Miscelánea de jardines  

Miscelanea


Portada de Ciberjob Historico de noticias de los Miscelanea Para escribirnos

martes, enero 25, 2005 :::
 
Fuente: El País
Fecha: 21-1-05
Autor: Jorge Benavídes Solís es profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.


TRIBUNA: REFORMA DE LA LEY DE PATRIMONIO CULTURAL JORGE BENAVIDES SOLÍS
La desprotección del paisaje


Sevilla
Las palabras se ajustan al tiempo enriqueciendo las huellas de su historia: la palabra paisaje, que en origen solamente fue un atributo del territorio digno de ser contemplado, actualmente es la manifestación sensible (física) de la interacción entre el hombre (según su cultura, su organización social) y su entorno natural.
En Andalucía, los enunciados líricos acerca de la protección del paisaje han sido totalmente asumidos; pero sus nuevos significados no. Esto explica la total ausencia de una legislación adecuada acorde con los tiempos, situación que por otra parte corre el peligro de ser interpretada, por decir lo menos, como indiferencia administrativa (¿desidia?). En otros países de la Unión Europea se ha dado prioridad a este tema y se está trabajando con eficacia. Ejemplos: Holanda, Italia, Suiza.
Las palabras: pago, pueblo, país, paisaje, tienen su origen etimológico en la palabra latina pagus. En el diccionario de 1832 aparece como un "distrito determinado de tierra o heredades" y, paisaje, como "un pedazo de país (región, reino, provincia o territorio) en la pintura", es decir, el paisaje comenzó a definirse no como una opción contemplativa directa de la naturaleza sino de las cualidades extraídas del pago por el artista.
El diccionario de 1899 matiza un poco más la palabra paisaje y dice: "terreno en que fijamos la atención considerándolo artísticamente" ya sea para disfrutarlo de forma directa o para expresar nuestros sentimientos (románticos) a través del arte.
Actualmente, la Real Academia dice que paisaje es: "una extensión de terreno, sea considerada artística o no que se ve desde un sitio, y pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno". Así pues, a partir de fines del siglo XIX, debido a las consecuencias de la primera revolución industrial y gracias a los artistas, a los viajeros, a los exploradores y a los pintores románticos, el paisaje se popularizó de tal manera que incluso adquirió dimensión urbana y localizó sus mejores características en parques y jardines (paisaje proyectado según la definición del ICOMOS) de ciudades, palacios y casas. En Andalucía existen 14 Jardines Históricos legalmente protegidos por la Consejería de Cultura, como Bienes de Interés Cultural (Granada 5, Sevilla 4, Málaga 3; Córdoba 2). Deberían ser más.
Y como tradicionalmente se supone que el paisaje está inmerso en el ámbito de lo natural, la Consejería de Medio Ambiente lo protege según las siguientes figuras legales: Parajes Naturales, Parques Periurbanos o Reservas Naturales Concertadas. En Andalucía están protegidos: 2 parques nacionales, 23 parques naturales, 27 reservas naturales, 2 reservas naturales concertadas, 31 parques naturales concertados y 18 parques periurbanos.
Con las reservas del caso, se podría decir entonces que la administración dispone de instrumentos para proteger la dimensión urbana y la expresión natural del paisaje romántico, lo cual está muy bien pero es insuficiente porque resulta impostergable determinar los instrumentos legales que impidan la degradación del paisaje construido. También la adopción de una estrategia y de una política de estudio y seguimiento de los procesos de construcción del paisaje con el fin de evitar los desgarros del entorno natural (graveras, invernaderos y terrazas para cultivos intensivos), la acumulación de basura contaminante dispersa en el territorio (anuncios, vallas publicitarias, plásticos), el afloramiento de escombreras de objetos, algunos de ellos "nómadas" que atentan contra el sentido común (cobertizos, urbanizaciones ilegales, arquitectura), el buen gusto e incluso la salud (torres y líneas de alta tensión, de teléfonos, incendios provocados que degradan el territorio, minas abandonadas, campos electromagnéticos, contaminación del agua, etc.).


::: Noticia generada a las 6:31 PM


domingo, enero 16, 2005 :::
 
Fuente: Granada Digital
Fecha: 3-1-2005
Autor: Francisco Javier Guillén

Jardineros y jardines

“Todas las melancolías tienen esencia de jardín”. Federico García Lorca. Impresiones y Paisajes

El jardín, espacio de tolerancia, paz, naturaleza y cultura está de moda, y con él sus vocacionales trabajadores(así los veo y considero yo), nuestros respetados jardineros. Desde los que están trabajando diariamente en las diversas zonas verdes de la ciudad, hasta los empleados en el Servicio de Jardines del Patronato de la Alhambra y Generalife, todos ponen parte o la totalidad de su amor al arte del jardín. Pero, en los siguientes renglones, amigo de Granada Digital, déjame que te cuente algo sobre el oficio de jardinero (métier de jardinier para los franceses). Me concentraré en los jardineros que están trabajando en los parques y jardines históricos (la Alhambra y Generalife, el Carmen de los Mártires, el Carmen de los Cipreses, el Carmen de Manuel de Falla, el Carmen de la Victoria, el jardín nazarí de Vélez de Benaudalla...)

En jardinería histórica, ese emocionante y cotidiano compromiso adquiere una dimensión patrimonial y cultural particularmente importante (recordemos que los jardines históricos integran una parte importantísima de nuestro Patrimonio Cultural). El jardinero, a la hora de enfrentarse al constante cambio de un jardín, precisa del obligatorio saber teórico y práctico, en particular en las siguientes disciplinas:

* La Historia del Arte de los Jardines (en mayúscula a propósito, deseando que sea una especialidad con autonomía y metodología propia).

* Botánica ornamental y su utilización a lo largo de las diferentes épocas. Origen e introducción de las especies vegetales plantadas en el jardín histórico donde desarrolle su apasionante oficio.* El conocimiento de las “perdidas técnicas agrícolas”, por ejemplo la topiaria, las populares bailarinas (se puede visitar la existente en el Carmen de la Victoria), los diferentes injertos. Aquí, me gustaría que se “instaurara” una especialidad centrada en la recuperación de las artes de poda. Considero que algunos de los mejores jardineros de nuestro planeta azul están en Granada, Valencia y Aranjuez (en todos ellos hay una profunda herencia andalusí)

* El estudio de los principios y métodos de restauración de jardines.

* La ecología, la botánica, la genética y selección de las especies y variedades ornamentales. De igual modo, la formación en edafología, los conocimientos imprescindibles en patología vegetal, la utilización de las últimas tecnologías en riegos, y el empleo de la maquinaria de jardinería y agrícola más adecuada a cada caso.

Para que los jardineros puedan desarrollar esas funciones con todas las garantías de éxito, los políticos (administración municipal, autonómica, nacional...) deben mirar un poco por el Arte del Jardín, para lo cuál , rechazar (legislando para ello) la existencia de los contratos basura (¿a qué ellos no tienen ese tipo de “oferta laboral?) ; erradicar las rápidas, malas y deficientes formaciones académicas, aprobando planes de estudio o cursos que contemplen un aprendizaje íntegro y de calidad en jardinería y paisajismo (lejos de toda titulitis, tan arraigada en nuestra nación), y otras lindezas que perjudican a la propia autoestima del futuro jardinero. Él, auténtico artífice de la renovada belleza de nuestros edenes, cuando no se ve apoyado en un trabajo digno y debidamente remunerado, enseña una lección de dignidad y grandeza profesional. Su condición de jardinero se eleva por encima de todas esas “dificultades económicas, realizadas por personas ajenas al mundo de la jardinería) y, con sus agrietadas manos, con su sudor, con su limpia mirada nos regala (ayer, hoy, mañana y siempre) nuestros queridos y amados jardines de Granada. Jardineras y jardineros de Granada, estáis creando el Paraíso Celestial en la Tierra. Gracias, con humildad y fraternal cariño.





::: Noticia generada a las 1:04 PM


martes, enero 11, 2005 :::
 
Fuente: Lexpres.mu
Fecha: 10-1-2005
Autor: Edouard J. MAUNICK


MÉMORIALES
Paroles autour de jardins

Aucune raison particulière pour EJM d’évoquer ici John Lennon, sinon qu’il a, par pur hasard, alors qu’il ne cessait de parler arbres, retrouvé l’exemplaire de “Imagine Strawberry Fields”, qu’il croyait avoir perdu. Il le rouvre pour nous afin de nous livrer ses impressions et ses sentiments


Sollicité par une amie qui n’est autre qu’Anne Filali, Yasmine-Antonia Filali, pour citer pleinement son nom, que j’ai rencontrée, j’ai oublié où, avec des amis libanais et que j’ai retrouvée avec bonheur lors de certaines manifestations culturelles, à l’Institut du Monde Arabe, lieu de rendez-vous propice au dialogue et à l’ouverture s’il en est dans Paris, j’ai fini, comme Wole Soyinka, Tchicaya U Tamsi, André Brink et tant d’autres, parmi les 87 artistes et écrivains, venus de plus de 60 pays, par joindre ma contribution aux leurs, à l’hommage à John Lennon, lors de l’inauguration, le 9 octobre 1985, jour de l’anniversaire de sa naissance, du parc offert par la ville de New-York, en souvenir infrangible de l’un des quatre fondateurs des Beatles… En amitié avec Yoko Ono, la veuve de John, Anne Filali a ainsi produit un livre-album, publié aux Editions du Cerf, un volume qui a maintenant valeur d’incunable. Ma contribution, datée du jeudi de l’ultime Pâques du IIe millénaire, s’intitule (arbres obligent) Paroles autour de jardins…

“Qui dit que les jardins ne se promènent pas et qu’ils ne font que pousser sur place, alors qu’en vérité, ils se déplacent, ils transhument, ils s’exilent…”

Si les jardins ne se promenaient pas, nous aurions la tête vide de toute imagerie. Plus pauvres encore serions-nous, parce que notre esprit serait vide de tout imaginaire. Nous ne nous exprimerions que dans une prose impersonnelle, sans saveur, sans piment. Sans surprise aussi. Etale. Désincarnée. Quelle terrible vacuité : nos rêves rendus à l’état de terre d’aucun témoin. Sans l’errance des jardins qui nous portent et que nous portons, une solitude viendrait à éclore plus intolérable que le néant lui-même.

C’est que les jardins sont des îles de chair végétale. Notre sang rejoint la sève de chaque herbe, de chaque liane, de chaque arbuste et de chaque arbre.

Ainsi moi qui suis né dans les parages immédiats du Jardin des Pamplemousses, 5e jardin botanique du monde, au nord de l’île Maurice, je sais que dans mes veines bruit, tendre et barbare, ainsi que toute vie en son mystère, la sève du talipot qui fleurit tous les cent ans. Osmose qui n’empêche pas la mort du talipot peu après sa floraison. Mais il importe que nous nous tutoyions en vertu du pouvoir et de la grâce d’un jardin…

Et voici que je pense à certains parmi les jardins qui me hantent. Ceux réels. Ceux aux noms qui n’ont jamais cessé de m’émerveiller, appris dans des livres et qui m’interrogent. Ceux plus secrets de mes rêves...

Je pense au jardin japonais dans la cour du Palais de l’UNESCO, au coeur de Paris : entre les arbres, les pierres et les rues, il y traîne une tranquilité comme un peu oubliée... Aux jardins bleus et blancs de Pretoria : jacarandas à vous faire croire que l’apartheid n’aura été qu’un cauchemar que désormais un pays gomme un peu plus fortement octobre après octobre... Au jardin de Lvov, où, les jours d’automne ukrainien, à midi, des femmes, l’air absent, fument des cigarettes blondes, seules, sur des bancs de bois vermoulu, et où, parmi les arbres un peu froids, j’ai longuement suivi du regard Aleftina ramassant des châtaignes tombées de nuit et que le vent a vernies...

Je pense aux jardins insulaires de mon enfance, fous de cerfs-volants en papier mousseline multicolore, dans le vacarme chantant de notre parler créole... Au jardin sacré de Kiomisu-nera : un silence tellement dru que j’ai couru me perdre dans les rues adjacentes de Kyoto, pleines de rumeurs et d’appels, pour me savoir à égalité malheureusement et heureusement mortel... Au jardin-forêt de la vallée de Mai sur lÎle Praslin dans l’Archipel des Seychelles : là pousse une variété de palmiers malicieux dont le fruit d’un accouplement mâle et femelle est le coco fesse aux formes arrondies, à ce point suggestives que femmes, hommes et enfants ne résistent que peu à le caresser, geste il est vrai innocent... A la Cité des jardins, village du comté de Nassau, dans l’ouest de Long Island, dessiné pour créer des parcs et des allées parmi les froids débris de moraine et la forêt séculaire... Au jardin dédié à la mémoire du poète congolais Gérald Félix Tchicaya U’Tamsi, adossé au mur d’enceinte d’Asilah l’hospitalière, face à la mer : ainsi jour et nuit, le vent mi-atlantique mi-méditerranée, mais marocain pourf sûr, relit ses paroles gravées dans le marbre...

Mais je ne peux me retenir de penser aussi aux jardins martyrs des villes fantômes de Hiroshima et de Nagisaki, au coeur mitraillé de Beyrouth, de Santiago, de Sarajevo, de cités, de bourgs, de villages partout en Afrique – terre qu’on croirait oubliée des dieux et pourtant ! Lieux où les jardiniers n’ont remué et ne remuent qu’os et cendres...

Je pense au jardin que l’on dit génésiaque. A sa soupçonnée splendeur et à l’insupportable présence des arbres du Bien et du Mal, sources de tant d’allégresse et de tourment. Symbole ou légende : aux anges et aux saints de trancher, moi je ne suis qu’un grain de poussière dans le vent de l’éternité, avec des jardins pour humains mémoire... Aux vrais ou faux jardins suspendus de Babylone... Au jardin des Hespérides – “les filles de la nuit” – dont ont n’a jamais su au juste si elles étaient deux, trois ou même sept, peu importe : vouloir vérifier les comptes de l’Antiquité est un leurre...

Je pense aux innombrables jardins qui ont peuplé mes rêves et que j’ai croisés tels quels dans mes voyages... Au merveilleux des jardins d’ici, de là-bas et d’ailleurs, où des enfants, quelles que soient leur couleur, leur condition, s’abolissent libres, en plein soleil ou sous la pluie, dans des jeux dont seule l’enfance connaît les règles...

Je pense souvent à un coin de jardin de nulle part et anonyme, où un couple d’aucun âge assis à la tombée du jour sur un banc de pierre, se regarde longuement, les yeux dans les yeux, sans mot dire: l’étreinte de leurs mains mêlées défie tous les angélus du soir...

Je pense à Neige, femme-jardin de toutes mes errances et de tous mes exils : elle seule connaît combien le végétal me noue à la Terre dans une alliance toujours recommencée...

Et je pense au jardin de Strawberry Fields, quelque part à New-York, quelque part en toi, en moi, en nous...


::: Noticia generada a las 7:47 PM




Powered by Blogger