Miscelánea de jardines  

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sábado, marzo 29, 2008 :::
 
Fuente: El Universal (México)
Fecha: 9-3-08
Autora: Cinthya Sánchez

El primer jardinero que floreció en EU


Mario le sabía a las flores desde los seis años de edad, habilidad apreciada en East Hampton, un edén de casas de 50 millones de dólares donde cada verano los millonarios abren sus puertas para exhibir el mejor jardín

TUXPAN, Mich.— La migración mexicana de East Hampton, lugar de descanso de Calvin Klein, Ralph Lauren, la familia de Jackie Kennedy y otros neoyorquinos millonarios, comenzó hace 30 años y tiene una conexión con un pequeño poblado de 20 mil habitantes en Michoacán.
La historia comienza por el amor a las flores y la inició Mario Coria, floricultor y primer migrante hispano que llegó a embellecer jardines de hasta 10 hectáreas ganando miles de dólares al mes por hacerlo. Mario le sabía a las flores desde los seis años de edad, habilidad apreciada en East Hampton, un edén de casas de 50 millones de dólares donde cada verano los millonarios abren sus puertas para exhibir el mejor jardín.
Mario, llegó en 1978 a East Hampton, creó una buena fama de jardinero que le sirvió por lo menos a 3 mil tuxpeños más que hoy trabajan, en su mayoría, en los jardines de millonarios empresarios de Manhattan o de personalidades de Hollywood.
Fue el primero en aguantar climas extremos, pues en East Hampton sólo en verano los termómetros suben. Fue el primero en demostrar por qué a los mexicanos se les paga más que a colombianos, salvadoreños y guatemaltecos. “Los mexicanos siempre trabajan bien y limpio”, le decían sus patrones.
Sin saber una palabra de inglés comenzó a comunicarse, primero a señas, después con algunas palabras, y dos años más tarde con un inglés perfecto. Para entonces ya cobraba 25 dólares la hora, trabajando los siete días de la semana, a razón de 10 horas diarias, por embellecer jardines y los patrones se lo peleaban, al grado de querer seducirlo subiéndole la tarifa por hora.
Cinco años después sus vecinos tuxpeños comenzaron a seguirlo, primero se llevó a 10. Sólo a 10, a ellos les enseñó jardinería y llegó a ser el jefe de todos. “Trabajábamos en unos 10 jardines, yo los coordinaba; a cada uno le daba órdenes porque los patrones querían que yo les trabajara personalmente, pero no podía con todos, así que enseñé a mis paisanos y poco a poco éstos trajeron a sus hijos, a sus hermanos, a sus cuñados, a sus padres. Al poco tiempo éramos cientos de tuxpeños sembrando plantas y de vez en cuando cocinando carnitas para los patrones”, narra.
El trabajo de jardinero en Hampton se fue cotizando. Al grado de que hoy un jardinero originario de Tuxpan gana hasta 4 mil dólares al mes, una cifra nada despreciable cuando la mayoría de los trabajadores mexicanos se les paga 7 u 8 dólares la hora, pero el prestigio no fue gratuito, lo inició Mario Coria a sus 28 años.
Primero guía, luego jardinero
Pero él dice que ni quería irse de migrante. A Mario la oferta le llegó en la avenida Reforma. Se encontraba trabajando en una construcción en la ciudad de México. Regresaba de una fiesta que duró toda la noche, pero en la que no tomó ni una gota de alcohol. Era domingo y caminaba hacia la Alameda. Una pregunta en un mal español fue la que cambió su vida y luego la del pueblo de Tuxpan. ¿Sabe cómo llegamos a Bellas Artes? Mario no sólo contestó a la pareja de una francesa y un estadounidense, sino que los encaminó. Cuando llegaron a las taquillas la pareja extranjera invitó a Mario al ballet. “Nunca había ido. Fue increíble”.
Al cerrarse el telón de Bellas Artes una amistad nació entre los extranjeros y Mario Coria. La francesa y el gringo decidieron quedarse a estudiar español y vacacionar por tres meses en México. Decidieron que Mario sería su guía, pero no querían conocer un México turístico, así que le pidieron los llevara a su pueblo. Querían ir a las ferias tradicionales no sólo de Tuxpan, sino de todo Michoacán. Asistieron a fiestas de XV años, a comidas dominicales, a bodas y a toda casa que les abriera la puerta y les sirviera comida mexicana.
Pronto la mujer francesa, como la llama cariñosamente Mario, se dio cuenta del amor con el que cuidaba el jardín de su casa. Se trataba de un jardín al que Mario le habría invertido por lo menos 22 años de cuidados, si contamos que comenzó a plantar flores desde que tenía seis años. Sus favoritas, las orquídeas.
La pareja tenía un restaurante en East Hampton y sabían que en aquel lugar las flores eran importantes. Que había exposiciones de jardines cada verano y que los millonarios que tenían casas de descanso invertían miles de dólares en embellecer sus espacios.
“Tienes un futuro si te vienes de jardinero a Hampton”, le dijeron. Mario recuerda que en 1978 no tenía ni idea donde quedaba la ciudad nombrada como la más bella de Estados Unidos. La francesa tardó tres meses en convencerlo, pero al terminar su estadía a México regresó con su pareja estadounidense y con Mario y su maletita a Nueva York.
Después de 30 años de habitar la ciudad de millonarios, Mario sigue sintiéndose un extraño en medio de los jardines de 10 hectáreas, por eso ha decidido no volver nunca y quedarse en Tuxpan donde apenas hay una docena de calles paralelas, pero donde sale a comprar su requesón y todo mundo lo saluda.
Hoy Mario Coria, es un hombre de 58 años de edad. Habita una casa en Tuxpan, Michoacán y se dedica todos los días a cultivar orquídeas en un jardín de 250 metros cuadrados. Tiene las dos nacionalidades, la mexicana y la estadounidense, que dentro de cinco años le traerá una pensión de mil dólares al mes que piensa gastarse en Tuxpan y no en East Hampton.
Da clases de ingles gratuitas. Reparte despensas entre los tuxpeños más pobres. Vende orquídeas a coleccionistas que aprecian el valor de las flores y espera en una casa de cinco habitaciones, que tardó siete años en construir, su pensión estadounidense que le dará mil dólares al mes. Cifra que le recuerda que la ganó a pulso por todos los impuestos que tuvo que pagar desde que legalizó su situación laboral.
No hay poder humano que lo regrese a East Hampton. Se sabe un migrante exitoso y no sólo por el premio Arlequín que le dieron por su trayectoria migratoria, tampoco por haber sido portada de la revista Time en 2006. “Después de todo, por fin puedo quedarme en paz y feliz con mis flores en Tuxpan y sé que labré un camino para mis paisanos”.


::: Noticia generada a las 5:46 PM


sábado, marzo 01, 2008 :::
 

Fuente: Teatro Naturali
Fecha: 1-3-08
Autor: Ciro Costagliola


Il ruolo del verde urbano nella pianificazione del territorio nelle aree metropolitane

Fra i parametri utilizzati per valutare la qualità della vita nelle città vi sono l’ampiezza e la bellezza degli spazi pubblici, tanto più in Campania, regione al centro di scandali ambientali

Certamente fra i principali parametri utilizzati per commisurare la qualità della vita nelle città vi sono la qualità e l’ampiezza dei suoi spazi pubblici. I criteri utilizzati per valutare il grado di vivibilità degli ambienti urbani sono rappresentati dalla presenza di spazi verdi urbani e periurbani, dalla presenza di aree attrezzate polifunzionali per il tempo libero, nonché dall’arredo urbano di qualità.
Il verde urbano, - alberature, giardini, siepi, fiorite, tappeti erbosi e quanto altro costituito da materiale vegetale vivo - assolve ad una serie di funzioni fondamentali. Notevole è la capacità delle piante di abbattere il livello d’inquinamento atmosferico, acustico, elettromagnetico, e di fitoclimatizzazione ambientale. La vegetazione, unitamente ad un sapiente uso dell’acqua e ad un ampio ricorso alle coperture vegetali, consente l’abbassamento della temperatura ambientale nei periodi estivi di diversi gradi. Il verde influisce sul mantenimento di un sano equilibrio fisico e psicologico dell’uomo offrendo momenti di relax a contatto con gli elementi della natura. Non trascurabile inoltre è la funzione estetica del verde che eleva notevolmente la qualità del paesaggio urbano, oltre alla funzione di abbattimento dell’anidride carbonica dell’atmosfera. Sforzo delle amministrazioni lungimiranti dovrebbe essere quello di puntare al recupero estetico e funzionale delle numerose aree marginali presenti nelle città con la finalità (oltre che estetico-funzionale) di abbattere il tasso di anidride carbonica nell’aria.
Risale al Rinascimento il costume di progettare complessi spazi verdi adiacenti ad edifici pubblici, privati o piazze. La tecnica, lungamente approfondita, ha permesso la concezione dei bellissimi e formali giardini all’italiana caratterizzati dalla presenza di ornamenti monumentali.
La Regione Campania, benché oggi attraversi una fase di impatto negativo, è un testimone privilegiato grazie a grandi disegni urbanistici del XVIII e XIX secolo in cui, nuclei di coagulazione sono stati le sedi reali Borboniche con i relativi parchi.
Questi ultimi sono veri capolavori dell’architettura dei giardini risultando funzionali e stilisticamente armonici non solo con gli edifici reali, ma anche con le aree esterne dove idealmente venivano riproposte le direzioni, le proporzioni ed il tipo di strutturazione presente all’interno del parco.
Opere di tale grandiosità non sono oggi, per ovvi motivi, più proponibili ma la salvaguardia e l’aumento delle aree verdi all’interno dell’abitato non rappresentano solo una legittima e semplice istanza ambientale, al fine di ridurre l’inquinamento atmosferico, acustico ed elettromagnetico, ma, nella prospettiva storica prima accennata, rappresentano il rispetto della nostra cultura e della concezione storica della Regione.
L’esistenza di spazi naturali, all’interno del contesto urbano, oltre che migliorare la qualità della vita, è elemento unico che rende possibile la sopravvivenza dell’uomo nell’ambiente del tutto artificiale della città.
Uno degli obiettivi che si vuole raggiungere con la realizzazione di più ampi spazi verdi nelle città, è il risanamento ambientale dei centri urbani. Il buon senso e l’osservazione del traffico cittadino può dare una misura del degrado ambientale nel quale si vive senza necessariamente essere supportati dall’analisi dello smog cittadino. L’inquinamento atmosferico della città non è un evento episodico, casuale, bensì una condizione costantemente presente.
Benché sia possibile osservare delle fluttuazioni legate a fattori atmosferici, basta veramente poco per superare il limite di guardia di questo tipo di inquinamento.
Da ciò la necessità di una maggior dotazione di aree pubbliche, in tal modo attrezzate, che siano mantenute secondo un livello di organizzazione e decoro tale da permetterne la fruizione.
In tal senso deve essere superata la tesi dell’idea del giardino e del parco pubblico intesi come entità individuali nel contesto urbano: ogni spazio verde deve essere considerato come parte integrante di tutto il verde cittadino e come tale inserito in un piano urbanistico generale. Cortili, spazi interni, giardini, concorrono ad una omogenea connessione fra gli edifici e gli spazi esterni.
Un’alberatura ad esempio, può dividere un percorso ciclabile da uno pedonale o automobilistico costituendo così una segnaletica non invasiva rispondente alle istanze di armonia e vivibilità che il cittadino richiede.
Sulla scorta di quanto esposto, la sola salvaguardia delle aree a verde attualmente presenti all’interno dei centri urbani non basta, ma è necessaria la previsione di più ampi spazi liberi tra le costruzioni e, laddove ciò non è possibile, comunque sfruttare le aree residuali come arredo urbano e risistemazione del verde.
Al fine di dare metodologia agli interventi da perseguire, è necessaria un’opera di censimento e catalogazione che fornisca una conoscenza completa e dettagliata del patrimonio botanico e relative aree a verde pubbliche e private oggi presenti. È più opportuno parlare di patrimonio, e non solo dal punto di vista ambientale, ma anche economico. Spesso, infatti, si dimentica che un solo esemplare botanico può raggiungere il valore economico di svariate migliaia di euro.
In particolare sarà necessario individuare gli alberi monumentali e gli esemplari tipici del periodo borbonico che naturalmente hanno caratterizzato l’aspetto dei centri urbani. Propedeutico sarebbe il censimento e la catalogazione degli alberi di canfora, le magnolie, i cedri del Libano, i vari tipi di araucaria, le Phoenix canariensis, le Chamaerops excelsa ed humilis, gli ippocastani, i tradizionali e bellissimi lecci, i tigli, i platani che originariamente costituivano le alberature dei viali Vanvitelliani, i monumentali Pinus pinea, le diverse specie di Citrus e via di seguito, tutte specie testimoni della storia della Regione Campania.
Una volta definita una opportuna simbologia, ogni area o bene censito andrà riportato su un’idonea cartografia su supporto sia cartaceo che ottico e ciò costituirà un indispensabile strumento conoscitivo per l’identificazione delle successive proposte d’intervento, fra cui alcune strategiche come può essere quella di sistemazione a verde con le relative attrezzature nonché l’identificazione delle linee di sviluppo e di ristrutturazione del territorio.
E’ ragionevole ipotizzare che per gli interventi di recupero e valorizzazione dell’arredo urbano e sistemazione del verde, le scelte delle specie arboree dovranno essere realizzate nel rispetto del contesto botanico, storico, architettonico esistente e delle esigenze fisiologiche delle piante, in relazione alle locali condizioni microclimatiche, evitando in tal modo la piantagione di specie del tutto avulse dal contesto fitogeografico. La sistemazione del verde e la realizzazione dell’arredo urbano deve comportare una omogenea connessione fra gli edifici e gli spazi esterni. È necessario puntare all’aumento del verde fruibile secondo funzioni ricreative, di percorsi pedonali alternativi e piste ciclabili.
E’ inoltre opportuno ipotizzare la definizione di un puntuale piano di prevenzione e lotta antiparassitaria nonché di razionale potatura delle piante. Infatti la maggior parte dei pini presenti nelle città sono attaccati dalla processionaria del pino, insetto che debilita la pianta fino a portarla alla morte, oltre che a determinare problemi di allergie alle popolazioni.
Purtroppo ben poco viene fatto per il loro risanamento. È appena il caso di accennare al punteruolo rosso delle palme (Rhynchophorus ferrugineus), originario dell’Asia meridionale e Melanesia, che sta determinando la morte di piante di notevole pregio. Infine evidente, anche per le persone meno attente, l’osservazione di potature, indiscriminate e prive di criterio, che si effettuano in molte città sulle alberature.La conseguenza è grave oltre che per il danno estetico per lo stress fisiologico a cui gli alberi vengono assoggettati con un danneggiamento che riduce la possibilità di sopravvivenza nel caso di avversità ambientali o biologiche.
La tutela e la valorizzazione di spazi verdi è divenuta un’esigenza tipica delle società ad economia avanzata, infatti è proprio nei Paesi più evoluti che si sono fortemente consolidate esperienze significative in merito alla tutela e valorizzazione del verde.In Campania negli ultimi anni è cresciuta l’attenzione verso il ruolo che il verde assume all’interno di ecosistemi complessi, ciò ha comportato un cambiamento di atteggiamento da parte delle amministrazioni locali nei confronti del verde.
Ragionare quindi in termini di ecosistema urbano, vuol dire rideterminare l’attuale modo di intendere la pianificazione del territorio, soprattutto nei medi e grandi comuni e nell’area metropolitana di Napoli, che deve indirizzarsi verso una crescita sostenibile in cui lo sviluppo delle risorse urbane deve essere coerente con l’esigenza di tutela delle risorse naturali.



::: Noticia generada a las 6:47 PM




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