-86), sorte d'hymne à la lumière et à l'éveil à la vie, surprend à défaut d'enthousiasmer. Voici des fruits, des fleurs, des jardins...









::: Noticia generada a las 10:28 PM


sábado, junio 12, 2004 :::
 
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Fuente: Yahoo! Noticias
Fecha: 10-6-04


Un premio de paisajismo recae en un profesor de Catarroja
De Panorama-Actual.es

El profesor de la Escuela de Capataces de Catarroja Miguel Gibaja Peña ha recibido el premio nacional Alhambra 2004 de Paisajismo, otorgado por la Asociación Nacional de Parques y Jardines, según han informado fuentes de la Diputación de Valencia.

Este premio se concede cada año a los mejores diseños de paisajismo y artículos de prensa sobre jardinería e investigación en el mundo del medio ambiente.

Este reconocimiento es el único que se concede en materia medioambiental a nivel nacional, y aunque no comporta remuneración monetaria, sino una escultura, ésta constituye la más alta distinción en el sector del paisajismo, han indicado las mismas fuentes.

El Profesor Miguel Gibaja ha sido premiado por su trayectoria profesional como profesor del centro de Catarroja y por los proyectos que ha diseñado en los últimos años.

La Asociación Nacional de Parques y Jardines está formada por los mejores especialistas mundiales del diseño de jardinería y paisaje y se reúne una vez al año para realizar un congreso donde se debaten todas las particularidades y novedades del mundo del paisajismo. Panorama-Actual.es




::: Noticia generada a las 1:42 PM




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