Acosado entre jardines y censo
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- Le dije que vendría hoy…
- Sí, lo dijiste, pasa por favor - se retiro un poco de la puerta para permitirle la entrada

Carlos entró aspirando el aroma del perfume que ella usaba, vio cada detalle del recibidor, a no ser por un libro que estaba abierto y volteado en la mesa del teléfono, todo estaba en un perfecto orden.

- ¿Cómo estás? - pregunto Fabiola sin dejar de verlo a los ojos
- Bien gracias… ¿Y usted?

Sin decir más se acercó a él, agarró su cara y lo besó fuertemente, Carlos no se movió, se quedo quieto. Completamente inmóvil. Al ver que se ponía tenso le dijo:

- Esta bien…no es malo…relájate…bésame – lo decía acercándose provocativa.

Le gustaba jugar con la timidez de él, le causaba gracia ver a un hombre de cerca de 30 años con tan poca experiencia en el arte de amar. Esa era una de las principales "cualidades" que le atraían de Carlos, su inocencia mal ocultada. Desde que lo conoció - meses atrás - le había gustado y cada día aumentaba el deseo de sentir ese cuerpo joven y fuerte poseyéndola, le había insinuado que podía perder su trabajo si no acudía cuando lo citara, era casi una fantasía la que se cumplía ese día, le había invitado sin pudor "para hacer el amor" - como le dijo - y verlo ahí, solo significaba que había ido a "eso"…

Agarró su mano y se la pasó por la entrepierna, él dio un brinco como repelido por un rayo, quedo sentado al borde de una silla, su respiración fue en aumento, era excitante verlo así. Fabiola no lo soltó, comenzó a acariciar sus manos y al tiempo se frotaba las piernas con ellas.

Siempre tan elegante, tan alegre, saludándolo de una manera tan "afectiva". La sentía dominante de la situación y eso lo incomodaba un poco, en la oficina se lo habían advertido,
     "la esposa del jefe te ve de una forma que…"
     "ay manito ya te fregó la moderna acosadora"
     "esta tipa esta corrida y sin aceite en el motor"
     "No se le va uno vivo"
     "Te acosará hasta que caigas"
     "Esta vieja nomás con los más machos se mete"
     "No nos puedes fallar".
Impulsado por todos estos comentarios y la posibilidad de perder el empleo lo hacían acudir a la cita, había peleado con su novia semanas atrás, por una nimiedad, ella se había ido diciéndole que no la buscara más si solo pensaba en tener sexo con ella… no la buscó.

Carlos se levantó y comenzó por abrazar a Fabiola, quería "cumplir" con la invitación. La fue besando lentamente, los labios suaves y el aliento fresco le gustaban, recordaba a su novia, y las caricias que se daban, pensó en la diferencia de sensaciones, y lo contrastante, donde acariciar y besar eran un deseo y por otro lado, en ese lugar, una exigencia. Ella se comenzó a desvestir.

No dejaba de observarla, iba a besarla nuevamente cuando escuchó un fuerte golpe en la puerta, los dos se sorprendieron, había olvidado poner el pasador en la puerta, rápidamente Fabiola se acomodó su vestido, él se quedó quieto no acertando que hacer.

Tocaron nuevamente - ella se apuró en abrir

- ¡Buenos días! Venimos del censo de población para hacerles unas preguntas - decía una jovencita acompañada de otro muchacho de unos 15 años de edad.
- Solo queremos saber unos datos señora - decían sin quitar la vista de los botones de Fabiola, que se había quedado a medio abrochar
- Si claro, pasen por favor a la sala - les indicó por donde pasar, y se fue tras ellos

Carlos quedó en el recibidor, se escuchaba claramente lo que decían. Mientras esperaba que acabaran esas "visitas", se puso a verlo todo, y alcanzó a leer la portada del libro que estaba en la mesa- "El arte de un buen Jardinero" lo abrió y leyó la primera página :

"Un buen jardinero, antes que nada, debe buscar buena tierra para poder sembrar"
en eso escuchó la pregunta de la joven :
- ¿Cuántas personas viven en esta casa?
- además de las visitas, mi esposo, mis dos hijos y yo - contestaba Fabiola con un dejo de apuro -

"Se debe escoger las flores indicadas para cada terreno" decía mas abajo en el libro.
"ya que si no escogemos la que sea más acorde con el clima de la región, por más esfuerzos que se haga, nunca florecerán bellas"
Vio el libro con dibujos de variados instrumentos de labranza y plantas en la portada. De pronto se sintió mal en ese lugar donde ya tantos habían "sembrado" sin cosechar nada.
La encuesta seguía…

- ¿Cuántas horas trabaja su marido?
- Trabaja al menos ocho horas diarias... - decia Fabiola –

¿Ocho horas? ¡Mentira! El lo había visto trabajar casi las 24 horas, comiendo ahí mismo en la oficina, por no dejar ninguna cosa pendiente. Cada vez que algún amigo o conocido le preguntaba por que trabajaba tanto, su jefe contestaba lo "hago por la familia, para que nada les falte, porque la familia es lo primero".

- ¿Señora y usted a que se dedica?
- "ama de casa"…

¿Ama de casa?…¡Cazadora de amantes debió decir!, con que naturalidad contestaba todo, como si nada enturbiara su mente.

"Existen algunas plantas que necesitan más cuidados que otras, algunas poca agua y otras un riego más frecuente"
Era evidente que la planta de ese jardín necesitaba un "riego" muy frecuente y su jefe nada sabía de floricultura...

- ¿Hasta que grado de escolaridad llegó usted señora?
- Universitario, soy Administradora Publica

Mejor profesión no habría podido escoger - penso Carlos - administrar…al publico - solo faltaba que le preguntaran que era lo que les "administraba"…

"No todas las plantas dan fruto, aun siendo de una misma especie, eso se debe a diversos factores…"

Cerró el libro mientras seguía escuchando la encuesta, las preguntas no terminaban y las respuestas más parecían ser para su propia conciencia, vio la puerta, era como una separación entre este "jardín" ajeno y el suyo, caminó hacia ella, dio un ultimo vistazo a esa casa, salió y el aire fresco lo hizo sentirse muy bien.

Carlos se fue pensando en buscar una bonita flor para su jardín, buena tierra y …otro trabajo…

 

 

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