¡Paracelso al poder!
Ulises [@] [www]

Decorado: Prisión. Telarañas lóbregas cuelgan de las esquinas. Foto de tía en pelotas. Ventana con rejas. Jarro de agua con corrusco de pan encima. Mugre. Dentro, un reo ora en la posición de loto.
Entra un policía con corbata y se sienta. El de la posición de loto sigue a lo suyo, impasible. Pasan cinco largos minutos y el reo al fin abre una pestaña con infinita languidez. Mira con infinito desprecio a su carcelero y con infinita parsimonia extiende un pie. Esto último acompañado de un infinito sonido chirriante que hace sospechar que la artritis tiene algo que ver. Al fin habla, y su voz es serena como un estanque repleto de nenúfares.
- ¿Se le ofrece algo, buen hombre?
"Cagarme en tus muertos" - responde mentalmente el policía, pero en vez de eso articula:
- Si. Vengo a hablar con usted. ¿ Es usted. -soniquete de papeles al ser revueltos - el doctor. este. Jiñapáncreas?
- En efecto.
- ¿por la Universidad de.?
- Por el grupo de Medicina Paracontralternativa Paracelso, de Hinojosa del Robledo.
El policía detiene su bolígrafo con cansancio.
- ¿Y allí estudiaban medicina?
- Permitíamos que las fuerzas del cosmos nos penetraran mediante el uso de infusiones de peyote y adormidera. El flujo positivo vigorizaba nuestros miembros, depuraba nuestra alma y nos hacía incoordinarnos en el alma del divino Paracelso. Ese macrólido, inefable, apofántico éxtasis nos servía por sí solo para curar ¿quiere que se lo explique mejor?
- Eh.. no. pero usted - ruidillo de papeles - tambien usaba con sus pacientes una planta. ¿cómo se llama. esto.
- ¿Se refiere usted a la conocida como el néctar de Visnú?
- Bueno. yo tengo otro nombre, más científico. ¿y usted daba eso a todos sus pacientes?
- En efecto. Considero el hecho de diagnosticar represor, mezquino y estreñido. Incompatible con la simple y dulce libertad ¿quiere que se lo explique mejor?
- Eh. no. ¿Y sabe usted que la leche esa de Visnú ha producido necrosis aséptica del pene a cuatrocientos trece de sus pacientes?
  El doctor Jiñapáncreas parpadea, al parecer molesto.
- Néctar. He dicho néctar. La palabra leche está aquí fuera de lugar y tengo que decírselo, puesta al lado de la palabra Visnú, entorpece el sagrado río verbal y la paz de esta celda, ahora mi morada.
- Pero ¿ha oido el resto de lo que le dije?
- La jerigonza médica no me interesa.
- Quiero decir - el tono de voz sube ahora un poco - que se les ha caido el pito a cuatrocientos pacientes suyos con la mierda esa que les ha dado. ¿Pero es que no sabía que la planta esa era venenosa?
El doctor Jiñapáncreas suspira de nuevo.
- Eso es irrelevante. Yo me movía por impulsos apriorísticos tan bellos como el perfil de los arriscados montes de mi tierra, como el silencio engarzado en el amor. ¿Se lo explico mejor?
- Impulsos. apriorísticos.
- En efecto.
- ¿Y usted no se detuvo a pensar que a lo mejor. que tal vez. bueno que debió comprobar lo que decía... probarlo... no sé...
- Veo que usted maneja la estúpida religión de los hechos. Amigo mío, le tengo lástima.
El policía sale de la celda, despues de asistir a la descripción de una sociedad apriorística paracelsal basada en la unión mística del trabajador con el empresario y el engarce de Krisna entre el marido-proletario y la esposa-burguesa. Se para en medio del pasillo e incrédulo mira fijamente al exterior: algunos miles de personas gritan y agitan banderolas en las que se puede leer: "Paracelso al poder".

 

 

 

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